Washington - Los tambores del juicio político retumbaban ya el lunes, pero la Casa Blanca no quiso escuchar. Sin ningún tipo de estrategia, ha respondido al nuevo paso de los demócratas con caos, improvisación y unos errores que podrían acabar perjudicando al presidente, Donald Trump. Y es que si por algo se ha caracterizado la respuesta del Gobierno a esta crisis política, la mayor de la presidencia actual, ha sido precisamente por la falta de rumbo, ante lo que Trump está siendo más Trump que nunca. Como Tony Montana, el protagonista de la película ochentera Scarface, el mandatario se ha emborrachado de poder y ahora busca una nueva pelea, dice el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de George Washington Michael Cornfield. Hay que tener en cuenta los instintos más básicos del presidente para entender la reacción de la Casa Blanca, y viceversa. Estas son las claves:

Trump, “el jefe de la mafia” El profesor de Política de la American University Chris Edelson cree que Trump no tiene ningún tipo de estrategia frente al juicio político. “Es un mafioso, se cree que es el jefe de la mafia, es un abusón y un autoritario y cuenta con que los republicanos le apoyarán sin importar lo que pase”, explica. Prueba de ello es la conversación telefónica, filtrada a los medios de comunicación, que mantuvieron el martes el presidente y Nancy Pelosi, la demócrata de mayor rango en Estados Unidos, antes de que ella anunciara la apertura de una investigación de juicio político. “Oye, ¿tú crees que podríamos hacer algo con esta denuncia del denunciante? ¿Podríamos resolverlo de alguna forma?”, preguntó el mandatario. La respuesta de Pelosi fue tajante: “Sí, podrías decirle a tu gente que obedezca la ley”, según los detalles de la conversación filtrados a medios.

Además, el jueves, Trump volvió a demostrar esa actitud en un encuentro privado con diplomáticos en Nueva York, donde insinúo que había que liquidar al denunciante que ha detonado la apertura de la investigación de juicio político.

Ese denunciante, un agente de la CIA, según The New York Times, reveló que Trump presionó a su homólogo ucraniano, Vladímir Zelenski, durante una conversación telefónica en julio para que abriera una investigación por corrupción contra el exvicepresidente y aspirante demócrata Joe Biden, en un intento por perjudicarle de cara a las elecciones de 2020. “¿Quién le dio al informante esta información? Esto es algo parecido a un espía. ¿Sabéis lo que solíamos hacer en los viejos tiempos cuando éramos listos, cierto? ¿Con los espías y la traición, cierto?”, sugirió Trump en esa reunión a puerta cerrada cuyo contenido también ha sido filtrado a la prensa.

El Lenguaje de una distopía La incoherencia ha dominado muchas de las explicaciones que la Casa Blanca ha dado sobre la polémica llamada telefónica entre Trump y Zelenski. A Edelson, experto en política presidencial, esa actitud le recuerda al doblepensar de la novela de ficción distópica 1984, escrita por George Orwell. “Solo puedo compararlo con eso. Trump dice que no lo hizo, pero luego afirma que, en caso de haberlo hecho, no habría pasado nada. Es el lenguaje del doblepensar, argumenta el analista. Esa fórmula y sus ataques a los medios de comunicación han traído grandes beneficios al mandatario: tan solo esta semana ha recaudado 13 millones de dólares para su campaña de reelección.

su abogado se incrimina en TV En contra de lo que dicta el sentido común, el abogado personal de Trump, Rudy Giuliani, ha participado cada noche de esta semana en los debates de las mayores cadenas de televisión. Su objetivo era defender su papel en el escándalo, pero ha acabado incriminándose aún más y, lo que es peor, metiendo a otros en el embrollo. El jueves, en directo con la cadena Fox, Giuliani leyó los mensajes de texto que había intercambiado con diplomáticos de alto rango para demostrar que sus contactos con Ucrania eran conocidos por el Departamento de Estado, un asunto del que esa institución esta intentado poder desmarcarse.

Según Karen Hult, experta en las dinámicas del Ala Oeste de la Casa Blanca, Giuliani se ha alzado como el principal altavoz de Trump en esta crisis porque la oficina de comunicaciones de la Casa Blanca no ha conseguido estructurar una estrategia y actualmente tiene una relación “inconsistente” con el mandatario.

“No está claro que aquí haya una estrategia coherente”, subraya Hult, que enseña Política en la universidad de Virginia Tech.

Envía por error su estrategia La apoteosis de todo este desmadre se produjo el miércoles. Ese día la Casa Blanca envío por error a legisladores demócratas un correo electrónico en el que delineaba su estrategia sobre cómo los republicanos debían contestar a preguntas sobre la polémica llamada entre Trump y Zelenski.

En el escrito, titulado Lo que necesitas saber, la Casa Blanca aconsejaba a los legisladores usar la palabra “mito” para describir la conversación entre los dos líderes y pedía culpar a los demócratas de “provocar un frenesí mediático de falsas acusaciones”.

Por si fuera poco, luego la Casa Blanca envió otro mensaje a los demócratas para pedirles que, por favor, le devolvieran su estrategia.

“La venganza se sirve en plato frío”, debieron pensar miembros de la comunidad de la Inteligencia después de los reiterados ataques a su credibilidad por parte del presidente, Donald Trump, que ve ahora peligrar su puesto por una denuncia de un presunto espía de la CIA. Y es que Trump ha tenido sonados encontronazos con el exdirector de la CIA John Brennan; el exjefe del FBI James Comey; y el antiguo director de la Inteligencia James Clapper, entre otros, además de haber acusado a agentes de esos cuerpos de filtrar “noticias falsas”. Un exagente de la CIA Robert Baer aseguró hace unos días que la agencia y el FBI “nunca han confiado en Trump”.