Bilbao - ETA entra de lleno en el tiempo de las escenificaciones previas a su disolución que ya anticipó que sería antes del próximo verano. No habrá que esperar a que la primavera toque a su fin para que eche definitivamente la persiana ya que lo hará durante el mes de mayo, posiblemente el primer fin de semana. Días antes, se celebrará una cumbre en Iparralde, probablemente en Baiona, en el que participarán agentes sociales y políticos vascos de uno y otro lado de la frontera, así como personalidades internacionales.
Este acto estará impulsado por el Grupo Internacional de Contacto (GIC), liderado por el mediador y abogado sudafricano Brian Currin, el Foro Social Permanente y Bake Bidea. Estos colectivos comparecerán ante los medios este próximo lunes en Baiona para ofrecer detalles de la cumbre en la que se reunirán personalidades internacionales para hacer un emplazamiento a ETA para que aborde su disolución y, previsiblemente, otro en clave más político a las autoridades españolas.
Tanto entonces como ahora, la banda y la izquierda abertzale han buscado la cobertura y el aval de líderes mundiales y organizaciones internacionales vinculadas a la intermediación en conflictos armados para tratar de ganar en credibilidad. Así lo hizo también con el proceso para su desarme, en el que tuvo un gran papel la Comisión Internacional de Verificación, dirigida por Ram Manikkalingam.
En esta ocasión, se repite el esquema de hace seis años y medio cuando ETA anunció el final de su actividad armada de ETA. Este acto con las personalidades internacionales servirá de pista de aterrizaje para que la banda anuncie en el formato que sea su disolución. En aquella ocasión, el 17 de octubre de 2011 se reunieron en el Palacio de Aiete, en Donostia el ex director general de Naciones Unidas Kofi Annan; el líder del Sinn Féin, Gerry Adams, el expresidente de Irlanda Bertie Ahern, el jefe de gabinete de Tony Blair que fuera primer ministro de Reino Unido, Jonathan Powell; el exministro de Justicia francés Pierre Joxe y la ex primera ministra noruega, Gro Harlem Bruntland.
En aquel cónclave, en el que participaron dirigentes de todos los partidos vascos, salvo el PP, los líderes mundiales llamaron primero a ETA a “hacer una declaración pública de cese definitivo de la actividad armada y solicitar diálogo con los gobiernos de los estados español y francés para tratar exclusivamente las consecuencias del conflicto” y se dirigen en paralelo a los gobiernos de España y Francia para reclamarles que le den la “bienvenida” y “acepten iniciar conversaciones para tratar exclusivamente las consecuencias del conflicto”.
DESMOVILIZACIÓN De este modo la banda dará así por finalizado el debate interno entre su militancia para decidir sobre su desaparición al considerar que su “función y ciclo” habían terminado, según afirmó la propia organización el pasado 22 de febrero. A través de un comunicado, la banda aseguró que “el final del ciclo resulta cada vez más evidente y, como consecuencia de las decisiones tomadas, ya se ha producido en gran parte. El final de la estrategia político-militar marcó el comienzo del final del ciclo de la organización”.
De momento se desconoce el procedimiento y el formato que utilizará ETA para su desaparición, aunque desde el Foro Social se insiste en que la banda se acogerá al término “desmovilización”, extraído de la terminología de la ONU, para referirse a la desaparición de guerrillas en conflictos como, por ejemplo, las FARC de Colombia. En todo caso, desde este colectivo subrayan que la desaparición de ETA “va a ser definitiva, clara y concluyente”.
ETA pasará a ser historia justo 60 años después de su constitución y a un mes de cumplirse 50 años del primer asesinato que se le atribuye, el del guardia civil José Antonio Pardines. Fue en un control de carretera en Villabona y tras detener un coche y pedir la documentación a los dos ocupantes, los miembros de ETA Javier Etxebarrieta Ortiz, Txabi, e Iñaki Sarasketa, el primero le disparó causándole la muerte. El primer asesinato no fortuito tuvo lugar poco después, el 2 de agosto, contra Melitón Manzanas, policía español con una amplia trayectoria torturadora durante la dictadura franquista. A partir de entonces, la banda entró en una espiral de violencia y asesinato que se ha llevado por delante la vida de más de 800 personas.