Vitoria. En buena hora se compró Javier Maroto su inseparable Ipad. Desde que arrancó en octubre la Cita con el alcalde, no hay byte que le sobre. La iniciativa ha recibido 518 peticiones. De éstas, el primer edil de Vitoria ha atendido personalmente 89 reclamaciones, 68 en su despacho y el resto en los campos de acción de los solicitantes. Otras cien las ha resuelto por teléfono o correo electrónico el hombre que realiza el primer filtro, el asesor de participación ciudadana Ángel Lamelas. Y, aun así, es tal "el interés de la gente y tan apretado el día a día del alcalde", que el plazo de espera para tener un vis a vis con el regidor de la Green Capital ha llegado a ser ya de cuatro meses. Quienes recelaban de la iniciativa seguramente no se esperaban semejante avalancha de peticiones.

La casuística de las solicitudes es muy variada. Hay quienes simplemente reclaman información sobre asuntos municipales tales como la tasa de las bodas, los horarios de cierre de los bares, la ley de accesibilidad, las actividades de la Green Capital... Y su curiosidad se resuelve con facilidad por teléfono o correo electrónico, dos vías con las que casi todos se dan por satisfechos. No obstante, ha habido otros temas que Maroto ha atendido personalmente por considerarlos lo suficientemente importantes como para ser tratados cara a cara y con tranquilidad. En estos casos, unas veces las citas han servido para dar solución al problema planteado, como cuando la asociación de padres del colegio San José de Calasanz solicitó sustituir los parkings en batería por línea para mejorar la visibilidad del paso de cebra. En otras ocasiones, como en la reunión mantenida con la plataforma contraria a la estación de autobuses, los encuentros han quedado en un cordial pero infructuoso intercambio de pareceres.

El perfil de los solicitantes de la Cita con el alcalde es de lo más variado. Jóvenes, adultos, ancianos, colectivos... La semana pasada, el primer edil se reunió con una señora de 76 años con un 75% de invidencia que quería tratar sobre el alumbrado y los contratiempos que presenta el transporte público para personas con su problema. El próximo día 19, por ejemplo, se ha programado un encuentro con treinta chavales de Federico Baraibar, que quieren cuestionarle los altos precios que deben pagar para acceder a servicios como el tranvía o las piscinas. Según Lamelas, son cada vez más los alumnos de centros educativos que reclaman un vis a vis con Maroto. Reuniones durante las cuales suelen surgir otras muchas cuestiones al margen de las planteadas inicialmente.

Ayudas sociales En los últimos meses, Lamelas asegura que se ha percibido un repunte importante de solicitudes para tratar sobre las ayudas sociales. Algunas de esas personas desean saber qué deben hacer para recibir las prestaciones, y en ciertos casos incluso desconocen a qué institución se deben dirigir, pero muchas otras lo que quieren es mostrar su preocupación y enfado "por la sensación generalizada de que hay fraude" en torno a esta cuestión tan sensible. En este sentido, se ha detectado que los ciudadanos suelen desconocer las medidas que se están tomando desde el Departamento de Asuntos Sociales para controlar a los beneficiarios de las subvenciones.

Guste o no la iniciativa -hay quienes sólo ven marketing político-, lo cierto es que la Cita con el alcalde ha saciado la inquietud de unos cuantos vitorianos. Fue Twitter lo que inspiró a Maroto para poner en marcha este canal de participación ciudadana. "A través de las redes sociales he descubierto que muchos ciudadanos anónimos han encontrado así la oportunidad de hacer preguntas al alcalde. Y eso me hizo reflexionar sobre la necesidad de crear un programa nuevo con el que no sea necesario pertenecer a un grupo de poder o a una asociación para poder reunirse conmigo", explicó en septiembre, durante la presentación de la medida.

La oposición receló de la iniciativa e incluso se llegó a comparar con Aló presidente, el programa televisivo del venezolano Hugo Chávez. No obstante, Maroto se reafirmó en su idea, con la que quiere demostrar que los políticos "no somos inalcanzables". La Cita con el alcalde tiene cuerda para rato.