MADRID. Así lo han indicado fuentes de la lucha antiterrorista en referencia a las afirmaciones del alcalde del municipio belga de Vilvoorde, Hans Bonte, quien ha asegurado que comunicó a las fuerzas de seguridad españolas sus sospechas sobre el imán, aunque no mencionó a qué cuerpo policial se refería.
El regidor de Vilvoorde aseguró ayer que el imán, considerado el cabecilla de la célula autora de los atentados de Barcelona y Cambrils (Tarragona), despertó recelos en la propia comunidad musulmana de la zona, que decidió expulsarle de la mezquita.
Según el alcalde, tras las gestiones que se realizaron sobre Es Satty, que vivió en la localidad belga a principios de 2016, se concluyó que ni a las autoridades de ese país ni a las españolas contactadas les constaba entonces ninguna prueba ni vínculo directo del imán de Ripoll con actos de terrorismo u otras formas de criminalidad.
De todos modos, el alcalde no mencionó en ningún momento el cuerpo policial al que se dirigieron para interesarse por el imán, que murió en la explosión del chalé de Alcanar donde los terroristas preparaban un atentado de grandes dimensiones y donde tenían más de un centenar de bombonas de butano.
El imán de Ripoll, según declaró ayer ante el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu el detenido herido en la citada explosión, estaba dispuesto a inmolarse.
A su nombre han aparecido billetes de avión con destino a Bélgica encontrados entre los restos de Alcanar.