El papa Francisco ha afirmado que la gestión de la crisis por parte de los líderes políticos ha sido buena, "salvo alguna que otra excepción que es pública", aunque no ha especificado a quién se refería en este último caso.
"A muchos los he visto a la altura de las circunstancias, en la medida que todos podemos estar a la altura de las circunstancias. Hombres y mujeres realmente comprometidos porque han tomado las cosas en serio. En algunos lugares fue rápido, en seguida. En otros, tardó un poco más, pero la responsabilidad política en general, salvo alguna que otra excepción que es pública, ha sido buena", ha asegurado durante una entrevista telemática con Jordi Évole en su programa 'Lo de Évole', que emite LaSexta.
En este sentido, ha precisado que hay una queja generalizada de que la envergadura de la crisis no ha sido notificada a tiempo, pero ha puntualizado que tampoco nadie pensaba que le iba a tocar. "Todos pecamos de alguna manera de subvaluar el problema", ha señalado.
EL "SÁLVESE QUIEN PUEDA" NO ES LA SOLUCIÓN
Sobre las consecuencias económicas del confinamiento, Francisco ha advertido de que el "sálvese quien pueda" no es una solución en estos momentos. "En ese momento, más que despedir, hay que acoger, hacer sentir que somos una sociedad solidaria, son los grandes gestos son los que necesitamos ahora", ha añadido.
El Pontífice, que ha asegurado estar "en medio de esta nueva problemática" y "metido en ella", ha reconocido que la Plaza de San Pedro, que se encuentra cerrada, es un "desierto" y que está confinado "sí y no" porque sigue recibiendo audiencias personales cada hora o media hora y "trabajando normalmente".
Respecto a los que han perdido a sus seres queridos, ha apuntado que lo último que haría es decirles algo y lo que intenta es hacerles sentir su cercanía. "Hoy en día es más importante el lenguaje de los gestos que el de las palabras", ha enfatizado.
HA AFLORADO UN "SUBMUNDO DE HUMANIDAD"
Además, cree que la crisis ha servido también para aflorar un "submundo de humanidad" -ha dicho citando a Dovtoyevski- que acerca a la gente a las personas más vulnerables, como los sin techo o las mujeres explotadas, que tienen "una esperanza muy chiquita" y no tienen donde apoyarse.
Junto con ello, ha revelado que le preocupa la soledad porque las sociedades han "tercializado la convivencia" y ha recordado cómo hasta ahora los padres y los hijos no se comunicaban mientras que en el confinamiento empiezan a jugar entre ellos porque no pueden salir y también se siente "la necesidad de acariciar a tus viejos, a los mayores". "Tenemos que rescatar la convivencia --ha añadido--. Quizá sea uno de los logros de esta tragedia". Por otro lado, también ha mostrado inquietud por la aparición de episodios de violencia y racismo ante el confinamiento.
Francisco ha asegurado que admira a los profesionales sanitarios y a los voluntarios y su testimonio de la capacidad de jugarse la vida por el otro, aunque muchos de ellos no sean creyentes, y ha recordado que entre ellos hay muertos. También ha señalado que otros trabajadores, como los de los supermercados, limpiadoras, camioneros o fuerzas del orden están manteniendo el funcionamiento social "con una altura muy grande".
Y, aunque no le gusta usar el término optimismo porque le suena a "maquillaje", sí ha enfatizado que tiene esperanza en la humanidad. "Vamos a salir mejores", ha subrayado para reconocer que en su vida ha tenido crisis de fe, pero no en este momento.
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