madrid - Apenas 24 horas después de que Alberto Núñez Feijóo, y de manera sorpresiva y sorprendente, desvelara que no se presenta a la carrera por liderar el partido, las dos “mujeres fuertes” del PP de la era de Mariano Rajoy saltaban ayer a la palestra y anunciaban su intención por competir por la presidencia de la formación de la calle Génova. La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal y la exvicepresidenta del Gobierno español Soraya Sáenz de Santamaría abrieron la puerta a una batalla que culminará en el congreso extraordinario que el PP celebrará los días 20 y 21 de julio.
Sin la presencia de líder de los populares gallegos, Cospedal y Santamaría son las principales protagonistas de esta contienda en la que, a falta de que esta mediodía se cierre el plazo para presentar candidaturas, hay otros cuatro aspirantes más. Dos de ellos estarían un peldaño por debajo las principales candidatas, Pablo Casado y Juan Manuel García Margallo -aunque es el joven exvicesecretario de Comunicación quien representa la tercera vía- , y otros dos son los que, a priori, podrían considerarse los extras de esta función: el secretario ejecutivo de Relaciones Internacionales del PP, José Ramón García-Hernández; y el expresidente de Nuevas Generaciones de la Comunidad Valenciana José Luis Bayo, quien, hasta ayer, era el único que había presentado avales -350- en la sede de Génova.
En las filas del PP se ha comentado con frecuencia en los últimos años la enemistad que hay entre ambas, que acompañaban a Mariano Rajoy desde hace más de 10 años, una brecha que quedó patente en la toma de posesión de Ángel Garrido como sustituto de Cristina Cifuentes al frente de la Comunidad de Madrid. A lo largo del acto apenas si se dirigieron la palabra e incluso procuraron evitarse con la mirada. Ayer, hasta el anuncio de su intención por competir por la presidencia del partido evidenció las diferencias entre ambas, aunque horas más tarde, en el pleno de control a Pedro Sánchez, ambas trataron de mostrar la cara más amable con intercambio de abrazos y besos.
María Dolores de Cospedal aprovechó una reunión de la Junta Directiva regional del PP de Castilla-La Mancha para realizar el anuncio. “He dado la cara y siempre la daré. Me la han partido unas cuentas veces como bien sabéis y seguro que lo volverán a hacer, pero siempre me he vuelto a levantar y lo volveré a hacer seguro como antes gracias al cariño y apoyo de cientos de compañeros y al PP”, proclamó. Además, la todavía secretaria general -ha anunciado su renuncia al cargo- afirmó que se presenta para “reivindicar” el liderazgo del PP y para recuperar el centro-derecha. “Me presento para ganar, para ganar y para ganar”, señaló para, a continuación, y en una clara alusión a Santamaría, afirmar de forma rotunda que “una decisión así no se toma a la contra ni contra nadie porque sería muy mezquino”.
Si Cospedal se apoyó en el aparato del partido para realizar su anuncio, Soraya Sáenz de Santamaría se fue a las puertas del Congreso para, en una multitudinaria comparecencia ante la prensa, dar oficialidad al anuncio que había realizado horas antes a través de Twitter.
La exvicepresidenta aseguró que presenta su candidatura para liderar el PP con un proyecto “abierto” y que lo hace con “energía, entrega y determinación” en un momento “muy importante para el Partido Popular y para España”. “Soy una militante más y me presento a ofrecer lo que creo que quieren muchos militantes: unidad, responsabilidad e integridad. Y lo hago con toda humildad y con toda generosidad”, declaró a los periodistas en la puerta de los Leones del Congreso.
Además, subrayó que se presenta porque cree que España “necesita un PP unido y fuerte”. “Nos presentamos con el aval de lo que hemos hecho y creo que podemos estar orgullosos de ello, pero ese aval tiene que ser nuestra puerta para el futuro, un futuro con ánimo, entusiasmo y optimismo”, aseveró. Posteriormente, en una entrevista en Telecinco ya como candidata, rechazó que se pueda hablar de una guerra entre ella y Cospedal, sino de una “sana competición”.
De uno, a seis El día que Rajoy anunció ante Comité Ejecutivo Nacional del PP su dimisión al frente del partido, señaló también que al contrario de lo sucedido cuando fue nombrado sucesor de José María Aznar, él no señalaría a nadie.
La dirección del PP albergaba la esperanza de que se podía llegar a un candidato de consenso -seguramente Núñez Feijóo-. Sin embargo, quince días después, el presidente de la Xunta no está entre los aspirantes a dirigir el partido, que, además, no es uno, sino media docena.
Así, la guerra interna parece inevitable pese a las buenas palabras. Sabida la enemistad política y personal que se profesan Cospedal y Santamaría, no son menos las diferencias entre García Margallo y la exvicepresidenta. De hecho, el exresponsable de Exteriores anunció que presentaba su candidatura para ejercer de contrapeso a Sáenz de Santamaría, a la que no considera con capacidad para dirigir el PP.
En este galimatías en el que se ha convertido el PP post-Rajoy, Pablo Casado parece ser el único con alguna posibilidad de presentar batalla a Cospedal y Santamaría. Ayer, aprovechó el pleno del Congreso para asegurar que tiene intención de llegar hasta el final en la carrera por la presidencia del PP, porque su candidatura es “ambiciosa y ganadora”. Casado subrayó su respeto por sus “dos amigas” Cospedal y Santamaría, pero insistió en que la presencia de la exvicepresidenta y la secretaria general en la contienda no cambia sus planes de trabajar por ganar el congreso.
Rajoy, en su nuevo puesto En este contexto de guerra interna, el “culpable” indirecto, Mariano Rajoy, se incorporará hoy a las nueve de la mañana al despacho donde tiene plaza en Santa Pola (Alicante) como registrador de la propiedad. Rajoy tomó ayer posesión del cargo con arreglo a la ley, y conoció a los siete empleados del despacho. Trabajará durante la semana y los fines de semana se irá a su casa, en Madrid.