ursan Segundo de Bachillerato, pero también de pandemia y, a estas alturas, se las saben todas. “Son conscientes de que estos días se la pueden jugar y están más nerviosos por cuidarse y que los de su alrededor también lo hagan. Alguno dice que se va a autoconfinar”, cuenta la profesora María Jesús Ferrer. Suena a frase que se lleva el viento, pero lo cierto es que hay estudiantes que van a encerrarse a cal y canto para poder hacer la selectividad en la convocatoria ordinaria, los próximos días 8, 9 y 10 de junio. “Si enfermaran o estuvieran en cuarentena, podrían examinarse en julio, pero ya pierden el ritmo, no tienen a quién preguntar... Les entra ese miedo y prefieren presentarse en su turno”, apunta la docente. Como prueba de que la cosa va en serio Izaro López, una de sus alumnas del instituto Botikazar, de Bilbao, tenía previsto enclaustrarse ya. “Tengo la idea de autoconfinarme diez días antes del examen para no correr riesgos y poder hacerlo en la primera convocatoria. Me quedaré con mi madre, con cuidado, para no estar sola y mis hermanos se irán con mi padre a casa de mis abuelos o no sé, pero algo haremos”, planeaba a mediados de semana.

María Jesús Ferrer, profesora

“No creo que las notas tengan que ser peores”

“Este curso ha sido tan duro como el anterior”, da fe María Jesús Ferrer, profesora de Química de Segundo de Bachillerato en el instituto Botikazar, de Bilbao. “Empezamos una semana más tarde y no la hemos recuperado. Siempre teníamos la duda de ¿Hoy quién va a caer? y tener que combinar presencial y on line ha sido estresante”, resume. Pese al “cansancio” del profesorado y el “agotamiento físico y mental” del alumnado, que “este año esta haciendo un esfuerzo extra, empieza a estar un poquito harto de la situación y con tantas normas se siente enjaulado”, Ferrer lanza un mensaje tranquilizador en estos días, previos a la selectividad, de nervios a mil y paseos a la nevera. “A priori no creo que las notas tengan que ser peores. Por parte de la universidad y del Gobierno hay una sensibilidad en dejar una mayor optatividad, de forma que puedan elegir lo que mejor les sale y lucirse más. Eso les facilita, sin bajar el contenido, poder mantener sus notas”, confía.

Dado que “sus metas no han cambiado, hay grados con una exigencia muy alta y quieren llegar ahí”, están “superpreocupados, estudiando bien la jugada para que las asignaturas que elijan para subir nota, aparte del bloque de selectividad, sean las que mejor lleven”. Esta inquietud se ha reflejado en las clases de preparación para la prueba que imparten en el instituto. “Otros años eran más remolones. Este vienen más porque tienen más dudas, más inseguridad y están más nerviosos”, señala.

Izaro López, 18 años

“Estoy nerviosa porque te juegas tu futuro”

De pequeña quería ser matrona y su vocación aún perdura. Izaro López, alumna del instituto Botikazar, lo está dando todo para alcanzar el 11,9 que le abra las puertas a cursar Enfermería y cumplir su sueño. Tras un curso “especial”, que han “vivido con estrés y la presión desde el primer día”, enfilan la recta final. “Es un último esfuerzo. Estoy un poco nerviosa, con tensión, porque te juegas tu futuro. Tengo ganas de terminar ya, hacer la selectividad y que me salga bien”, afirma esta joven, que está “metiendo horas, sobre todo con Historia y las asignaturas más difíciles, para no dejarlo todo para el último momento”.

Tras sendos confinamientos de diez días, por ser contacto estrecho de dos positivos, admite una pequeña merma en las calificaciones. “Después de estar confinada, vuelves a clase un poco perdida, pero luego te vas incorporando. Quizás sí hayan bajado algo mis notas en algunas asignaturas, pero, en general, me mantengo en mi línea”, sostiene.

