vitoria. Vitoria está cambiando. La capital verde se amolda a los nuevos tiempos y parece querer dejar lo antiguo atrás para mirar al futuro. Así al menos lo refleja la nueva distribución demográfica que refleja la ciudad. La juventud toma el relevo a la hora de adquirir pisos y lo hace para lanzarse a vivir a Zabalgana y Salburua, donde la economía y el espacio se lo permiten con más comodidad. Este éxodo hacia la periferia está provocando un cambio en el mapa poblacional de la ciudad. Si bien antaño se producía una concentración de habitantes en el Casco Viejo y sus alrededores, así como en las zonas de concentración de trabajadores, la tónica ha cambiado.

El centro se prefiere como lugar de ocio, compras y paseo, pero no de residencia. Lo mismo sucede con los antiguos barrios obreros de San Cristóbal y Zaramaga o la zona de Coronación. Antiguo hervidero de actividad vecinal, el balance no deja lugar a dudas. En esas zonas la desaparición de domicilios supera a la de los nuevos, según señala el padrón municipal. A la hora de buscar explicaciones, la lógica, de la mano de los datos de casas en las que disminuye el número de residentes, apunta a que la edad de los habitantes de estas áreas lleva a que las defunciones dejen más pisos vacíos así como el hecho del traslado de familias a hogares nuevos y más amplios. Así las cosas, sólo en estos tres vecindarios se ha producido una desaparición de más de un centenar de domicilios. Si a estos se les unen el Casco Viejo y Desamparados, la cifra asciende a más de 150.

Y es que la venta ya no se centra en estos barrios que cuentan con casas antiguas que requieren más que una limpieza de cara y lideran, en algunos casos como el de Coronación, la lista de los menos seguros. En una situación de crisis como la actual, los nuevos propietarios quieren hogares nuevos y, a poder ser, baratos y a eso sólo se accede a través de la vivienda de protección oficial que existe en la periferia.

Es precisamente gracias a la nueva vida en estas zonas que Vitoria sigue creciendo. La prolífica construcción en Zabalgana y Salburua ha llevado a que el balance entre el registro de nuevos domicilios y los desaparecidos se saldara el año pasado en positivo con 1.386 viviendas de reciente ocupación.

En expansión Es más, mientras que la mayoría de los barrios perdió vecinos, Salburua y Zabalgana recibieron más de los que perdieron, con un saldo favorable de 1.690 y 2.211 habitantes, respectivamente. Otro dato curioso, indica que el campo también se ha seleccionado como un lugar de destino más que de éxodo. Las zonas rurales noroeste y suroeste demostraron tener mucha aceptación el año pasado. Esto demuestra la tendencia de Vitoria a establecer también ciudades dormitorio o residenciales desde las que acceder a la capital donde se desarrolla el día a día.

En el otro lado de la moneda, la preocupación por la salida de habitantes se centra en Sansomendi (394), Zaramaga (348) y El Pilar (307), seguidos por el Casco Viejo (283) y Coronación (280). Estos datos apuntan a que, de seguir esta tendencia, la concentración demográfica cambiará totalmente en unos años para subir en la periferia y caer en el centro. De ahí que sean necesarios los planes de revitalización de la antigua Vitoria así como un redimensionamiento del mapa sanitario, escolar, de comunicación y servicios de la ciudad en las nuevas zonas.