WASHINGTON. Trump arremetió contra sus propias agencias y los medios de comunicación durante un largo mitin nocturno en Evansville (Indiana), destinado a mejorar las perspectivas de los republicanos en las elecciones legislativas de noviembre, en las que su partido se juega el control del Congreso.
"Lo único que puedo decir es que nuestro Departamento de Justicia y nuestro FBI (Oficina Federal de Investigaciones) -y me refiero a) sus respectivas cúpulas, porque dentro tienen gente increíble- tienen que empezar a hacer su trabajo y a hacerlo correctamente, porque la gente está enfadada", dijo el mandatario.
"Lo que está ocurriendo es una vergüenza y yo quería mantenerme al margen, pero en algún momento, si no se arreglan las cosas adecuadamente, porque quiero que hagan su trabajo, me involucraré. Me meteré ahí, si tengo que hacerlo. Es vergonzoso", añadió.
Trump no dio más detalles sobre cómo se produciría esa interferencia en el Departamento de Justicia y el FBI, que históricamente han operado con independencia de la influencia política de la Casa Blanca y bajo el entendimiento de que los presidentes no deben supervisar o influir en sus investigaciones.
Pero la relación entre el mandatario y el fiscal general de EE.UU., Jeff Sessions, va de mal en peor, y en la última semana han aumentado los rumores de que Trump podría estar pensando en sustituirle, quizá después de las elecciones de noviembre.
El presidente lleva más de un año ventilando su frustración por la decisión de Sessions de apartarse de todo lo relacionado con la investigación sobre la trama rusa debido a sus propios contactos con Moscú, una medida que reduce la influencia del fiscal general sobre la pesquisa del fiscal especial Robert Mueller.
Si Trump sustituyera a Sessions por un nuevo fiscal general, este podría tomar las riendas de la investigación de Mueller y mermarla o incluso despedir al fiscal especial.
Pero cuando habló de su posible intervención en la Justicia, Trump parecía tener en mente el otro tema que más le irrita en lo relacionado con el Departamento que dirige Sessions: su supuesta reticencia a investigar y castigar a los enemigos políticos del presidente.
"Da igual si hay noticias increíbles sobre (la candidata demócrata en las elecciones de 2016) Hillary Clinton. Fíjense en cómo se está librando de todo, aunque ya veremos si se sigue librando", afirmó Trump, mientras sus seguidores cantaban "¡Enciérrala!".
Trump abrió el mitin con una triunfal referencia al "precioso y nuevo acuerdo comercial entre Estados Unidos y México" que ambos gobiernos anunciaron el lunes, y que aún está en fase preliminar.
El mandatario recordó que, después de ese anuncio, la ministra de Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, viajó a Washington para negociar con el representante de Comercio Exterior de EE.UU., Robert Lighthizer, y con Jared Kushner, yerno y asesor de Trump.
Ambas partes esperan llegar a un acuerdo, a ser posible este viernes, para mantener la estructura trilateral del TLCAN aprobado entre EE.UU., México y Canadá en 1992, aunque cambien los términos o incluso el nombre del pacto comercial.
"Canadá está negociando ahora mismo en la Casa Blanca, en nuestro territorio. Si no ocurre (el acuerdo con ellos), pondremos aranceles a sus automóviles. Pero creo que va a ocurrir, realmente hemos desarrollado una buena relación", opinó el presidente.
Trump afirmó que, si las negociaciones fracasan y el TLCAN se diluye, puede que Estados Unidos esté "incluso mejor, francamente", porque está "cansado de que otros países le timen".
El objetivo del mitin de Trump era ayudar a la campaña del republicano Mike Braun, que competirá en las elecciones de noviembre para arrebatar el escaño al senador demócrata Joe Donnelly.
"Necesitamos a republicanos en el Congreso. Tenemos la mayoría (en ambas cámaras) pero, ¿por cuánto? Por casi nada", alertó Trump.
"Estas elecciones tratan de seguridad y sobre empleos", resumió el presidente, que pasó buena parte del acto dando vueltas a la idea de que los inmigrantes indocumentados traen al país "cantidades masivas de crimen".