- El histórico senador y parlamentario vasco por el PNV Mitxel Unzueta, uno de los padres del Estatuto de Gernika y fundador de Deia, falleció ayer a los 88 años. Nacido en Bilbao el 29 de septiembre de 1932, fue elegido senador por Bizkaia en las primeras elecciones tras la dictadura, en 1977, y fue reelegido en 1979. En aquella legislatura constituyente fue portavoz de la Comisión Constitucional del Senado y presidente de la Asamblea de Parlamentarios Vascos que redactó el Estatuto de Autonomía de Gernika. Tras su etapa en el Senado, fue parlamentario vasco entre 1980 y 1984.

Cursó el bachillerato en el Colegio de los Padres Jesuitas de Bilbao y la carrera de Derecho en la Universidad de Deusto, y se licenció en Valladolid en 1956, tras lo que se dedicó a la abogacía en un despacho de la capital vizcaina, donde en 1960 abrió su propio bufete. Militante del PNV desde 1976, en 1984 encabezó una lista que venció en las elecciones para la nueva ejecutiva de Bizkaia. En enero de 1988 fue elegido miembro del Euzkadi Buru Batzar a propuesta de la Asamblea de Bizkaia. Alejado de la política activa, Unzueta, casado y con dos hijos, presidió en los 90 el Tribunal Arbitral de Comercio de Bilbao.

Pese a no buscar una trayectoria política, estuvo en primera línea en los principales acontecimientos que vivió la sociedad vasca en los años de la Transición. El detonante fue la Asamblea General que el PNV celebró en marzo de 1977 en Iruñea, la primera tras su legalización, y a la que llegó como abogado y afiliado. En una entrevista en DNA en febrero de 2016, dijo que la idea fuerza que salió de la Asamblea y de cara a las elecciones constituyentes de 1977 fue “hacer país, era por encima de todo un sentimiento para sacar adelante la identidad vasca, no un eslogan o un proyecto concreto”.

Ya en el Senado, se dio a conocer a raíz del debate para incluir en la Constitución una cláusula sobre los “derechos históricos de los territorios forales”. A este respecto, aseguró a El País en 1984 que “pretendíamos incluir una salvaguardia de esa singularidad vasca, dejar claro que no se trataba ni de un problema técnico de descentralización administrativa ni de una cuestión de privilegio, sino de un problema histórico, con hondas raíces”. Sobre la propuesta de Estatuto que fue aprobada por amplia mayoría de la sociedad vasca en referéndum, señaló, esta vez en 2004, que “si ese intento hubiera fracasado aquí, la situación hubiera sido terrible”, debido a la “crispación del país”. Añadió por ello que “el acontecimiento tuvo su importancia, aunque luego las cosas no hayan ido como debieran”.

El respeto de los derechos históricos fue también una de las patas sobre las que se sustentó el primer pacto de legislatura entre el PNV y el PSE en Euskadi, suscrito el 19 de enero de 1985 y del que Unzueta fue uno de sus principales muñidores. Con motivo del 25 aniversario de su firma, el exburukide explicó a este medio que “Román Sudupe, del EBB, y yo tuvimos una cena con el PSE en un discreto caserío de Igeldo. Hablamos de todo. Se prolongó hasta la madrugada. Llegamos a la conclusión de que éramos todos aprendices de la política y que no tenía sentido tirarnos los trastos a la cabeza. Recuerdo que en el Parlamento había un exceso de ardor, unas discusiones terribles. Nos dimos cuenta de que había que hablar”.

Con una duración prevista de tres años, el pacto se prolongó durante trece. Si en primera instancia fue un acuerdo de legislatura -lo que posibilitó la investidura de José Antonio Ardanza como lehendakari el 23 de enero de 1985-, en el periodo 1987-1990 nació el primer gobierno de coalición bajo el liderazgo del propio Ardanza. Esta fórmula contó de nuevo en su génesis con Unzueta, pese a que había dejado su cargo de senador y había regresado a su vida profesional. El socialista Enrique Múgica le convocó de urgencia en Madrid, donde le trasladó que el PSE apostaba por converger con el PNV en lugar de con Carlos Garaikoetxea, en representación de EA, una vez consumada la escisión. Unzueta dio cuenta de esta disposición al EBB y se certificó el acuerdo tras una negociación vertiginosa.

