gasteiz - El PP acaba de suscribir un pacto con Vox que permitirá a su partido gobernar en Andalucía. ¿Qué saldo les deja este proceso al margen del propio acceso a la Junta?

-Es un objetivo cumplido, teníamos el mandato claro de propiciar un cambio en Andalucía y liderar ese cambio, y creo que el PP ha tenido la habilidad, sorteando enormes dificultades, de lograr un acuerdo de gobierno sólido con Ciudadanos y en paralelo poder sentarnos a hablar con Vox, sabiendo que teníamos que mantener firme nuestra posición en los valores que defendemos, en la defensa de los derechos de todas las personas.

¿Considera usted también que han cedido ellos más que ustedes, como señala Pablo Casado?

-Las peticiones de Vox eran inaceptables para nosotros; unas muy radicales, otras surrealistas y otras directamente inasumibles. En la negociación se han apartado todas aquellas cosas que estaban fuera del tiesto y hemos llegado a un acuerdo muy razonable.

Pero al margen de obtener la Junta y de las renuncias que haya hecho Vox, pactar con esa formación suponía un riesgo político para ustedes que habrán sopesado al otro lado de la balanza.

-Sin duda, pero nuestros compañeros en Andalucía consideraban que había una mayoría social que quería cambio y unos retos que abordar. De lo que se trataba era de limitar todas aquellas peticiones de Vox que podían alejarnos de la centralidad. El PP ha tenido muy claro que en relación con la violencia machista debemos ser claros y contundentes; que tenemos que ser beligerantes con todas las posiciones machistas, que las políticas contra la violencia de género deben ser consensuadas. Todas las leyes que afectan a los derechos de las personas son para nosotros líneas rojas que no vamos a traspasar, hemos sido lo suficientemente claros en nuestra posición para advertir a Vox de que no íbamos a tragar con sus posiciones más radicales, y se han dado cuenta rápidamente de que tenían que apartarlas. Y sobre todo se han retratado, no sé de qué manera se les puede calificar, pero el PP sí ha demostrado que puede afrontar un papel de fuerza de centro-derecha moderada, sensata y alejada de posiciones radicales.

Sin embargo, durante la negociación parecía que el discurso del PP de Casado se acercaba al de Vox. ¿No consideraban arriesgado en el partido, de cara a retener el voto en futuras convocatorias, acercarse a sus postulados en la búsqueda del acuerdo en Andalucía en lugar de buscar diferenciarse?

-Yo creo que el PP tiene que ser una fuerza de mayorías amplias. Se dice que Vox es de extrema derecha, pero yo creo que más bien recoge mucho cabreo y que está tratando de convertirse en un partido nacionalista, y se equivoca al creer que los excesos del nacionalismo se combaten con más nacionalismo, o creyendo que el sectarismo de Podemos se combate con más sectarismo. A las posiciones sectarias o de tensión hay que responder con moderación, templanza, sentido común; esa es la manera de conectar con una mayoría social. Esos tirones por un lado y por otro los hemos sabido manejar; ni nos acomodamos en esa posición dubitativa, veleta dicen algunos, de Ciudadanos, ni nos queremos acercar a posiciones radicales.

¿Y en qué se concreta todo eso?

-Para combatir las posiciones independentistas en Catalunya no hace falta suprimir las autonomías, ni para corregir errores o excesos del feminismo radical hay que poner sobre la mesa propuestas de tinte machista. También tenemos que tener un compromiso con la defensa de las leyes LGTB, y creo que para combatir la inmigración ilegal no hace falta expulsar a los inmigrantes, sino políticas responsables que luchen contra las mafias y medidas sociales que ayuden a la integración.

En relación al Estado de las Autonomías el mensaje de Vox cala mucho en España; piden su supresión. Ciudadanos también presiona en ese sentido. ¿Qué posición debe adoptar el PP al respecto?

-El PP tiene un compromiso con la Constitución, con el modelo autonómico y con el Concierto Económico. Ciudadanos quiere cargarse las diputaciones, Vox las autonomías, y el PP defiende una España unida pero que respeta la diversidad, que asume como propio un modelo autonómico que ha sido positivo y que cree que la descentralización es buena. A partir de ahí, por supuesto que tenemos que denunciar los excesos del nacionalismo y su posición desleal, y desde luego combatimos los discursos de ruptura, pero insisto en que para plantar cara a los nacionalistas más extremos no hace falta cargarse el modelo autonómico de España.

Pero sí defienden volver a aplicar el 155 en Catalunya.

-En la medida en que Torra y los separatistas catalanes mantengan un pulso de autodeterminación y ruptura con el resto de España, el Gobierno tiene que aplicar el 155, necesariamente, para garantizar la democracia y los derechos de la mitad de los catalanes que no son independentistas. Las posiciones del Gobierno de Sánchez, tratando de templar gaitas, no han resultado efectivas; Torra está completamente subido al monte, y creo sinceramente que el PP lo que está haciendo es tender la mano al Gobierno para poner orden en la situación catalana.

¿Está el PP unido? Las voces que se oyen en Euskadi, las del propio Alfonso Alonso o de Borja Sémper, no siempre han coincidido con las que salen de la nueva dirección de Casado.

-Puedo confirmar que tenemos una sintonía clara con lo que hace el PP, colocarse en una posición central, moderada y constitucional, y en el PP vasco tenemos también nuestra propia manera de expresar las cosas. Este partido no es una secta, siempre ha permitido que haya distintas sensibilidades o distintos enfoques a la hora de abordar los problemas. El PP vasco tiene una sensibilidad propia, pero mantenemos una lealtad plena a la dirección de Pablo Casado, y nuestra obligación es ir a las elecciones en la mejor posición posible. En ese sentido, hay buena comunicación, plena sintonía de Alfonso con la dirección, y además tenemos a un vasco, a un alavés, en el núcleo de la toma de decisiones, con el que tenemos un contacto casi diario. Javier Maroto está dando una batalla por defender aquellas cosas que compartimos.

En Cantabria, en cambio, sí se han desatado tensiones palpables a cuenta de la designación de Ruth Beitia como candidata a presidir la comunidad.

-Bueno, pero el PP vasco está unido. En la presentación de candidatos no ha habido ningún problema, las propuestas han salido de aquí y han sido ratificadas por la dirección nacional.