GAsteiz - Después de que la CAV y los temas que directamente afectan a Euskadi pasaran absolutamente desapercibidos en los dos debates televisivos entre Pedro Sánchez, Pablo Casado, Albert Rivera y Pablo Iglesias, al debate celebrado anoche en ETB-2 llegaron los candidatos de PNV, Elkarrekin Podemos, PSE, PP y EH Bildu a apenas 24 horas del final de la campaña con los argumentos y los discursos ya muy definidos a estas alturas de campaña.

Los populares -anoche Javier de Andrés sustituyó a Javier Maroto que a última hora causó baja por enfermedad- evidenciaron que luchan contra unas encuestas que les amenazan, incluso, con la desaparición en Euskadi y De Andrés se aferró a los argumentos de Casado para buscar el cuerpo a cuerpo con el resto de candidatos. EH Bildu reivindicaba el objetivo de ser “determinantes” en Madrid -Oskar Matute insistió luego en su voluntad “propositiva y constructiva”- para cerrar el paso “a la extrema derecha” y defender la “agenda social vasca”. Y es que ayer Matute pareció tratar de adoptar en buena medida el perfil que desplegó Iglesias en los debates madrileños, más sosegado. Elkarrekin Podemos también pelea contra las encuestas y desde los primeros compases del debate Pilar Garrido buscaba el cara a cara con Patxi López -lo hizo en varias ocasiones, particularmente encendido el dedicado a la reforma laboral-. López remarcó que lo que se juega el domingo es “quién gobierna el lunes”, respondiendo al jeltzale Aitor Esteban que insistió en que “estas elecciones no son para elegir presidente del Gobierno, sino para elegir quién va a representar a la ciudadanía vasca y a sus intereses”.

Con los candidatos tuteándose en un formato que permitió cierta agilidad en el toma y daca, el debate se sumergió en el bloque de pactos con Patxi López, ante los requerimientos del PNV, navegando entre la ambigüedad respecto a un posible pacto del PSOE con Ciudadanos -“¿con quién? Lo importante es para qué”- y el dejar el balón en el tejado de Ciudadanos - “¿no han escuchado a Rivera? ¡Si somos el enemigo de España!”-, mientras Pilar Garrido mantenía un llamativo tira y afloja con López, alejado de la sintonía de Iglesias y Sánchez en los dos debates de Madrid, subrayando con vehemencia que Podemos ha de entrar en un eventual Gobierno de Sánchez para garantizar una política de izquierdas.Posiciones claras y conocidas de los candidatos en política territorial, con PNV, PSE, EH Bildu y Elkarrekin Podemos advirtiendo - con sus matices- del riesgo para el autogobierno vasco en caso de que el PP llegue al Gobierno junto a Ciudadanos y Vox. Aitor Esteban pasaba al ataque: “La defensa del autogobierno está muy pero hay que practicarla”, reprochó a De Andrés su “defensa del foralismo” -en contraste con las posiciones manifestadas, recordó como ejemplo, por Casado sobre la Ertzaintza- y cuestionando a Elkarrekin Podemos -“lo que no puede ser es que luego planteen medidas que invaden las competencias del Estatuto”-.

“Mentira sobre mentira” respondió López -emulando a Sánchez- en el bloque sobre pensiones a De Andrés, que con el guion desplegado por Casado insistía en el mantra de la mala gestión de la economía y el empleo de los socialistas. Las pensiones, la reforma laboral o La Naval se sucedieron en el debate, también la política sobre el diésel -uno de los leitmotiv de la campaña del ausente Maroto-. Igualdad y políticas sociales apuraron el último tramo del debate, con el supuesto efecto llamada en el ámbito de la inmigración como punto de fricción conocido por la posición del PP. Mismo desmarque que en el tema de la legislación de la eutanasia.

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