barcelona - Catalunya celebrará hoy el Pleno de investidura. O no. La sesión, prevista para las 15.00 horas, llega rodeada de incógnitas y nadie sabe a ciencia cierta si llegará a celebrarse, en qué condiciones lo hará, o si será cancelada a última hora por el presidente del Parlament, Roger Torrent. El Tribunal Constitucional trituró el sábado prácticamente todas las opciones de Carles Puigdemont para repetir como president, le impuso estar presente en el Parlament y hacerlo con una autorización judicial porque está en busca y captura. El candidato decidió jugar ayer la carta de la inmunidad parlamentaria y colocó toda la presión sobre Torrent para que le otorgue su amparo y algún salvoconducto que le permita ser proclamado en el Parlament, de manera presencial, regresando a Catalunya sin riesgos. El TC aportó suspense anunciando que se reunirá hoy a las 13.00 para estudiar las alegaciones de Puigdemont y decidir si levanta las medidas cautelares. No es probable que lo haga, pero podría provocar un retraso en el Pleno o su aplazamiento. Por unas horas, se ha vuelto a abrir la rendija de la investidura desde Bruselas, la más segura para Puigdemont, que evitaría ser detenido.

Antes de conocer esta noticia, Puigdemont pidió por carta a Torrent que, en vista de las actuaciones judiciales para “impedir que pueda asistir al Pleno”, le conceda “amparo” y “adopte las medidas necesarias para salvaguardar los derechos y prerrogativas del Parlament”. Recalcó que tiene “el derecho a asistir” al Pleno y goza de “inmunidad con el efecto concreto de que no puede ser detenido si no es en caso de delito flagrante”.

Es muy arriesgado aventurar dónde estará Puigdemont hoy, y nadie ha anunciado oficialmente su regreso. Aun así, la invocación del principio de inmunidad sugiere una intención de volver a Catalunya con la expectativa de que las fuerzas de seguridad no lo arresten porque, como diputado, no podría ser detenido salvo en caso de flagrante delito. En su carta, alude constantemente al “derecho de asistir” al Pleno. La inmunidad es una figura reconocida por el Estatut, el Reglamento del Parlament y la Constitución española. Puigdemont citó también el amparo parlamentario. La última reforma del protocolo de la Cámara ofrece un resquicio determinante: las fuerzas de seguridad no podrán entrar en el Parlament aunque tengan una orden judicial si no cuentan también con el permiso de Torrent. En definitiva, Puigdemont tendría que llegar al Parlament sin ser interceptado por las fuerzas policiales y, una vez dentro, ningún agente podría entrar a apresarlo.

desobediencia El presidente del Parlament tiene ante sí un dilema, porque el Constitucional solo permite una investidura con el candidato presente en el Parlament, siempre y cuando haya logrado antes la autorización del juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, que lo investiga por un delito de rebelión. Salvo que el TC lo reconsidere hoy, cualquier otra fórmula abocaría a Torrent y a los miembros soberanistas de la Mesa (cuatro escaños sobre un total de siete) a incurrir en un delito de desobediencia. Además, la votación quedaría anulada y Madrid no reconocería al nuevo president. Torrent recibió ayer la notificación del Constitucional, donde le avisa de la responsabilidad penal en la que puede incurrir.

Aunque JxCat anunció el domingo que Puigdemont pediría autorización al juez para regresar con garantías, el candidato cambió ayer de estrategia. La vía del permiso judicial lo abocaría a ser detenido al cruzar la frontera, y entraría en prisión provisional. Para ser investido, debería solicitar un permiso de salida a Llarena, que ayer rechazó que Oriol Junqueras y Jordi Sànchez acudan de manera presencial al Pleno. El abogado de Puigdemont, Jaume Alonso Cuevillas, enfrió ayer en Rac1 la petición de permiso al juez, y a la tarde el propio Puigdemont confirmó que no lo haría. Remitió un escrito al Supremo asegurando que no necesita “autorización judicial” para ejercer sus derechos políticos.

Si lograse el amparo parlamentario, sería proclamado y ganaría la batalla de la imagen a Madrid, aunque después estuviera abocado a ser detenido. Salvo que decidiese atrincherarse, tendría que abandonar en algún momento la Cámara y sería arrestado, si no escapase de incógnito.