vitoria. Hay veces que las omisiones cantan más que los temas que se ponen sobre la mesa. Ayer sucedió en la Comisión de Urbanismo a cuenta de la estación intermodal y los planes de redensificación para Salburua y Zabalgana. Pese a que ambos son proyectos urbanísticos de primer orden y pese a las preguntas insistentes del PNV y del PSE, el concejal del PP Miguel Garnica los rehuyó en sus dos turnos de intervención. Del primero ni siquiera hizo mención. Respecto al segundo, defendió la necesidad de crecer hacia dentro pero sin concretar si eso implica un proyecto para compactar Salburua y Zabalgana. Intermodal y redensificación: palabras, por ahora, tabúes.

El PSE y el PNV, aun así, quieren saber. El traslado de la estación de autobuses del parque de Arriaga a la plaza de Euskaltzandia aniquila, a su juicio, la ansiada intermodalidad, pese a que ésta era "el compromiso electoral número 178 del PP", recordó el portavoz jeltzale, Gorka Urtaran. "Fomento ha aceptado que el vestíbulo de la futura estación de tren esté al otro lado del parque. ¿Garantiza aún así la intermodalidad?", preguntó reiteradamente este concejal. El socialista Juan Carlos Alonso fue más allá, y advirtió de que es "incompatible" impulsar la terminal en la nueva ubicación gracias al apoyo de Bildu cuando este partido no está a favor del soterramiento de las vías del tren por el norte, proyecto íntimamente vinculado al anterior. Asimismo, este concejal advirtió de que exigirá "responsabilidades patrimoniales personales" en caso de que se produzcan denuncias por haberse hecho la modificación de este proyecto "sin anular ni convocar un nuevo concurso". Silencio de Garnica, que tampoco habló de redensificación, ni de los ascensores y el parking de El Campillo, ni de los costes que conllevará finalmente la paralización del BAI Center. "No me ha aclarado nada. No sé si porque no tiene respuestas o porque las tiene acordadas con otros grupos", dijo Alonso. "Estoy de acuerdo con su planteamiento general de ciudad, pero siguen las dudas", añadió Urtaran. Bildu tuvo más suerte. Obtuvo respuestas a sus preguntas sobre las funciones de Ensanche 21, las viviendas vacías -no hay plan concreto- y la necesidad de impulsar la participación ciudadana en los asuntos urbanísticos. El malestar, en su caso, tuvo que ver con el PSE, que no dejó de hablar de posibles pactos entre el PP y Bildu. Afirmó que respaldará todas las actuaciones que respondan a su modelo de ciudad, con independencia de las ideologías políticas. Garnica, por su parte, prefirió no entrar al trapo y agradeció el tono general de la comisión. Le olió a futuros consensos.