- El mismo día que el sector sanitario expresaba su preocupación por el “excesivo relajamiento” en el cumplimiento de las medidas preventivas contra el covid-19 y cuando un grupo internacional de científicos alertaba sobre la posible transmisión aérea del patógeno, se conocía que el porcentaje de la población vasca que ha tenido contacto -consciente o no- con el SARS-CoV-2 y ha generado anticuerpos se mantiene con respecto a las anteriores mediciones y se sitúa en el 3,6% frente al 5,2% estatal. Ese es el dato aportado por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) en su último estudio sobre seroprevalencia del covid-19 presentado ayer.

Este resultado se corresponde con la tercera ronda (desarrollada entre el 8 y el 22 de junio) de un macroestudio que arrancó el 27 de abril con el objetivo de medir, evaluar y valorar los derroteros de la pandemia. A priori, cuando se alcance un determinado número de individuos protegidos frente al virus porque han superado la enfermedad (algunos estudios apuntan al 70% de la población) se frenaría su propagación porque el patógeno tendría más difícil encontrar a una persona a la que infectar. Eso hasta que no haya vacunas, claro. Y teniendo en cuenta que el sistema sanitario no colapse en el transcurso y duración de este proceso.

Y los últimos resultados del ISCIII distan mucho de ese idealizado porcentaje que proporcionaría la llamada inmunidad de rebaño. Y no solo para la CAV. Los análisis del Ministerio de Sanidad y del Instituto Carlos III tienen un corte similar para el Estado; con las diferencias territoriales derivadas de factores tan dispares como la densidad de población, la respuesta del sistema sanitario o la simple pero efectiva adopción de medidas de autoprotección básicas como el uso de mascarilla, la higiene de manos y la distancia social.

De hecho, las conclusiones de esta tercera oleada del estudio de seroprevalencia confirman la gran variabilidad geográfica de anticuerpos al coronavirus, aunque el centro peninsular se lleva el triunfo. La Comunidad de Madrid y la de Castilla-La Mancha presentan los porcentajes más altos con el 11,7% y el 9,6% respectivamente. En el extremo opuesto se encontraría la CAV, donde la tasa colectiva asciende al 3,6%. Eso sí, la variabilidad entre territorios históricos es muy elevada: del 6,4% en Araba al 2,5% de Gipuzkoa, pasando por el 3,6% de Bizkaia.

Así las cosas, la lectura de los datos estadísticos relativos a Euskadi no presenta cambios significativos con respecto al anterior documento. De hecho, son prácticamente los mismos resultados: un 3,6% de las 3.114 personas participantes tienen anticuerpos, una décima por debajo del porcentaje registrado en la segunda tanda de este cribado (3,7% para 2.994 individuos) y cuatro décimas menos que en la primera (4% para 2.838 sujetos). Por territorios, el mayor grado de inmunidad se ha detectado en Araba con un 6,4%, dos décimas más que en la segunda oleada pero un punto menos que en la primera; seguido de Bizkaia con ese 3,6% (3,8% en la anterior y 4% en la primera), y del 2,5% en Gipuzkoa (2,6% en la anterior).