El Gobierno español ha recibido con alivio la apuesta del lehendakari por ensanchar el acuerdo del nuevo estatus de autogobierno más allá de la izquierda abertzale, pero solo aplaude la forma y no el fondo de la iniciativa. Urkullu aprovechó el pleno de política general celebrado el jueves para lanzar una apelación directa al presidente Sánchez y pedirle que reconozca la realidad plurinacional del Estado, para que la comunidad autónoma pueda lograr una relación de igual a igual con Madrid en un sistema confederal donde exista un sistema de garantías para blindar las competencias, y que el estatus vasco tenga rango “cuasi constitucional”. La respuesta le llegó ayer por boca de la ministra Meritxell Batet, la interlocutora del consejero Erkoreka para los asuntos relacionados con el autogobierno. Batet aseguró al lehendakari que sus planteamientos no reúnen un apoyo “plural”, y añadió que “el marco constitucional en estos momentos no permite en absoluto que los estatutos de autonomía estén al mismo nivel” que la propia Constitución española, según dijo a Radio Nacional de España.
La ministra Batet dejó ahí su respuesta, aunque de sus palabras se deduce que, además de ponerle como condición que reúna un apoyo transversal, le está extendiendo un nuevo llamamiento a la reforma constitucional, que es la condición previa que pone el PSE porque cree que un Estatuto de Autonomía no puede decidir por sí mismo la relación que se va a tener con Madrid ni alterar el modelo de Estado. Este es el nudo gordiano del debate estatutario en este momento, porque el PNV no ve necesaria la revisión constitucional y el choque amenaza con prolongarse hasta el infinito. El Gobierno español no hizo ayer el amago de desbloquear este asunto con una mediación de alto nivel o un gesto de voluntad política.
La propuesta de dar rango constitucional a los estatutos es del propio socialismo y, en concreto, del PSC de Miquel Iceta, pero lo encuadra también en una reforma de la Constitución para instaurar un Estado federal. Batet tiene el carné del socialismo catalán, al igual que Iceta. El lehendakari, por el contrario, no cree que sea necesaria la reforma constitucional y cree que la comunidad autónoma vasca, por su singularidad foral, tiene la percha de los derechos históricos reconocidos en la propia Constitución española, que le permiten actualizar su autogobierno.
El PNV huye de la reforma constitucional como del agua hirviendo, porque podría saldarse con un retroceso en el autogobierno en vista del reparto de fuerzas en Madrid, donde el PP tiene mayoría absoluta en el Senado y pide que el Estado recupere la competencia en educación y que se elimine la disposición transitoria cuarta que abre la puerta a la unión de Nafarroa y la CAV. El PNV cree que la reforma es innecesaria por la percha de los derechos históricos y, además, la ve muy arriesgada.
El Gobierno español, que necesita el respaldo jeltzale para garantizar la continuidad de la legislatura de Sánchez, procuró expresarse en un tono conciliador a pesar de su negativa. De hecho, cuando Batet fue interrogada sobre la propuesta del lehendakari, prefirió comenzar su respuesta ensalzando su apuesta por el acuerdo. “El lehendakari también ha dicho que cualquier modificación del Estatuto tiene que tener un consenso transversal, y eso es importante. Cuando se aprueba una norma básica para una comunidad autónoma o una Constitución, es básico el consenso para la estabilidad. Y estos planteamientos en este momento no tienen ese apoyo, esa pluralidad; y, desde luego, el marco constitucional en estos momentos no permite en absoluto que los estatutos de autonomía estén al mismo nivel”, zanjó.
la petición del lehendakari Urkullu había pedido un “doble sí” a Sánchez: que completara el Estatuto de Gernika transfiriendo sus 37 competencias, y que reconociera el carácter plurinacional del Estado. El Gobierno español sí está comprometido ahora mismo con el traspaso de las materias pendientes, y se prevé una próxima reunión de la Comisión Mixta; pero la revisión del modelo de Estado la condiciona a la reforma constitucional. En el Parlamento Vasco, cinco juristas designados por los partidos van a redactar un articulado sobre el estatus con las propuestas de los grupos, y sus conclusiones se esperan después de las elecciones municipales y forales.
El delegado del Gobierno español en la comunidad autónoma, Jesús Loza, también ensalzó ayer la apuesta del lehendakari por el acuerdo, que ha actuado como un bálsamo sobre las suspicacias que podía tener el PSOE. Según dijo, las palabras de Urkullu han sido “bastante clarificadoras”. “Pienso que la voluntad del lehendakari es ensanchar claramente el acuerdo y el Gobierno de España apoyará ese ensanchamiento que nos parece fundamental”, recalcó. Por otro lado, volvió a despejar el balón del tejado de Sánchez. Loza dijo que se han hecho “muchos emplazamientos al Gobierno central a la hora de modificar el Estatuto”, pero “lo fundamental es que sea un pacto entre vascos, y que este luego pueda ser refrendado por el Estado”.
Desde la izquierda abertzale, por su parte, trataron de amarrar ayer el contenido de las bases pactadas con el PNV para el nuevo estatus de autogobierno, y quitaron hierro a los llamamientos de Urkullu al acuerdo transversal porque, al final, el voto de los jeltzales ha ido a favor de las bases pactadas con EH Bildu. No es una novedad que la coalición cree suficiente el acuerdo entre abertzales porque disponen de una mayoría muy holgada en el Parlamento Vasco, y los llamamientos al acuerdo con terceras fuerzas generan desconfianza en EH Bildu porque entiende que se pueden rebajar contenidos como el derecho a decidir. El PNV, por su parte, no pierde de vista que el estatus debe pasar el trámite del Congreso de los Diputados, y para ello es clave contar con los socialistas, aunque les pide que se muevan.
La parlamentaria de EH Bildu Miren Larrion restó trascendencia ayer a las declaraciones del lehendakari y se hizo eco de quienes ven dos voces distintas dentro del PNV, en alusión a Iñigo Urkullu y Joseba Egibar. A juicio de Larrion, resulta “menos relevante” si existen o no “dos voces” en el PNV porque “el voto es único” y ha sido “a favor de llevarlo hacia adelante”. “No se crean que no hay más de dos voces en EH Bildu sobre diferentes cuestiones, y es muy diferente que haya más de una voz a cuál es la decisión consensuada y colegiada”, dijo en Radio Vitoria.