Barcelona - Un clamor contra el terrorismo y la violencia recorrió ayer por la tarde las calles de Barcelona. Bajo el lema No tinc por (No tengo miedo), más de medio millón de personas se manifestaron en repulsa por los atentados de la Rambla y Cambrils, en una marcha que también congregó a toda la clase política e institucional del Estado, entre ellos, el rey Felipe VI, Mariano Rajoy, y la gran mayoría de los presidentes autonómicos.
Sin embargo, fueron los representantes de los cuerpos de seguridad y de los servicios de emergencia que realizaron su labor durante los atentados quienes encabezaron una manifestación que no estuvo exenta de polémicas por los silbido a las autoridades y los mensajes políticos que mostraron algunos de los asistentes. De esta manera, 75 representantes de los Mossos d’Esquadra, Policía Nacional, Guardia Civil, policías locales, emergencias y entidades ciudadanas portaron la gran pancarta que abría la multitudinaria marcha.
Por detrás, un auténtico desfile de políticos, entre los que apenas hubo ausencias. Felipe VI, Mariano Rajoy, Carles Puigdemont y Ada Colau, intentaron escenificar unanimidad caminando juntos, mientras que en las siguientes filas asomaban autoridades como los presidentes del Congreso y del Senado, Ana Pastor y Pío García Escudero; el expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero; ministros y consellers del Ejecutivo español y de la Generalitat; y los líderes de los partidos catalanes y de todo el Estado, incluidos Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera.
Fue un intento de unidad institucional eclipsado en buena medida por los abucheos de algunos de los asistentes dirigidos a la clase política, con gritos de Fuera al paso del monarca, de los presidentes del Gobierno y de la Generalitat y de la alcaldesa Ada Colau. Mientras que durante todo el trayecto los Mossos d’Esquadra y los representantes civiles fueron aplaudidos, hubo un gran número de consignas y carteles con críticas al poder y a las autoridades presentes. Muchos de los silbidos los acaparó Felipe VI, cuya presencia había suscitado grandes recelos en parte del nacionalismo catalán y, sobre todo, en el seno de la CUP. También hubo presencia de banderas, con esteladas y rojigualdas en las primeras filas, pero la mayoría de los asistentes evitaron portar símbolos de ninguna clase.
Al llegar la cabecera de la concentración al escenario situado en la Plaza Catalunya, arrancó el breve acto final de diez minutos en el que se escuchó música de Pau Casals y se leyeron fragmentos de obras de Federico García Lorca y Josep Maria de Sagarra, mientras los asistentes coreaban la ya popular consigna de No tinc por. Pero el protagonismo fue para la actriz Rosa Maria Sardà y para Míriam Hatibi, portavoz de la fundación Ibn Batutta, dedicada al intercambio cultural con la comunidad musulmana. Ambas leyeron el manifiesto de la convocatoria, que dejó claro que la capital catalana “no tiene miedo de expresar nuestro dolor por las víctimas, nuestro pésame y solidaridad con las familias, los amigos y todas las personas afectadas por este acto tan cobarde”.
En la misma línea, Sardà y Hatibi defendieron que la población barcelonesa “condena estos crímenes que solo persiguen provocar el terror a través de la muerte” y devastar el modelo de convivencia. “No tenemos miedo porque nos sentimos protegidos por nuestros cuerpos y fuerzas de seguridad y confortados y también orgullosos de la rápida respuesta de los equipos de emergencia, bomberos, personal médico y hospitalario, servicios sociales, trabajadores públicos”, una referencia a dichos colectivos que recibió un largo aplauso de los congregados.
El comunicado leído en la Plaza Catalunya también quiso destacar el comportamiento del conjunto de la ciudadanía ante los atentados de la Rambla y Cambrils de la pasada semana. “Nuestros conciudadanos, los taxistas, los comerciantes que dieron refugio a quienes huían o todos aquellos que llenaron los hospitales para donar sangre, han demostrado que somos una sociedad solidaria y con determinación de vivir en paz y comunidad. No consentiremos que nos humille ni venza el terrorismo”.
unidad ante el terror Sardà y Hatibi concluyeron el acto animando a la población a unirse ante la violencia: “Porque cuando ellos golpean, en lugar de dividirnos, nos encuentran más unidos que nunca en la defensa insobornable de la libertad y la democracia desde nuestra diversidad de culturas y creencias”.
Con medio millón de asistentes, la de ayer se trató de la tercera protesta más grande en la capital catalana en democracia, tras la del atentado de ETA en Hipercor en 1987 y la del asesinato de Ernest Lluch en 2000, y la primera a la que asiste Felipe VI como jefe de Estado. En las otras dos ocasiones, 700.000 ciudadanos (Hipercor) y más de un millón de personas (Lluch), clamaron en la Ciudad Condal por el fin de la violencia, al igual que ayer.