Berlín - Los conservadores alemanes de la canciller, Angela Merkel, y los socialdemócratas de Martin Schulz trataron ayer de superar los últimos escollos en las negociaciones para formar una coalición de Gobierno y concluir sus contactos para el domingo, siguiendo el calendario previsto. Ante el inicio de la fase final de las conversaciones, Merkel y Schulz aseguraron que en la última semana se han alcanzado acuerdos en múltiples áreas, pero reconocieron que persisten diferencias en ciertas cuestiones clave, lo que dificulta que se cierre un pacto global. “Tenemos la buena voluntad de superarlas. Pero nos queda por delante un trabajo enorme. Espero que sea posible pero, como he dicho, queda mucho”, aseguró la canciller tras señalar que hay “toda una serie de puntos de disenso muy serios”. “Los problemas no se han resuelto aún”, añadió Merkel. El calendario acordado por ambos bloques prevé cerrar un posible pacto de Gobierno este domingo, pero incluyó también la posibilidad de dos días extras de reuniones si los equipos lo venían necesario.
Schulz coincidió en que se han logrado “buenos avances”, aunque sigue habiendo diferencias, y advirtió frente a las prisas. “No hay presión de tiempo”, señaló el líder socialdemócrata, quien recalcó que las negociaciones de los 18 grupos de trabajo han transcurrido de forma “seria” y que ahora es preferible cerrar todos los detalles a apostar por la velocidad.
Schulz valoró los acuerdos que más satisfacen a su partido, como las mejoras en la atención a la dependencia, la estabilidad de las pensiones -con subidas en algunas prestaciones para madres- y la política europea, con una propuesta que aspira a “reformar la UE y prepararla para los grandes retos de estos tiempos”.
También destacó el pacto en educación, un plan “como no se veía desde hace tiempo” en Alemania, que inyectará 11.000 millones de euros en infraestructuras, digitalización y becas, entre otros asuntos, y que exige una reforma constitucional para permitir que el Gobierno federal contribuya con financiación.
Conservadores y socialdemócratas han acordado también limitar la llegada de refugiados -a un máximo de entre 180.000 y 220.000 al año-, restringir el derecho de reagrupación familiar -mil personas al mes-, aumentar el número de policías y funcionarios de Justicia y mantener el “déficit cero”, a pesar de eliminar progresivamente el denominado “impuesto de solidaridad”.
Pero, para cerrar un pacto global de Gobierno, deben todavía acercar posturas en cuestiones importantes, como las propuestas socialdemócratas para acabar con los contratos temporales injustificados o para garantizar la igualdad de los seguros médicos.