A menos de una semana de que ETA cierre definitivamente la persiana y de que Euskadi entre en un nuevo tiempo, el lehendakari Iñigo Urkullu apuntó ayer a la necesidad de trabajar por la convivencia y apartar las guerras, la violencia y el terrorismo. El jefe del Ejecutivo vasco hizo estas manifestaciones junto al Árbol de Gernika, símbolo de las libertades y de la identidad vasca, que, según recalcó, “nunca debiera justificar la violencia de ningún tipo” ni las guerras ni el terrorismo.

Urkullu trasladó en la Casa de Juntas de Gernika-Lumo un “mensaje radical contra la guerra y en favor de la paz en el mundo”, durante la plantación de un retoño del árbol Ginkgo Biloba de la ciudad japonesa de Hiroshima. Este esqueje ha sido trasplantado en el Parque Europa, a escasa distancia del simbólico roble de Gernika, durante los actos de celebración del 81 aniversario del bombardeo de Gernika. El retoño plantado en el municipio vizcaino desciende del ejemplar que el 6 de agosto de 1945 logró sobrevivir a la bomba atómica de Hiroshima lanzada por un avión estadounidense, pese a estar ubicado a tan solo mil metros del epicentro de la explosión.

Este hermanamiento de los simbólicos árboles de Hiroshima y Gernika tiene, en palabras del lehendakari, “un profundo significado”, local y universal ya que desde ayer “el símbolo de la paz y la libertad y el de la esperanza se encuentran juntos”. Urkullu recordó que el árbol juradero es “sagrado para los vascos” pero, a renglón seguido, afirmó que “nunca debiera utilizarse para justificar la violencia de ningún tipo, porque representa un grito que sale del corazón contra la violencia y la guerra”.

El lehendakari en ningún momento hizo referencia expresa a ETA, que afronta sus últimos días de existencia tras 59 años de atentados, asesinatos y amenaza. La banda anunciará su final este jueves o el viernes con una declaración que se hará pública a través de una gran televisión europea -posiblemente la BBC británica- para garantizarse así un potente altavoz internacional. Tampoco se descarta que lo remitan a algún o algunos medios de comunicación vascos para su posterior difusión ante la audiencia de Euskadi.

Una filtración de los servicios de inteligencia españoles desveló hace unos días los planes de la banda para grabar la declaración. Según este relato, varios etarras pensaban reunirse con algunas personalidades europeas de relumbrón en la sede de la Fundación Henry Dunant. Este prestigioso centro especializado en la mediación y la resolución de conflictos armados entre países e internos dentro del país tiene su edificio central en Ginebra (Suiza) y haría las veces de anfitrión y notario del acta testamental de ETA. La filtración podría haber desbaratado la operación y obligado a la banda a variar sus planes.

Tras la declaración de ETA anunciando su adiós definitivo, el jueves por la tarde, a partir de las dos, el palacio de Villa Arnaga en Kanbo (Lapurdi) acogerá un encuentro que pretende “reforzar la credibilidad” del anuncio de la banda de su desaparición. Este acto organizado por el Foro Social Permanente, Bake Bidea y el Grupo Internacional de Contacto liderado por Brian Currin reunirá a un centenar de personas en este municipio cercano a Baiona, entre representantes políticos y agentes sociales de Euskadi, así como personalidades internacionales cuyas identidades no han trascendido.

hiroshima Durante su intervención en Gernika, Urkullu afirmó que desde ayer el símbolo de la paz y la libertad y el símbolo de la esperanza se encuentran y crecerán, juntos, en Gernika. “Juntos trasladamos un mensaje de compromiso y esperanza. La esperanza de que es posible vivir y convivir en paz. La esperanza de que es posible un mundo sin violencia, sin guerras y sin terrorismo. Una esperanza que sitúa la dignidad humana y la convivencia como los valores que debemos sembrar, abonar, cuidar y hacer crecer cada día”, subrayó el lehendakari.

Por su parte, el alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui, confió en que el árbol plantado “enraíce en esta tierra y que sea un símbolo de la paz como su hermano de Gernika”. Asimismo, recordó aquel 6 de agosto de 1945 cuando la bomba atómica arrasó su ciudad, incluyendo “el árbol padre de este retoño que plantamos hoy [por ayer] y que aunque fue destruido por el fuego y la sinrazón, brotó de nuevo y nos dio valor y esperanza”.

El regidor de la ciudad nipona terminó su intervención señalando que “si el ser humano toma conciencia de que forma parte de este mundo, podremos, como este árbol, echar raíces y crecer fuerte superando el estigma de las armas atómicas”, aseveró.

El Ginkgo Biloba crece ya en el parque de los Pueblos de Europa, adyacente a la Casa de Juntas de Gernika. En su trasplante participaron además del lehendakari Urkullu y los alcaldes de las dos localidades bombardeadas, José María Gorroño y Kazumi Matsui, el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria, la presidenta de Juntas Generales, Ana Otadui, la directora del Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos (Gogora), Aintzane Ezenarro, el alcalde de Granollers, Josep Mayoral, y el secretario general de la organización internacional Mayors for Peace y presidente de la Fundación Cultura por la Paz de Hiroshima, Yasuyoshi Komizo. Este último fue el encargado de llevar a cabo la plantación de la segunda generación del árbol que sufrió el bombardeo atómico de Hiroshima.

el árbol de los 40 escudos El Ginkgo Biloba tiene un valor sagrado en la cultura nipona. Conocido también como “el árbol de los cuarenta escudos”, puede llegar a vivir 1.500 años de edad. La planta es de una gran resistencia ya que persiste en condiciones de poca luz y escasez de nutrientes, además de resultar altamente resistente a bacterias, hongos y virus.

El alcalde de Gernika, José María Gorroño, destacó en el acto que, “para que un mundo sin guerras se sostenga en pie como este árbol hay que persistir en el respeto a la vida y la dignidad de todos”. El simbolismo que supone la plantación del retoño en el parque gernikarra fue también subrayada por el primer edil de Hiroshima. “La madre de este esqueje sobrevivió al ataque nuclear de Hiroshima, que fue destruido por el fuego y la sin razón, el cual brotó de nuevo. El lehendakari Urkullu recalcó que, “hermanar el Árbol de Gernika y Ginkgoa Biloba de Hiroshima tiene un profundo significado” ya que es un modo de reiterar, “la injusticia de los bombardeos indiscriminados contra la población civil que tuvieron lugar en algunas localidades vascas y que llegaron al paroxismo en Hiroshima en 1945”.