vitoria. Patxi Lazcoz afronta su cuarto año de legislatura al frente de la Alcaldía con el peso de la crisis a la espalda. Y con la necesidad de pisar el acelerador para poder recoger los frutos sembrados antes de que los ciudadanos introduzcan de nuevo su voto en las urnas en la primavera de 2011.

El tiempo aprieta y la coyuntura socioeconómica no acompaña, así que este último ejercicio será clave para su reelección como alcalde. Necesita una -o varias- bazas con la que ilusionar a los vitorianos y todo apunta a que esperará a la primavera para poner la primera piedra del auditorio o de la estación de autobuses. Aun así, está por ver la factura que puede pasarle el efecto Zapatero. En su haber tiene el impulso dado al soterramiento del tren tras más de una década de bloqueo y el avance del Plan de Movilidad que, pasito a pasito, ha hecho que mejore el transporte urbano.

El miércoles se cumplen tres años de la investidura de Lazcoz como alcalde. Y ese mismo día arranca en el Ayuntamiento el debate sobre el estado de la ciudad, dos intensas jornadas en las que el gobierno y la oposición harán balance de la gestión municipal del grupo socialista. Es previsible que el primer edil arranque su discurso con un análisis moderadamente optimista de la realidad que vive la ciudad para, a continuación, detallar las actuaciones a desarrollar a partir del otoño. Y también probable que descubra alguna de sus cartas -el pasado año anunció las nuevas líneas de Tuvisa-. No se espera, a priori, una intervención demasiado autocrítica, sino más bien centrada en los éxitos obtenidos. Para enumerar los fracasos habrá que esperar la réplica de la oposición.

Lazcoz pasa así página a tres años de luces y sombras y apura el final de la legislatura con las manos atadas por la situación económica y la obligación de acatar las medidas anticrisis decretadas por Zapatero. Tiene ante sí una ciudad con el 11,2% de paro, 18 millones más de deuda que el pasado ejercicio, lo que eleva los números rojos a 121 millones, comedores sociales saturados, familias medias a punto de caer en el umbral de la pobreza si no lo han cruzado ya y costosos proyectos por financiar, como la estación de autobuses o el auditorio.

Si el pasado ejercicio fue el del despliegue de los carteles del Plan E en la calle, éste va a ser el de los recortes en el Presupuesto. Siete millones de euros quiere ahorrar el alcalde con la rebaja del sueldo a los funcionarios -un 7% máximo, frente al 8% de los concejales y el 10% de su propia nómina-, lo que ha irritado enormemente a los trabajadores del sector público.

los vecinos miran con lupa Críticas que también arrecian desde el movimiento ciudadano tras el nacimiento de la plataforma Cauce Vecinal, que mira con lupa la gestión socialista mientras constata el fracaso de la participación ciudadana en asuntos de vital importancia como la estación intermodal de Arriaga o el tranvía de Abetxuko.

En los nuevos barrios, al malestar por el aumento de robos en garajes y camarotes se suma el anuncio de levantar más viviendas (algunas de ellas torres) en parcelas reservadas para equipamientos educativos, sociales o deportivos. Hasta el esfuerzo realizado en política social parece desvanecerse porque el tijeretazo, tarde o temprano, también llegará a las ayudas destinadas a personas mayores, recién nacidos (Bebé-Laguntza) e indigentes. Ni tan siquiera la puesta en valor de Vitoria como capital de Euskadi ha cuajado -un empeño personal del alcalde- en una ciudadanía más preocupada por cómo llegar a fin de mes que por adoptar nuevas señas de identidad.

En su investidura, Lazcoz proclamó diálogo y consenso, precisamente lo que sus opositores le achacan ahora. La difícil interlocución con el PP de Javier Maroto ha obligado al alcalde a apoyarse en el PNV de Malentxo Arruabarrena. De los nacionalistas ha recibido hasta ahora el respaldo necesario para sacar adelante los presupuestos, el auditorio o la estación de autobuses; una estrecha colaboración que no impide a los jeltzales suspender la gestión del gobierno.

los que más cotizan "Vamos a ver una ciudad mucho más implicada en los proyectos de país, y un Gobierno Vasco más implicado en Vitoria", declaraba el alcalde hace sólo un año a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA después de que Patxi López fuera nombrado lehendakari. Y sí que Lakua ha anunciado importantes inversiones en Gasteiz. En concreto, un mínimo de 120 millones de euros para ampliar Txagorritxu y convertirlo en el nuevo Hospital Universitario de Álava. Una ambiciosa operación que se ha visto ensombrecida por el anuncio de desmantelar Santiago o así lo han entendido, al menos, los trabajadores del centro. Y los usuarios. Y los partidos, a los que no les ha gustado nada que se abra la puerta a la especulación en esta céntrica manzana.

En cambio, el alcalde sí ha sido capaz de trabajarse el consenso necesario para definir la ampliación del tranvía y que no vuelva a suceder lo de Abetxuko. Tras meses de tiras y afloja, cada partido ha cedido un ápice para que el metro ligero llegue, primero a Adurza, la universidad y Mendizorroza; después a Zaramaga, vía Los Herrán y, por último, a Salburua y Zabalgana.

Pero si hay dos políticas que avalan la trayectoria de Gasteiz y suben la cotización de sus políticos son vivienda y medio ambiente. Así, la expansión urbanística que aceleró Alonso ha servido para que Lazcoz recoja los frutos: el anunciado final de las listas de espera, de los sorteos de pisos y el inicio de una nueva política basada en la construcción de pisos de VPO a la carta a partir del año 2012.

Y pese a los intentos del Gobierno Vasco por pintar de amarillo la ciudad en Fitur, el verde de Vitoria se ha expandido por los países de la Unión y, aunque el propio Ayuntamiento reconoce que está muy complicado, la ciudad compite para ser Capital Verde de Europa frente a Barcelona y Malmö (Suecia). Pero eso será en otoño.