2ª ola agosto-septiembre 2020

- Tras terminar el más severo de los confinamientos vividos hasta el día de hoy, se entró en un proceso de desescalada que culminó en el verano. Y con la segunda ola, casi todas las comunidades cometieron el mismo error. “En junio, se consideró equivocadamente que habíamos controlado y superado la situación. Sin embargo, nos esperaba una segunda ola que obligó a volver a declarar la emergencia sanitaria el día 17 de agosto”, reconoce el propio Departamento de Salud del Gobierno Vasco.

Y es que las tasas de transmisión se redujeron hasta niveles mínimos al inicio del verano. En Euskadi, por ejemplo, entre primeros de mayo y el 15 de julio de 2020, la tasa de incidencia acumulada en 14 días se mantuvo por debajo de los 50/100.000 habitantes. Esto permitió, entre otras cosas, que el 12 de julio se pudieran celebrar las elecciones al Parlamento Vasco. Pero llegó la segunda ola y además, con varios brotes epidémicos. El primero, en el mismo mes de agosto.

Fue en aquella época cuando la entonces consejera, Nekane Murga, vaticinó que lo que venía no era una ola sino un “tsunami”. El temor a picos epidémicos estaba siempre ahí y la incidencia de las nuevas variantes del virus no permitía relajación ninguna. A finales de septiembre la curva comenzó a registrar un leve descenso, y parecía que la ola finalizaba ahí. Pero a partir de mediados de octubre, la curva remontó de forma abrupta.

Este crecimiento alarmó a las autonomías, que comenzaron a decretar cierres perimetrales y a hacer llamamientos para que se cancelaran los viajes y las visitas a otras comunidades durante los puentes festivos. El mantra en aquellos días era “salvar la Navidad”. Pero tampoco se logró.