BARCELONA. "No aguantamos más. Levamos anclas y nos vamos. Antes presos que cómplices" ha escrito su fundador, Oscar Camps, en una publicación de Twitter recogida por Europa Press, en la que también comparte una imagen donde aparecen un padre y su hija, migrantes, muertos en la orilla del Río Bravo de México. También la ONG ha escrito en sus redes sociales que seis meses después ponen rumbo "a la frontera más mortífera del planeta".
A principios de año el Open Arms pasó más de 100 días amarrado en el puerto de Barcelona esperando autorización para navegar. Consiguió zarpar pero no permiso para entrar en la zona SAR de búsqueda y rescate en el Mediterráneo Central, donde solía realizar labores de salvamento de migrantes a la deriva en el mar, y en mayo amarró en Lesbos (Grecia), donde pudo descargar material de ayuda humanitaria.
"Debemos ayudar a garantizar la seguridad de todas aquellas vidas en peligro en la zona más mortífera del planeta, porque tenemos un compromiso y un deber moral", ha señalado la ONG en un comunicado, en el que destaca que rescatar vidas "no es el objetivo" porque socorrer a personas en peligro en el mar "es la obligación que todos deben cumplir". La organización realiza esta misión ante la "ausencia total" de organizaciones en la zona que puedan "documentar lo que allí ocurre y garantizar la intervención rápida en caso de necesidad".
"Nuestra misión es la de proteger con nuestra presencia hasta que las administraciones correspondientes nos sustituyan. Mientras, defenderemos los Derechos Humanos en aguas internacionales, activaremos a aquellos que deban ayudar a proteger la vida humana y, por último, estaremos preparados para intervenir en caso de necesidad", ha concluido la ONG.