Vitoria. Tan sorprendidos como interesados. Así se muestran representantes del mundo asociativo de Vitoria tras el debate abierto sobre el soterramiento. Estas entidades no ponen en duda los beneficios de esta operación, pero sí que se realice en el momento actual y con las cifras hasta ahora conocidas. A la pregunta de si, con 511 millones en la mano -en plan Lotería-, ahora llevarían a cabo el soterramiento, nadie respondió que sí.

"Hay otras prioridades. El debate sobre el soterramiento se hizo cuando todo marchaba bien, pero en la actualidad las inversiones deberían centrarse en mejorar la calidad de vida", apunta Rubén Rodríguez, de Bizikleteroak. La asociación de ciclistas urbanos insiste en que, desde su punto de vista, es clave avanzar en el desarrollo del Plan de Movilidad Sostenible o, por ejemplo, en mejorar las conexiones en tren con zonas como Agurain o Miranda, pero no invertir tanto tiempo en "proyectos que parecen imaginarios".

El portavoz de Ekologistak Martxan también comparte esa percepción de que el Plan de Movilidad necesita un nuevo impulso, más que embarcarse en "un embolado de 500 millones que ahora, la verdad, no parece factible". La opinión personal de Andrés Illana es contraria al soterramiento, un proyecto que vincula a una operación de ladrillo y de Alta Velocidad. Este representante ecologista cree que no habría problemas por mantener las vías actuales: "El Ayuntamiento parece muy preocupado por esta barrera, pero no por otras como las grandes avenidas con tres carriles a cada lado".

Las asociaciones de barrios afectados por esta cicatriz son las que más valoran qué podría suponer la desaparición de los raíles. Ése es el caso de San Cristóbal, donde el exportavoz vecinal Miguel Ángel Ruiz defiende que un cambio así supondría "un bombazo para el barrio. Sería pasar de estar a cinco minutos del centro en lugar de a 30, como ahora parece". Ruiz se muestra a favor del soterramiento, pero duda de que se vaya a hacer. Porque no hay dinero en las instituciones y porque se han dado pasos que generan suspicacia, como la creación de una nueva pasarela en Zabalgana.

Desde el nuevo barrio, el portavoz de la asociación Pasabidea, Mario Calvo, advierte de entrada de que "no estoy en contra del soterramiento", pero sí claramente a favor de que ahora las instituciones inviertan "en aspectos sociales, como Educación o Sanidad, antes que en infraestructuras". Este vecino de Zabalgana recuerda que algunas distancias en el barrio resultan insalvables por el paso del tren, pero también que el soterramiento parece lejano: "Se han tirado muchos globos sonda que habían creado una ilusión. Pero también hay que pensar en cuánto gasto tienen una operación y qué beneficios supondría".

En Salburua, mientras, han seguido con atención la adecuación de los pasos sobre el tren en Zabalgana. El portavoz de la asociación vecinal Salburua Bizirik, Iñigo Lemos, recuerda que este barrio tiene los mismos problemas para acceder a ciertas zonas, dado que esos puentes no se activaban porque "el barrio se construyó como si las vías fueran a soterrarse en un breve periodo de tiempo. Si no fuese así, habría que tomar medidas para mejorar la calidad de vida de los vecinos". Para Lemos, la crisis es "un añadido más" para pensar que el soterramiento puede retrasarse: "los políticos llegaron a decir que podía ser una realidad en 2017 o 2018, y luego dijeron que era imposible y alargaron las fechas. Pues ahora, con más razón".