La maquinaria empezó a funcionar hace ya tiempo pero los engranajes todavía tienen que funcionar a mayor nivel. Hay que sacar chispas a todos los mecanismos para que el euskera se haga fuerte y recupere terreno en ámbitos tan diversos, pero tan cotidianos, como la calle, el patio, el deporte, el ocio, la universidad, la Formación Profesional, el puesto de trabajo o las relaciones con la Administración.

Y la única manera de lograrlo es poner en el centro de la estrategia a las personas: a los euskaldunes (a los que esta dinámica llamará Ahobizi) y a los euskaldunes pasivos (Belarriprest). La intención es clara: incidir y cambiar las costumbres lingüísticas de la comunidad que vive en un pueblo o en un barrio y demostrar que durante 11 días es posible vivir exclusivamente en euskera.

Euskaraldia, la iniciativa presentada ayer, busca concentrar esfuerzos y voluntades que allanen el camino a la normalización lingüística. El primer tour de force que demostrará el compromiso social con el propósito expresado ya tiene fecha: del 23 de noviembre al 3 de diciembre del próximo año. De momento, alrededor de 40 municipios ya han abierto la veda y han empezado a sumar ideas y proyectos. La intención, destacaban ayer los promotores de esta iniciativa, es extender al conjunto de Euskal Herria las dinámicas puestas en marcha en localidades como Lasarte o Agurain y barrios como el de Egia, en Donostia.

Los municipios que quieran aportar su granito de arena y participar en la iniciativa podrán inscribirse durante el primer trimestre de 2018, de modo que en primavera la ciudadanía pueda saber en cuántas localidades y centros podrá participar en el Euskaraldia de 2018. Las entidades organizadoras esperan que a principios de año las comarcas se sumen al contenido y espíritu de la misma.

La ciudadanía, eso sí, tendrá que esperar a otoño: el plazo se abriría en septiembre de 2018, y las personas que quieran ser parte de la iniciativa podrán hacerlo en calidad de Ahobizi (aquellas que hablan en euskera con todo aquel que entiende la lengua) o de Belarriprest (aquellas que entienden euskera y que invitan al resto a que se dirijan a ellas en euskera). Durante los 11 días que dure Euskaraldia, todas esas personas participantes llevarán un distintivo que las identifique como una cosa o la otra.

Dinámicas adaptadas “La iniciativa se desarrollará simultáneamente en todo el territorio del euskera, pero a nivel local serán los euskaltzales de cada municipio o comarca quienes se encargarán de promocionar la dinámica y de adaptarla a la realidad y al contexto sociolingüístico local. Por lo tanto, -agregaban los promotores de Euskaraldia- la organización local correrá a cargo de las agrupaciones de euskaltzales de los diferentes municipios y comarcas, así como de diversas asociaciones, empresas o instituciones”.

De hecho, tal y como avanzaban en el acto de ayer, “muchos” ya se han puesto manos a la obra para preparar el ejercicio social que se materializará dentro de un año. Los protagonistas, insistían durante la puesta de largo de Euskaraldia, serán las personas que hablan o que entienden euskera. Durante esos 11 días (Baietz 11!) “se les invitará a que utilicen el euskera en sus relaciones cotidianas con el objetivo de romper inercias y de promover prácticas lingüísticas en euskera”. La iniciativa no surgirá para desaparecer ese mismo 4 de diciembre, sino que tendrá una trayectoria a largo plazo, según los impulsores.

Precisamente, los agentes reunidos en la presentación de ayer coincidieron en la importancia del trabajo colectivo. De hecho, tal y como reconocían, en estos últimos meses las instituciones ligadas a la promoción del euskera vienen reiterando la necesidad de que se trabaje de manera conjunta en este campo “y Euskaraldia ofrece una oportunidad única para materializar dicha colaboración. Esta iniciativa también pretende extender a otros municipios y comarcas las dinámicas de colaboración que se están produciendo en diferentes puntos del territorio del euskera”, describían.

Avanzar todos juntos En esa línea se expresaba la presidenta de Euskaltzaleen Topagunea, Elena Laka, quien insistía en la importancia del trabajo en equipo. “En los últimos años -manifestaba- hemos defendido la necesidad de avanzar sobre un mismo proyecto todas y todos juntos. Nos gustaría que fuese caldo de cultivo para la ciudadanía y los agentes”. Por su parte, el consejero de Cultura y Política Lingüística del Gobierno Vasco, Bingen Zupiria, señaló que es labor de las instituciones trabajar por facilitar el uso del euskera: “Creemos que esta iniciativa será de gran utilidad para avanzar en esa dirección”.

Beñat Arraibi, presidente de la Oficina Pública de la Lengua Vasca (en Iparralde) confirmaba los pasos que, a su juicio, se deben seguir en este proceso abierto y participativo para alcanzar la meta: “El aumento del uso del euskera atiende a la responsabilidad compartida de cada cual y de las entidades. Los pasos de cada cual han de tener sombra. Y para que las relaciones en euskera sean posibles, desde las entidades tenemos que asegurar las condiciones”, ilustraba.