Se avecinan días difíciles. El lehendakari, Iñigo Urkullu, dibujó ayer un panorama oscuro para el próximo mes. Alertó del peligro de una cuarta ola y reclamó a la ciudadanía vasca "rigor y compromiso" con las medidas restrictivas para "evitar una vuelta atrás". El lehendakari anticipó así un incierto futuro dada la preocupante expansión de la variante británica y la suspensión de la vacuna de AstraZeneca. Y es que la pandemia parece enquistarse de nuevo en Euskadi. Rompe la curva de descenso de contagios y supera la barrera de los 200 casos por cien mil habitantes, (206 el martes) una de las peores tasas de incidencia de todo el Estado.
Solo doce días después de haber levantado el cierre perimetral de los tres territorios, el coordinador para el control de la pandemia, Jonan Fernández, también lanzó otra advertencia y anunció la posibilidad de nuevos cierres perimetrales en Semana Santa, al admitir que la CAV está "ante un nuevo movimiento de la curva epidémica". "En este momento, tenemos medidas bastante restrictivas en vigor y un acuerdo con las comunidades autónomas para todo el puente y la Semana Santa, pero, si hubiera una evolución especialmente negativa en los próximos días, no se puede descartar que se tuviera que tomar más medidas", manifestó.
Porque los datos epidemiológicos continúan sin ofrecer señales de alivio. Euskadi volvió el martes a superar los 100 pacientes en la UCI cuando, por ejemplo, a finales de octubre eran apenas 75. Las malas noticias también están apuntaladas por el R0 que continúa su racha negativa y ya está de nuevo por encima de uno, en concreto alcanza el 1,13.
Con este incierto futuro, Urkullu, realizó un llamamiento a mantener "la tensión en el cumplimiento de las medidas preventivas contra el covid-19 para que no haya una vuelta atrás y se puedan salvar vidas en caso de que se produzca una nueva ola de la pandemia". Además, advirtió de que en Euskadi, para hacer frente a una posible nueva ola, se partiría de "un mayor tensionamiento" en las UCI que en anteriores ocasiones. Así, recordó que en marzo la ocupación de camas en las Unidades de Críticos ha superado el umbral del 35%. "Aunque remita la ola, la situación que deja sigue siendo de alta preocupación".
Urkullu realizó este aviso a navegantes en una entrada publicada en sus redes sociales. "La situación ha mejorado, pero la incertidumbre se mantiene. La predicción es incierta y es difícil adelantar cuál será el escenario en los próximos meses, semanas e incluso días", añadió.
A su juicio, estas semanas hasta la segunda quincena de abril, "van a ser determinantes". Iñigo Urkullu citó los factores que "alimentan la incertidumbre", como la extensión de las nuevas variantes, las dudas científicas en torno a la vacuna de AstraZeneca, el estancamiento en la tendencia descendente, el repunte en la tendencia en países del entorno, "y el efecto negativo que pudiera tener la relajación social". Por ello, invitó, de nuevo, "al rigor y la cautela en unos momentos en los que crece la movilidad y se aproximan periodos de vacaciones, propicios para el encuentro familiar y social". "Este escenario incluye la posibilidad de una mayor afección negativa de las variantes mutadas del virus. La cepa británica, con una prevalencia superior al 65%, se ve acompañada ahora por otras que han comenzado a circular en otros países y que pudieran transmitirse también en nuestro caso", añadió.
Porque el Gobierno Vasco no descarta nuevas medidas restrictivas antes de Semana Santa si la evolución es especialmente negativa en los próximos días.
Antes de la reunión que celebra hoy la comisión técnica para el control de la pandemia en Euskadi, su coordinador, Jonan Fernández, declaró a Radio Euskadi que es necesario "estar muy atentos" ante la posibilidad de que vuelva a subir la curva epidémica y que se produzca un repunte de la incidencia de la pandemia, como está ocurriendo en bastantes países del entorno europeo y en algunas otras comunidades.
Ante un escenario muy voluble, consideró difícil acertar con los pronósticos sobre la evolución de la pandemia más allá de cinco o seis días, y destacó que hay distintas hipótesis. La primera, que Euskadi se encuentra en una situación de "estancamiento, de valle", y la segunda, que se trata del "preludio" de una tendencia al alza.
Fernández señaló que el incremento de la movilidad, como el registrado el pasado fin de semana en Euskadi, "entraña riesgos", pero hizo hincapié en que "el riesgo fundamental es la interacción social de cercanía", especialmente en espacios cerrados y mal ventilados. "Ahí hay que poner especialmente el empeño, porque la movilidad al aire libre no entraña riesgos con mascarillas y respetando las normas", sentenció.
29
El número de muertes semanales provocadas por el covid bajó la última semana de forma notable como consecuencia de las vacunaciones en las residencias. Así, han caído los decesos de 40 a 29, entre el 8 y el 14 de marzo.
402 infecciones. La pandemia sufre un nuevo revés de contagios. Con 402 nuevas infecciones detectadas el martes, la incidencia acumulada en 14 días ha vuelto a subir de los 203,2 casos por 100.000 habitantes de este lunes a los 206 el martes.
Pruebas. A lo largo del día se hicieron 8.874 test diagnósticos en las que dieron positivo 402 personas, es decir el 4,5%. Un porcentaje superior al del lunes
La situación asistencial permanece relativamente estable. El martes subieron hasta 101 (tres más) los pacientes más graves ingresados en las Unidades de Críticos, pero bajaron hasta 222 los que están en planta.
Vigilancia y coordinación policial. La Ertzaintza colaborará con la Guardia Civil y la Policía Nacional en la vigilancia de los accesos entre Cantabria y Euskadi, con controles coordinados entre ambas comunidades en el puente festivo de San José y la próxima Semana Santa. Así, casi 900 agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional vigilarán en Cantabria que se respeta el cierre perimetral, con unos 800 controles en las principales vías de acceso a la región, en medios de transporte y en los municipios más turísticos de la costa y el interior, según informó ayer la delegada del Gobierno en Cantabria, Ainoa Quiñones.