- Consejero del Centro Nacional de la Gripe, Raúl Ortiz de Lejarazu es uno de los grandes expertos a nivel estatal en el estudio de bacterias y una eminencia en virus respiratorios. Profesor de Microbiología, este fanático de los virus, como él mismo se define, asegura que "hay que adelantarse al coronavirus. Cuando vas a toro pasado, mal andas".

Algunos pecaron de incautos y creyeron que el calor y el verano iban a dar una tregua al virus.

—Yo dije que el virus no se iba a la playa ni tampoco se tomaba vacaciones. Los virólogos ya aseguramos que seguiría habiendo transmisión. El calor, igual que el frío, son factores secundarios. Los factores primarios no han cambiado y estos son el virus, el mecanismo de transmisión y la población susceptible de contraerlo, que es un 95%, a tenor de los últimos datos sobre el número de personas inmunizadas según la encuesta serológica española.

Tampoco se ha conseguido que haya mucha población inmune.

—Se han hecho tres encuestas serológicas y hubo personas que se sacaron sangre en la primera, en la segunda y en la tercera. De esas entre la primera y segunda, perdieron los anticuerpos un 7% y entre la segunda y la tercera lo perdieron un 14%. ¿Eso que quiere decir? Que hay una pérdida progresiva al menos de anticuerpos. Y eso indica que la inmunidad de este virus no es potente y duradera. Eso lo tendrán que combatir las vacunas cuando aparezcan.

Se han lanzado las campanas al vuelo de que habrá pronto una vacuna.

—Yo calculo que podremos tener acceso a una vacuna para el otoño o invierno de 2021. Pero luego habrá que ver la efectividad. Tendremos que ver lo que dura la efectividad y si es una inmunidad esterilizante. Una vacuna esterilizante es la de la poliomielitis o la de la rubeola porque los individuos que están vacunados no pueden ni infectarse ni portar el virus de forma asintomática. La vacuna actúa sobre la población susceptible, pero si la inmunidad no es duradera y además no es esterilizante podemos tener a personas que se han vacunado y que sean portadoras del virus. Por ejemplo hay portadores asintomáticos en la meningitis o en la difteria incluso en vacunados.

No es muy alentador el panorama que dibuja.

—Hay que dibujar un escenario real de prevención porque si no, sufriremos, y también de anticiparse al virus porque si no, sufriremos. Esto no es una carrera de velocidad, es una carrera de fondo para saber quién obtiene la mejor vacuna o la mejor combinación de vacunas o la pauta de vacunas que logre erradicar la enfermedad. Y probablemente haya que seguir con todo, tratamientos, vacunas y medidas de prevención. No se sabe qué pasará, pero algún trabajo augura que estaremos en riesgo pandémico bastante más de año y medio, incluso dos años.

¿Tanto tiempo?

—Es que el mundo es global. Cuando aquí se haya aplicado una vacuna superbuena a un montón de población, seguirán llegando vuelos internacionales procedentes de países donde no se vacuna tanto. Además, tampoco será fácil vacunar a todos en un corto espacio de tiempo .

Deduzco que los rebrotes no le han pillado por sorpresa.

—No. Si hay un 95% de la población susceptible al virus, y el virus circulando. ¿Qué puede pasar? No es cuestión solo del uso de la mascarilla, sino lo qué hacemos con o sin mascarilla. ¿Nos la ponemos y nos liamos a darnos abrazos con la gente? Pues así la mascarilla quirúrgica hace poco. O ¿si nos reunimos en un banquete familiar?, pues todavía hace menos. Las mascarillas obligatorias no dan resultado porque eso no ha detenido las aglomeraciones, eso solo ha dado una coartada.

Expresa su preocupación por las aglomeraciones y ha acuñado la regla de las '6B'. ¿Cuáles son?

—Son las situaciones de riesgo para contagiarse por coronavirus. En honor a la verdad diré que yo primero hablé en Twitter de las 4B: bodas, bautizos, bares y botellones. Fue un seguidor el que me indicó que me había olvidado otras dos: banquetes y barbacoas. Así que le hice caso y elevé la cuenta.

Y además la desescalada no parece haber dado buen resultado.

—Hemos pasado del confinamiento total, de no poder hacer casi nada a todo en prácticamente dos semanas. Así que no hemos hecho una gradación y no hemos tenido ocasión de evaluar cómo habrían sido las medidas intermedias.

Afortunadamente la letalidad es ahora mucho menor que hace cuatro meses.

—Es que estamos diagnosticando los casos que están por debajo del iceberg. ¿Qué es eso? Pues que muchos son los contagiados y pocos los enfermos. En la primera oleada solo veíamos los pacientes de los hospitales. Ahora, en cambio, vamos proactivamente a ver quién está infectado.

¿Pudo circular el SARS-Cov-2 el invierno pasado y pasar camuflado como virus de la gripe?

—En España los estudios no parecen confirmar eso. Quizá algún caso a finales de enero o primeros de febrero pudo haber existido. Pero desde luego no una circulación sostenida de alta eficacia de contagios.

En otoño-invierno, el reto será discernir si es gripe o covid-19.

—Por supuesto. Este otoño-invierno será todo covid-19 mientras no se demuestre lo contrario. Y eso hará que tengamos que reforzar los servicios de diagnóstico microbiológico. Muchos de esos casos van a llegar a la primaria, que se van a encontrar con personas con una sintomatología que pudiera parecer covid.

Usted no es partidario de adelantar mucho la campaña de vacunación de gripe porque afirma que perdería eficacia.

—La posibilidad de adelantar la campaña se la he oído a algún médico. Pero hay que meditarlo. Porque el anticipo de la vacuna conlleva una pérdida de anticuerpos con el tiempo que se llama evanescencia. La vacuna no es 100% eficaz. Evita las complicaciones, la hospitalización y la mortalidad por gripe pero no evita la enfermedad como tal al 100%. Si queremos evitar el colapso de hospitales, cuantos más anticuerpos tengamos mejor. Lo de vacunarse de gripe con mucha antelación es como si uno se toma una aspirina por si tiene resaca el próximo fin de semana.

¿Y si la gripe se adelantase?

—Pero ¿cuánto se tiene que adelantar la gripe? Una revista internacional de prestigio publicó un estudio reciente de una serie histórica señalando cómo las epidemias estacionales de gripe se han ido retrasando una media de dos o tres días en los países más occidentales de Europa, entre ellos España. Los picos de gripe estacionales se están yendo más hacia mediados de enero o primeros de febrero. Y eso ha hecho que muchas comunidades como Euskadi hayan estado retrasando la vacuna en años pasados. Porque en los últimos 25 años, el mes en el que más pronto ha venido la gripe ha sido a finales de noviembre.

"Esto es una carrera de fondo y durante mucho tiempo habrá que combinar vacunas, tratamiento y prevención"

"La mascarilla quirúrgica hace poco que la usamos y nos liamos a darnos abrazos o hacemos un banquete"

"Si hay un 94% de población susceptible al virus y el virus circulando, ¿qué va a pasar? Pues que hay contagios"