Vitoria. Nunca el alcalde de Vitoria, Patxi Lazcoz, había tenido tan bonitas palabras para el aparcamiento de Amárica. Lo que en el año 2008 definía como "un marrón" heredado del anterior gobierno del PP que se veía obligado a gestionar para procurar los mejores resultados, ayer se apareció ante sus ojos como "un parking del siglo XXI con el mejor diseño, que permitirá al comercio del centro, potente y de calidad, competir con las grandes superficies". Era el día de la inauguración oficial del subterráneo tras 18 meses de obras; un nuevo macrogaraje en el corazón de la ciudad que festejará su apertura con acceso gratuito hasta el martes de la próxima semana inclusive.
La visita a las instalaciones, muy luminosas y coloreadas de naranja y azul, puso imagen por fin a los números. En total, el aparcamiento dispone de 340 plazas: 108 de rotación en la primera planta, 116 también de rotación en la segunda, y otras 116 en la tercera para residentes. "Y, además, en los dos primeros pisos disponemos de 24 aparcamientos para motos y 40 para bicicletas", recordó el presidente de Vinci Park, José Antonio Sánchez, para cuya empresa es "un orgullo" poder ubicar una infraestructura de estas características en Vitoria. "Desde este momento, nosotros también somos comerciantes de esta zona de la ciudad", subrayó ante su nuevo jefe, el presidente de zona de Gasteiz On, Alberto Cabos, y compañeros de plaza como el empresario Esteban Seijas.
Los inicios, en cualquier caso, no están siendo los más deseables. Hubo que esperar a las preguntas de los medios de comunicación para que Sánchez confirmara lo que cabía oir: que las únicas cinco plazas que se han vendido "no cumplen las expectativas" que Vinci Park se marcó antes de las obras. Por eso, ahora lo que toca es "buscar una solución". ¿Pero cuál? El aludido se limitó a señalar que habrá que encontrar una salida en colaboración con el Ayuntamiento que conjugue la necesidad de rentabilizar el proyecto con la de la movilidad. Así que podría suceder, por ejemplo, que todos los huecos sin comercializar pasen a ser de rotación, el miedo que precisamente tiene la plataforma de vecinos y comerciantes contraria al parking, Vitransitable. Esa decisión conllevaría un aumento de tráfico aún superior del que ya se esperaba en una calle de por sí movida como es Florida.
Además, las consecuencias derivadas de la casi nula comercialización de las plazas reservadas para residentes pone sobre la mesa un debate ya viejo que ha acompañado al proyecto incluso antes de las obras: ¿hacía falta un aparcamiento con plantas de rotación, otro, en la zona centro de la ciudad? El gabinete Lazcoz lo impulsó en solitario, sin el apoyo del resto de grupos municipales y contradiciendo la filosofía del Plan de Movilidad Sostenible, con el argumento de que la otra opción, la que había heredado del PP, era peor.
Recordemos las líneas generales de esta rocambolesca historia: 48 horas antes de las elecciones municipales de 2007, el gobierno de Alfonso Alonso contrató a Vinci Park para construir un parking en Renfe a pesar de que la ubicación elegida podría ser un obstáculo en la futura liberación de los terrenos ahora cosidos por las vías del tren. Eso fue lo que se encontró Lazcoz, quien siempre había preferido un parking mixto en Amárica amparándose en que era lo que solicitaban los comerciantes. El caso es que, curiosamente, en enero de 2008 Vinci Park presentó un plan de viabilidad para hacer un parking en Amárica, alegando escasez de rentabilidad económica del proyecto de Renfe. El gobierno socialista aceptó el argumento, anuló el contrato de Renfe e hizo un nuevo concurso pero para Amárica. Ganó Vinci Park.
"un capricho" El PP, al que siempre le ha escamado la citada sucesión de hechos, no dejó escapar ayer la oportunidad de criticar al alcalde. "Hoy se inaugura otro capricho de Lazcoz, en contra de vecinos y comerciantes, en contra del resto de grupos municipales, en contra del Plan de Movilidad porque va a congestionar el centro al atraer más tráfico, ruido y contaminación cuando la idea es sacarlo de allí con parkings disuasorios, y en contra de la Green Capital", denunció el portavoz popular, Javier Maroto. Pero, ¿acaso no habría sucedido lo mismo en Renfe?