Perfil

- Alberto Núñez Feijóo ha sido proclamado por quinta vez líder del PP gallego en un congreso que ha servido para mostrar su poder en el partido, arropado por su líder, Pablo Casado; su antecesor, Mariano Rajoy, y hasta once barones autonómicos. Y que es un líder sin sombra ni sucesor. Ni una pandemia ha conseguido debilitar sus resultados en Galicia y, de hecho, el PPdeG logró en las autonómicas del año pasado un escaño más.

Se trata de un líder al que nadie hace sombra. De momento, nadie quiere hablar de un posible sucesor y no asoma ninguna cabeza ni en el partido ni en el Ejecutivo autonómico, mientras Feijóo deshoja la margarita sin descartar ahora, después de haberlo negado anteriormente, volver a ser el candidato a la Xunta en 2024.

El PPdeG, que fue el partido de los barones provinciales, que incluso echaron algún pulso al mismo Manuel Fraga, está ahora imbuido de una especie de pax feijooniana en la que nadie habla más alto que el líder.

Feijóo consiguió el liderazgo del partido allá por enero de 2006, cuando aún se establecían, en el seno de la formación creada por Fraga, diferencias entre boinas y birretes. En estos supuestos dos bandos, entre lo rural y lo urbanita universitario, el nuevo líder se situaba en el segundo, aunque eso ya queda lejos porque el PPdeG no dirige ninguna ciudad y exhibe Lalín como epicentro de su poder local por el simbolismo, si bien la localidad más poblada que gobierna es Arteixo, en el área metropolitana de A Coruña.

Desde que él es presidente de los populares gallegos, el BNG ha tenido cuatro líderes y otros tantos el PSdeG. Además, En Marea, despuntó como segunda fuerza política la pasada legislatura para desaparecer en la actual. A todos los ha visto pasar Feijóo desde su atalaya, donde también contempla el escenario político nacional sin decidirse a entrar en él.

Para los anales de la política quedará aquel acto, en junio de 2018, donde Feijóo lloró al anunciar contra todo pronóstico, alimentado desde Madrid principalmente, que no optaría a liderar el partido y a suceder a Mariano Rajoy. Hubo quien vio en esa decisión la necesidad de proteger su vida privada o incluso quien recordó la historia de sus fotos en un barco con Marcial Dorado para justificar ese paso atrás inesperado.

Desde Madrid es visto como el barón moderado del partido, el que rechaza pactar con Vox -que no tiene representación en la comunidad gallega-, pero en Galicia esta supuesta moderación provoca incredulidad entre la oposición, que carga contra lo que consideran recortes y un modelo de medios públicos al servicio del partido del Gobierno.