Aunque su resultado nada tuvo que ver con el de las generales del pasado julio, donde se impuso en votos en la CAV, el PSE será de nuevo la llave que decida la configuración del próximo Ejecutivo vasco gracias a los 12 escaños obtenidos, un repunte que le permite unir sus fuerzas al PNV para reeditar con mayoría absoluta el Gobierno de coalición, toda vez que ya durante toda la campaña electoral el secretario general de los socialistas vascos, Eneko Andueza, descartó plasmar un giro a la navarra junto a EH Bildu. Con un porcentaje de voto apenas seis décimas mayor que el de 2020, el PSE arañó dos asientos más en el Parlamento Vasco aunque lejos de poder morder con mayor profundidad en el espacio de la izquierda confederal, que confirmó sus peores presagios. Si se decanta por reeditar ese binomio con la formación nacionalista, es más que factible que Andueza se cuelgue la vitola de vicelehendakari en el futuro gabinete.
La satisfacción socialista, más allá de poder resistir junto a su compañero de viaje, a quien además estará en disposición de exigirle más contrapartidas -tanto por el poder específico dentro de esta dupla como por renunciar a dar su respaldo a EH Bildu-, llegó además porque el PP, pese a mejorar también tímidamente sus guarismos, no podrá leerle la cartilla como en Galicia. Todos los acontecimientos que han rodeado a la gestión de Pedro Sánchez en los últimos meses, como era de esperar, no le han afectado en Euskadi. Ni las alianzas con las fuerzas soberanistas ni la ley de amnistía, entre otros asuntos, no le pasan factura, algo que muy probablemente se repita en tres semanas en Catalunya, con Salvador Illa optando a la presidencia. por lo que el partido de Alberto Núñez Feijóo tendrá que aguardar a las europeas, allí con todo a favor, para incidir en su argumentario. Un alivio para Moncloa después de que la coronación popular en feudo gallego, con debacle socialista incluida, hiciera saltar todas las alarmas.
En cuanto a la retórica vasca, Andueza, que recogía los trastos que en las últimas citas había llevado Idoia Mendia, puede hacer gala de haber cumplimentado el lema de campaña de que el PSE “será el que decide”. Su estilo atrevido y desenfadado, como evidenció en los debates electorales, ha sostenido al alza a una marca que, eso sí, en un Parlamento de notable hegemonía abertzale, está todavía lejos de poder presentarse como una alternativa. Sus 149.660 votos (14,27%) distan mucho de los 318.112 (30,36%) que auparon al poder a Patxi López en el año 2009 (25 escaños), única ocasión en que el constitucionalismo ha llevado el bastón de mando en Lakua, e incluso de las 212.809 papeletas (19,19%) con las que abandonó el cargo en 2012 (16 parlamentarios) la Lehendakaritza. Eso sí, tras su caída al vació en 2016, cuando solamente atrapó 126.420 votos y 9 escaños en plena eclosión de Podemos, se observa un cierto repunte que arrancó en 2020, ya con Sánchez como referente en el Estado español, cuando llegó hasta los 10 asientos (122.248 sufragios, con el 13,64% de representación); y que en la jornada de ayer pareció reivindicarse, aprovechando en cierta forma su participación dentro del Ejecutivo.
La diatriba reside ahora en una mirada a largo plazo. No son pocos quienes auguran que esta ecuación de alianzas puede pasar por una de sus últimas estaciones. Dependiendo también de los acontecimientos a nivel estatal, está por ver cuándo el PSE se sacudirá el temor de cerrar un acuerdo con Bildu también en Euskadi, de igual manera que ya lo hace sin complejos en feudos como Nafarroa o Iruñea. Los aparatos mediáticos que le acompañan, como se ha demostrado esta campaña, tampoco invitan a que ese desempeño sea tarea fácil. El foco de los socialistas vascos se coloca ya en cuáles serán las áreas con las que podrían hacerse en el próximo gabinete de coalición. Esta última legislatura dirigió las consejerías de Trabajo y Empleo; Planificación Territorial, Vivienda y Transportes; y Turismo, Comercio y Consumo. La mayor fuerza cosechada le empujará seguramente a poner encima de la mesa alguna demanda más y, desde luego, refuerza la figura de Andueza al frente de la Secretaría General del PSE, que deja atrás los tiempos de travesía en el desierto. Los socialistas vascos ganan poder de decisión y nada hace prever que no sea discurrir por el mismo carril junto al PNV.