- Bruselas ha decidido evitar los errores del pasado y apostar por un “nuevo comienzo”: un plan migratorio que descarta obligar a los países de la UE a acoger solicitantes de asilo y apuesta por proteger las fronteras y agilizar el retorno de quienes no puede permanecer en la Unión.

Han pasado cinco años desde la “crisis de los refugiados” en la que cerca de 1,9 millones de migrantes, en su gran mayoría refugiados, llegaron a la UE huyendo de Siria, situación que generó tensiones en la UE por la negativa de Polonia, Hungría, Chequia y Eslovaquia a participar en su acogida. Ahora las cifras son muy inferiores (142.000 en 2019) y solo un tercio tiene derecho a pedir el asilo. El cambio de realidad justifica un cambio de enfoque, según Bruselas, para explicar la nueva propuesta, menos centrada en la acogida de migrantes que en su devolución.

Un pilar de la propuesta es dotar a la UE de procedimientos más efectivos para controlar las fronteras exteriores e incluye por primera vez una “evaluación previa” de los migrantes que cruzan de manera irregular o han sido desembarcados tras una operación de búsqueda y salvamento en el mar.

Serán identificados, se harán controles de seguridad y sanitarios, huellas dactilares y se les registrará en la base de datos Eurodac para gestionar la inmigración irregular.

Ese examen servirá para decidir si deben seguir un procedimiento normal de solicitud de asilo o uno fronterizo, lo que agilizará los retornos. Y se incluirá un mecanismo de control para evitar devoluciones en caliente.

El paquete de medidas introduce un mecanismo de solidaridad. Si un país sufre “presión” migratoria, algo que evaluará Bruselas, se activará el mecanismo que obligará al resto a elegir entre acoger a parte de los migrantes, participar en las devoluciones o implicarse con un apoyo operativo, por ejemplo financiando la construcción de un campo de refugiados.

En el caso de los migrantes rescatados en el mar, se acogerá a quienes necesiten protección, con un sistema de contribuciones nacionales basado en aportaciones voluntarias.

El nuevo mecanismo también servirá para las situaciones de “emergencia”, por ejemplo si se repitiera la crisis de 2015. El paquete incluye “retornos patrocinados”, en los que podrán participar países que no quieran acoger migrantes pero sí ayudar en las devoluciones. Podrán organizar vuelos de retorno o gestionar contactos diplomáticos para facilitar devoluciones de migrantes, directamente entre Estados y sin intervenir la Comisión.

Se crearán vías legales de entrada y se impulsará el reasentamiento de quien ya disfruta de protección internacional pero está fuera de la UE. Además, se buscarán “asociaciones” con países terceros para que accedan al mercado europeo personas que se ajusten a las necesidades.

España, descontenta. España quería un mecanismo de solidaridad obligatoria basado en la reubicación de personas, lo contrario de lo que propone el plan.

Próximos pasos. El Parlamento Europeo y el Consejo deberán examinar y dar el visto bueno a la propuesta para que entre en vigor.

La presidenta de la Comisión Europea se mostró satisfecha.