Bilbao - Así, despacito, como reza la letra del hit musical que este verano ha retumbado aquí y acullá. Ese es el ritmo al que avanzan las políticas de igualdad -su diseño y aplicación, básicamente- en la inmensa mayoría de países; y no solo en aquellos que afrontan su desarrollo desprovistos de cuestiones esenciales para progresar de un modo equitativo, sostenible,... Así lo ha constatado la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) en un informe. En concreto, subraya que los avances en igualdad de género “son demasiado lentos”.

El documento La búsqueda de la igualdad de género: una batalla cuesta arriba hace un llamamiento a la acción, pero también denuncia “los pocos avances” experimentados en el mundo desde el año 2012, cuando se publicó el último análisis en profundidad sobre esta cuestión. “La búsqueda de la igualdad de género debe ser una prioridad para lograr un crecimiento sostenible e inclusivo en beneficio de todos los ciudadanos”, aseguraba la portavoz de la OCDE, Sherpa Gabriela Ramos.

“No hay razón para que las mujeres sigan detrás de los hombres en los resultados sociales, económicos y políticos. Los países necesitan hacer mucho más para alcanzar los objetivos de igualdad de género”, enfatizaba durante la presentación pública de las principales conclusiones del informe.

En la última encuesta realizada en 2012 sobre igualdad de género, los países de la OCDE identificaron tres cuestiones en desigualdad: la violencia contra las mujeres, “la persistente” disparidad salarial entre géneros y la distribución desigual del trabajo no remunerado. En esta última edición se constata que muchos países “están ahora dando prioridad a estas cuestiones” en sus políticas, y muchos de ellos están presionando para lograr que más mujeres participen en el liderazgo de los sectores público y privado.

La responsable de esta institución matizaba, no obstante, que “se han hecho algunos progresos” ya que la mayoría de los países de la OCDE están abordando el acoso laboral a través de leyes y reglamentos más estrictos, por ejemplo. Además, países como Australia, Alemania, Italia, Japón, México o Reino Unido han introducido medidas para alentar a las niñas a cursar carreras relacionadas con la ciencia, la tecnología, la ingeniería o la fabricación; y a los niños en materias vinculadas a la salud y a la educación.

“Menos probabilidades” A pesar de estas y otras iniciativas, el documento insiste en que “persisten las diferencias entre hombres y mujeres en todos los ámbitos de la vida social y económica entre países, y el tamaño de esas brechas ha cambiado poco en los últimos años”. Se agregaba además que, en las últimas décadas, las tasas de participación de las mujeres en la fuerza de trabajo se ha acercado a las tasas de los hombres aunque “en todos los países de la OCDE las mujeres siguen teniendo menos probabilidades que los hombres de dedicarse al trabajo remunerado”.

En este punto, el estudio precisa que “cuando las mujeres trabajan, son más propensas a hacerlo a tiempo parcial, tienen menos probabilidades de escalar a puestos directivos, sufren más casos de discriminación y ganan menos que los hombres”. Así, las mujeres ganan de media casi un 15% menos que sus compañeros masculinos, una tasa que apenas ha cambiado desde 2010, describía la portavoz de la OCDE, Sherpa Gabriela Ramos.

Otra de las conclusiones del análisis indica que las brechas de género tienden a aumentar con la edad, “lo que refleja el papel crucial” que, a juicio de los autores, desempeña la maternidad en la igualdad de género, que repercute en la remuneración y en el progreso profesional de las mujeres. Las desigualdades de género también prevalecen en la vida pública ya que las mujeres están “subrepresentadas en cargos políticos, con menos de un tercio de los escaños en las Cámaras Bajas de las legislaturas nacionales” de los países de la OCDE, apostilla el documento en otro de sus capítulos .

Por ello, el organismo insta a los países a invertir en oportunidades de liderazgo femenino a través de oportunidades de tutoría y apoyo de redes, y considera que los modelos de conducta masculina en la alta dirección necesitan impulsar el cambio en los estereotipos y normas de género que continúan obstaculizando el acceso de las mujeres al liderazgo. Con todo, este análisis de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico concluye sin rodeos que “es evidente que aún queda mucho por hacer para reducir las brechas de género en todos los países”.

2013

Desde 2013, cerca de dos tercios de los países de la OCDE han puesto en marcha políticas de igualdad de remuneración y otros han introducido medidas para mejorar el acceso a una educación y atención temprana de calidad.