ATENAS - Casi una década después del primer rescate financiero a la economía griega, el Gobierno de Atenas comienza a dar por finalizada una de las etapas más oscuras de la historia reciente del país marcada por una crisis de deuda soberana que puso al borde del colapso a toda la Eurozona. Así lo pone de manifiesto el anuncio de Kyriakos Mitsotakis, primer ministro heleno, sobre el cierre de la oficina del Fondo Monetario Internacional (FMI) en la capital del país. “Acojo con satisfacción nuestra decisión común de cerrar la oficina del FMI en los próximos meses y seguir cooperando como país que ha salido del austero marco de supervisión del FMI”, señaló el líder del partido de centroderecha Nueva Democracia, electo como primer ministro el pasado verano. “En los últimos seis meses (?) hemos iniciado un nuevo período de crecimiento y de reformas estructurales efectivas”, añadió el mandatario griego, quien también esgrimió que “ha llegado el momento” para una discusión con sus socios de la eurozona ya que “no hay motivo para estar limitado por estos elevados superávits primarios”.

El líder griego se suma de esta manera al grupo de jefes de Estado y de Gobierno europeos que en los últimos meses vienen reclamando una revisión sobre las normas de gasto de la Unión Europea al tiempo que fuentes de su Ejecutivo apuntan, según recoge el diario heleno ekathimerini, que esta decisión marca “el final de la crisis en el país”.

Una afirmación que parece ir en consonancia con los cálculos de las instituciones europeas, que certifican la tendencia alcista del crecimiento económico en el país heleno. Según las proyecciones económicas de otoño de la Comisión Europea, la economía griega crecería un 1,9% en 2019, aumentando hasta 2,3% en 2020 y el 2% en 2021, una cifra muy por encima del 1,2 % estimado para el conjunto de la Eurozona. Sin embargo, esta tendencia al alza ya se venía observando en los últimos años. Durante la legislatura del Gobierno de Alexis Tsipras, líder de la formación de izquierda radical Syriza, la economía griega ya creció a ritmos del 1,5% en 2017 y del 1,9% en 2018.

El frente en el que, por el momento, ningún Ejecutivo ha logrado avances especialmente significativos es en la evolución de la deuda pública, que continúa siendo la más alta de la UE y de las más altas a nivel global, situándose aún en el 177 % del Producto Interior Bruto. Unas cifras que unidas a la cifra de desempleo, que marca mínimos desde 2011 pero sigue siendo la más alta de la UE con un 16,4 %, auguran aún un largo proceso de recuperación, aunque esta vez sin la supervisión más estricta del FMI. - A.S.Camarasalta