Riad/Saná - Las autoridades saudíes investigan el ataque de este sábado a dos plantas de la petrolera Aramco por parte de los rebeldes hutíes del Yemen, en medio de acusaciones de Estados Unidos y el Gobierno yemení reconociendo internacionalmente a Irán.

El Gobierno iraní, por su parte, se desvinculó ayer de los ataques con drones contra la petrolera saudí, denunciando que las acusaciones de EE.UU. contra Irán son una mera excusa para justificar una eventual represalia. Los ataques con diez aviones no tripulados contra dos refinerías saudíes -que han logrado paralizar la producción de cerca del 50% de Aramco- fueron reivindicados por los rebeldes hutíes yemeníes, sin embargo, y a pesar de ello, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, insiste en responsabilizar a Irán de los mismos.

Amin H. Nasser, presidente y director ejecutivo de Aramco -la mayor petrolera del mundo- visitó el sábado por la noche las instalaciones atacadas y aseguró que están trabajando para rehabilitar la producción, que se ha visto afectada con una suspensión de 5,7 millones de barriles de crudo diarios o el 50%.

Según informó la compañía en un comunicado, los equipos de emergencias de Aramco contuvieron los incendios provocados por el impacto de varios proyectiles lanzados desde diez drones, sin que se produjesen heridos entre la plantilla. El impacto de la acción se pudo ver ayer en el desplome de la bolsa saudí y muchos expertos temen que pueda afectar a la salida a bolsa de la petrolera estatal saudí, considerada por las agencias crediticias Moody’s y Fitch como la empresa con más ganancias del planeta.

Cazas saudíes atacaron ayer posiciones hutíes cerca del distrito de Abs, en la provincia fronteriza con Arabia Saudí de Hacha, una zona convertida en campo de batalla, informó la cadena Al Masira, controlada por los rebeldes.

Escalada de tensión En el plano político, el ataque contra Aramco ha provocado una nueva escalada de tensión entre EE.UU. e Irán, después de que el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, la acusase del “ataque sin precedentes contra el suministro de energía del mundo”. Según Pompeo, “no hay evidencias” de que esa ofensiva tenga su origen en el Yemen, un mensaje repetido ayer por el Gobierno yemení reconocido internacionalmente. “Los brazos iraníes en la región pasan de la realización de un acto y apoyo logístico a reivindicar su responsabilidad sobre el ataque. Los hutíes reivindicaron la responsabilidad para desviar las miradas lejos del régimen de Teherán”, aseveró Pompeo en su cuenta de Twitter.

Consideró que esto tuvo como objetivo evitar que Teherán “pague la factura” y afirmó que el ataque contra la petrolera es una “escalada” de las anteriores acciones contra buques petroleros y comerciales. “Los datos políticos, militares e información preliminar sobre el acto terrorista cobarde que tuvo como objetivo instalaciones de la empresa Aramco (...) con drones de fabricación iraní coinciden en que es imposible que el ataque se realizase desde zonas controladas por la milicia hutí”, concluyó Al Eryani.

Sin embargo, el Ministerio de Asuntos Exteriores iraní ha negado la implicación de su país en las acciones y denunció planes de servicios de inteligencia para “destruir la imagen” de Irán.

“Este tipo de medidas se parecen más a los planes de las agencias de inteligencia para destruir la imagen de un país (Irán) con el objetivo de allanar el terreno para llevar a cabo algunas acciones en el futuro”, advirtió el portavoz de Exteriores, Abas Musaví.

Ante el recorte de crudo de la petrolera saudí, el gobierno estadounidense, ha anunciado que sus reservas de petróleo de emergencia podrán ser usadas, si es necesario, para garantizar el suministro mundial.

La portavoz del Departamento de Energía, Shaylyn Hynes, dijo que EE.UU. “está preparado para utilizar sus reservas estratégicas de petróleo si resulta necesario con el fin de compensar cualquier interrupción en los mercados petroleros como resultado del acto de agresión” en Arabia Saudí.

Ante el posible impacto económico de estos ataques, Washington se está coordinando con la Agencia Internacional de la Energía (AIE) -organismo creado tras de la crisis del petróleo de 1973- para ver qué “posibles opciones están disponibles en caso de que se necesite tomar una acción colectiva global”, detalló la portavoz del Departamento de Energía estadounidense. Ese departamento controla la Reserva Estratégica de Petróleo (SPR, por sus siglas en inglés), que cuenta con la mayor reserva de crudo para casos de emergencia de todo el mundo.

Esas reservas de petróleo, propiedad del Gobierno de Estados Unidos se encuentran en unas enormes cavernas subterráneas en la costa del Golfo de México, específicamente en los estados de Texas y Luisiana.