Ander Ubarretxena, 17 años

“No creo que lo pongan tan fácil como en 2020”

Estudia Historia por su cuenta y acude a las “clases “voluntarias de repaso” de Matemáticas, Física, Dibujo Técnico y Lengua que imparten en el instituto Usandizaga, de Donostia. Tras los exámenes globales y una semana de vacaciones, Ander Ubarretxena pone todo de su parte para conseguir el 8,3 que le dé acceso al grado de Creación y Diseño que quiere cursar en la UPV/EHU. “No creo que lo pongan tan fácil como en 2020 porque, aunque la pandemia ha afectado a algunos centros y personas, en general no ha sido el mismo golpe que fue en el curso pasado, cuando hubo gente que se perdió una evaluación entera y tuvieron que bajar los contenidos de todo”, explica. De hecho, ha visto exámenes de selectividad de antes y después del coronavirus y ha notado la diferencia. “En un examen de Lengua de 2019 te pedían definir unos conceptos y te los tenías que saber de memoria y en el de 2020 te daban la respuesta escrita y solo tenías que unirla con la palabra correspondiente”, dice.

Tranquilo, “porque hemos estado hablando de contenidos que pueden caer y en mi clase, en general, vamos bien preparados”, Ander confía en que “este año tampoco lo pongan muy difícil”. De entrada, en su centro no se han tenido que saltar “casi ningún tema” y cuenta con el comodín de “que este año se pueden escoger los ejercicios”. “En vez de elegir el examen modelo A o B, puedes hacer una pregunta de cada. Esta facilidad se agradece porque en Historia, por ejemplo, hemos podido descartar mogollón de temas gracias a eso”, confiesa este estudiante, que solo ha tenido que confinarse una vez. “Me coincidió con las globales y las tuve que hacer más tarde, pero al menos no perdí temario”.

Asier García, 18 años

“Como no se podía salir, estudiaba más”

Dice que las asignaturas que más le puntúan para hacer Enfermería, como Matemáticas, Biología y Química, son las que mejor lleva. Quizás por eso aún mantiene “la calma”. “Igual la semana que viene ya no, pero de momento estoy tranquilo”, asegura Asier García, que acude a las “clases de refuerzo”, en el instituto Botikazar, y estudia en casa. “A la biblioteca no tengo pensado ir”.

Lejos de lo que se pudiera pensar, en su caso la pandemia ha mejorado su expediente. “En febrero estuve confinado diez días. Nos retrasaron los exámenes, tuve bastante tiempo para estudiar y me salieron bastante bien”, apunta y añade que “el único problema” era que algunos profesores no impartían clase al alumnado en cuarentena. Los cierres perimetrales, las limitaciones de reunión, el toque de queda... Las restricciones han contribuido asimismo a mejorar sus notas. “Como no podía salir o no me apetecía porque no había mucho que hacer, me quedaba más en casa los findes y estudiaba más”, comenta.

Maialen Gómez, 17 años

“Lo llevo bien, pero estoy quemada del curso”

Maialen Gómez no es de esas estudiantes a las que les pilla el toro. Dos semanas antes de examinarse, ya estaba hincando los codos. “Prefiero empezar pronto y meter menos horas al día. Lo llevo bien, pero estoy bastante quemada ya del curso. Noto que rindo menos que al principio y tengo bastantes ganas de terminar”, ansía esta alumna del instituto Usandizaga, que quiere estudiar Traducción e Interpretación en Gasteiz. “Necesito un 10,2 de 14”, detalla.

Como Maialen no ha estado confinada y no tiene “mucha costumbre de salir”, la pandemia no le ha afectado “personalmente”, aunque sí se ha dejado notar en el aula. “Empezamos el curso una semana más tarde y hemos ido más pillados de tiempo. En ese aspecto sí ha sido estresante. A los profesores también se les nota más preocupados”, percibe.

Consciente de que van a tener más opciones para elegir en las pruebas, presume que “igual por eso puede ser más fácil”, pero no las tiene todas consigo porque “el temario es el mismo”. No obstante, se centrará más en repasar algunos temas, al tener esa oportunidad extra de descartar otros en el examen. “Si tuviera un mes y algo, ya que me pongo, lo prepararía todo, pero teniendo un tiempo bastante limitado, si puedes elegir estudiar menos y mejor...”.