Vitoria. Una cosa es ser permisivo y otra hacer la vista gorda. El Ayuntamiento ha decidido reducir a la mínima expresión el aparcamiento en doble fila o sobre la acera de los padres-taxistas para acabar con los problemas de tráfico que se registran en el entorno de la plaza Lovaina a la entrada y salida de los estudiantes de Marianistas y Urkide. En los últimos meses, la Policía Local había recibido multitud de quejas ciudadanas por las molestias que provocan estos vehículos, por lo que el gabinete de Patxi Lazcoz ha optado por endurecer el control cronómetro en mano. Desde ahora, ya sólo estará permitido estacionar durante un máximo de dos minutos y si el volumen de tráfico permite la deferencia.

Con la nueva medida, el equipo de gobierno confía en agilizar la circulación lo máximo posible para que el resto de ciudadanos no tenga que pagar, como hasta ahora, por los efectos directos de las dobles filas y los aparcamientos sobre las aceras: atascos desesperantes, retrasos del transporte público, dificultades para acceder tanto a garajes particulares como públicos y obstáculos para los viandantes. Un panorama que durante largo tiempo se ha manifestado en todo su esplendor en Luis Heintz, la calle donde se enclava la entrada principal del colegio Marianistas, por la manga ancha de la Policía.

Los únicos ciudadanos insatisfechos, y mucho, por la restricción son los padres que acostumbran a usar el coche para dejar y recoger a sus hijos. Tras años en los que no han recibido pegas de ningún agente municipal para estacionar de forma indebida unos minutos y cumplir con su misión, ahora se quejan de tener que pagar por "los abusos de unos pocos" y el "nefasto" ordenamiento del tráfico en el entorno de Lovaina. Isabel es una de las personas afectadas que pone rostro a este discurso. Afirma que ella es la primera a la que le gustaría tener un hueco en vez de subir el coche a la acera de Luis Heintz, si bien subraya que lo hace el tiempo justo para despedir a los niños o recogerlos en la puerta del colegio. "Y como yo, casi todos los padres, porque si usamos el vehículo es porque a continuación tenemos que ir a trabajar o vamos a comer con el tiempo justo. No por capricho", defiende.

Todos los padres coinciden en sacudirse la responsabilidad de la habitual congestión matutina y el más que frecuente caos vespertino. "Si se producen atascos es porque casi el cien por cien de los coches que circulan por Luis Heintz van dirección Ramiro de Maeztu. Por eso, se forma una fila hasta la otra punta. Además, cuando se pone verde el semáforo de Luis Heintz, se activa el rojo de Ramiro de Maeztu. Y si a eso le sumas el tranvía... Atasco garantizado", explica mientras otros dos progenitores asienten. Tan enfadados están que no dudan en considerarse unos perseguidos. Sobre todo porque, según dicen, la restricción de estacionar junto a los centros educativos, incluso en la zona de carga y descarga de Luis Heintz que se habilitó en el año 2006 para poner fin al caos, se está convirtiendo en una "prohibición a la hora de comer y a la salida del colegio por la tarde". Es decir, en los momentos en los que se acumula mucho tráfico. Y, a cambio, no les dan "ninguna alternativa".

La catedral Según los testimonios vertidos por los afectados, hace ya un par de semanas que el Ayuntamiento endureció el control hasta el punto de impedirles estacionar en su tramo de Luis Heintz "cinco días" seguidos. "He tenido que avisar a un padre de que estaba llegando para que me esperara en el semáforo en rojo y tirarle a los niños en plena carretera. ¿Eso son formas? ¿Así es como demuestran que velan por la seguridad de los menores?", se pregunta Isabel. Lo que han hecho otros padres es cambiar la ruta y entrar por Koldo Mitxelena, donde no suelen verse agentes. Ayer al mediodía, por ejemplo, había hasta siete policías en Luis Heintz impidiendo aparcar. Ni uno en la trasera de Marianistas y, por tanto, dobles filas a más no poder. "Pero ya sabemos que esto tiene los días contados. Además, de aquí a la puerta hay más distancia, así que entre que vamos y volvemos podemos tardar más de dos minutos, por lo que cualquier día me encuentro una multa", señaló otro afectado.

El escenario se ve muy distinto, sin embargo, con los ojos del resto de ciudadanos. Quienes habitualmente deben pasar con el coche por Lovaina sostienen que la Policía sigue dedicándose más a mirar que a evitar estos estacionamientos cuando hay mucho tráfico. Además, algunos recuerdan que los colegios de la zona firmaron un acuerdo con la empresa concesionaria del aparcamiento subterráneo de la Catedral para que los padres pudieron estacionar sus vehículos el tiempo justo para dejar los niños en clase. "Pero claro, eso les obliga a levantarse diez minutos antes", critica Iñigo. En cualquier caso, casi todos los conductores coinciden con los padres en la necesidad de buscar otra solución para evitar el caos sin grandes perjuicios.