mogadiscio - En principio, el radio de acción temporal de la operación Atalanta para luchar contra la piratería en el océano Índico está garantizado hasta el 31 de diciembre del próximo 2018. Así lo acordaron los países integrantes de la Unión Europea hace un año, cuando la tasa de criminalidad en las aguas del cuerno de África era muy baja. Sin embargo, el repunte de la actividad delictiva durante este primer tramo del curso en ese punto geográfico ha llevado a la Confederación Española de Pesca (CEPESCA) y a las dos organizaciones representantes de la flota atunera (ANABAC y OPAGAC) a pedir una prórroga en la fecha de caducidad de este dispositivo de seguridad marítima y aérea.

En concreto, tal y como expresaban recientemente las tres organizaciones -que han trasladado esa petición al mando de la operación Atalanta [desde comienzos de año corresponde a España]-, los problemas han vuelto a las aguas del Golfo de Adén y a Somalia, principalmente. Hablan en concreto de un “aumento significativo” de ataques piratas. Una docena de abordajes e intentos de asaltos a lo largo de este primer semestre, varios de ellos con éxito; y el secuestro este pasado marzo de un carguero [Aris13], el primero desde el año 2012, en las mismas aguas donde fue apresado el Alakrana en octubre de 2009. El buque y la tripulación (8 personas) que quedaba a bordo del Aris13 fueron liberados el 17 de marzo.

La escaramuza fue corta. Nada que ver con los 47 interminables días del secuestro del buque vasco. En esta ocasión, la fuerza naval de la Unión Europea desplegada en aguas de Somalia confirmó el día 15 que efectivamente se había perpetrado el abordaje del buque con pabellón de Islas Comores, por un grupo armado de piratas en el Golfo de Adén. “La Fuerza Naval de la UE ha mantenido un seguimiento de la situación durante estos dos días”, relataban cuando la incautación del buque se dio por concluida.

Tal y como apuntaban los representantes de la flota atunera, estos incidentes “revelan que los piratas vuelven a estar en activo y que han interpretado que las medidas de seguridad se han relajado”. Esta sospecha ha sido el detonante para que estas organizaciones pongan de manifiesto su preocupación por estos hechos y, subrayaban, “la necesidad de fortalecer las medidas que se han llevado a la práctica hasta la fecha”. Al parecer, la recuperación para el tráfico marítimo de una ruta entre Yemen y Puntlandia -algo más al norte que la más tradicional frente a Mogadiscio- habría sido el principal aliciente para que algunas bandas armadas de piratas hayan decidido retomar su actividad delictiva y lucrativa durante muchos años.

En cualquier momento Según Javier Garat, secretario general de CEPESCA, “aunque es cierto que se ha producido un importante descenso de los ataques piratas durante los últimos cinco años, el peligro se mantiene porque la piratería en sí misma está en estado latente y esperando siempre para despertar en cualquier momento. Por este motivo tenemos que seguir reforzando y buscando medidas para contrarrestar sus nocivos efectos”. La operación Atalanta ha evitado e interrumpido un número significativo de los ataques piratas y, como resultado de ello, 154 sospechosos de cometer actos de piratería ya han sido procesados y se han realizado 261 neutralizaciones de grupos armados piratas desde 2008.

La operación Atalanta recibió luz verde hace 9 años por los países integrantes de la Unión Europea con la voluntad y el propósito de mantener la seguridad, disuadir la piratería, proteger las rutas marítimas y proporcionar protección a los buques del Programa Mundial de Alimentos o de la misión de la Unión Africana en Somalia, además del tráfico pesquero y mercante de la zona. Si bien es cierto que la presión militar y la autodefensa desde los barcos atuneros que cruzan el Cuerno de África se han mostrado, en los últimos cinco años, como las medidas más eficaces para reducir el abordaje y secuestro de buques, también lo es que la actividad pirata ha aumentado a lo largo de este presente curso, con secuestros como el del mencionado buque Aris13. La tripulación al completo fue liberada y ninguno de los marineros presentaba heridas. Semanas después, a comienzos de abril, los piratas lo volvieron a intentar con un mercante [OS35] en el Golfo de Adén. Lo llegaron a apresar, pero finalmente fue liberado por un barco de guerra chino y un helicóptero de combate indio.