Después llegarían el Plan Ardanza y el Pacto de Ajuria Enea, pioneros en la unidad de acción de los partidos en la lucha contra ETA. Pero aquella confluencia de PNV y PSE se erige en el antecedente inmediato del actual acuerdo de coalición en el Gobierno que lidera Iñigo Urkullu. En la misma entrevista, Unzueta puso en valor que “los acuerdos de 1985 y 1986 fueron fundamentalmente técnicos” y, por tanto, “transversales”, lo que ensalzó frente a los pactos de carácter identitario.

Otra muesca en la trayectoria de Mitxel Unzueta fue la puesta en marcha de un medio de comunicación que no atendiera al discurso de Madrid. El fruto fue Deia, que salió a la calle el 8 de junio de 1977. Pese a que no ocupaba ningún cargo en el PNV, colaboraba con el partido en asuntos jurídicos y fue convocado para salvar las trabas burocráticas. Primero fue lograr una autorización, para lo que había que superar la Ley de Fraga de 1962. “Ahí empezó la batalla, fueron muchos viajes a Madrid y muchas entrevistas”, explicó con motivo del 40 aniversario de ese .

Hubo que designar a un gerente y la tarea recayó en José María Gorordo. También había que comprar una rotativa y, tras barajar la opción de una empresa de Singapur, se optó por otra de Suecia. Sin embargo, había que hacer los pedidos con dos años de antelación, algo imposible de asumir ya que había elecciones en junio. Gorordo llevó a los suecos a cenar y “les dio un mitin sobre la democratización en Euskadi. Al final, dijeron que tenían una máquina casi terminada que iba a Sudamérica o Turquía y decidieron que fuese a Euskadi. Se portaron la mar de bien”, recordaba Unzueta.

La odisea prosiguió y, de cara a lograr financiación, se solicitaron aportaciones particulares. También se celebró una comida con unos invitados selectos en el sótano de un restaurante bilbaino. Según Unzueta, “Juan de Ajuriaguerra explicó por qué había la necesidad de un periódico, Gorordo explicó técnicamente lo que se estaba haciendo y Sabin Zubiri fue quien pasó el sombrero”. En el primer intento se obtuvieron 14 millones de pesetas.

Ajuriaguerra y el propio Unzueta ya habían decidido sacar el periódico aunque fuera de manera clandestina. “El PNV tenía la necesidad de poder explicar qué había sido el PNV y qué quería hacer”, señalaba este último. “La otra razón era que los periódicos de entonces eran absolutamente antivascos”, añadía. Finalmente llegó la licencia, a apenas días de las elecciones. Ajuriaguerra, cuya “autoridad era total”, eligió el nombre de la cabecera y Unzueta remató su labor redactando sus estatutos: “Costó mucho el objeto social porque no podía decir lo que la Ley de Fraga no toleraba que se dijera”.

El presidente del EBB, Andoni Ortuzar, calificó ayer a Unzueta como “uno de los personajes fundamentales de la política vasca en un momento clave, ya que estuvo en los entresijos de la Transición, defendiendo las reivindicaciones vascas frente a la Constitución y alumbrando el Estatuto de Gernika”. Subrayó que, “desde una posición discreta, jugó siempre un papel destacado como burukide. Hombre recto, jurista excelente y nacionalista de corazón, ha sido siempre una persona de bien, amante de la paz, del diálogo entre diferentes y de la tolerancia”. Concluyó que “solo podemos expresar nuestra gratitud, reconocimiento y homenaje por una trayectoria tan fecunda al servicio de Euskadi”.