París - El presidente francés, Emmanuel Macron, afrontó ayer una de sus primeras crisis políticas por la dimisión del jefe del Estado Mayor del Ejército, general Pierre de Villiers, con quien había mantenido un pulso público durante una semana por los recortes previstos para cumplir en 2017 los compromisos de déficit. El general De Villiers formalizó su renuncia por considerar que con la disminución de fondos anunciada para este año no se ve capaz de mantener el “modelo de ejército en el que cree para garantizar la protección de Francia y de los franceses”, apuntó. El Gobierno había avanzado a comienzos de mes que en 2017 el Ministerio de Defensa recibirá 850 millones de euros menos de los esperados, dentro de la reducción presupuestaria total de 4.500 millones anticipada para respetar la meta de un déficit inferior al 3% del Producto Interior Bruto (PIB).
De Villiers compareció el pasado día 12 de este mes ante la comisión de Defensa de la Asamblea Nacional y algunos de los diputados presentes en esa reunión a puerta cerrada filtraron que estaba decepcionado por las promesas electorales incumplidas y que no tenía intención de que le “jodieran una vez más”.
La ministra de Defensa, Florence Parly, insistió, en una entrevista publicada ayer por Le Figaro, en que, pese a la disminución anunciada para este ejercicio la partida de su departamento este año será “equivalente” a lo que se había fijado en el proyecto inicial de presupuestos, es decir 32.700 millones de euros, y que habrá un incremento del 5 % para 2018. Parly indicó que las reducciones en 2017 afectarán a “los programas de inversión de largo plazo. Por tanto, eso no tendrá impacto en el presupuesto de intervención”, en las operaciones del Ejército.
Macron, que desde el inicio de su mandato no ha parado de hacer gestos de cercanía con el Ejército -y de aprovecharse indirectamente de la buena imagen que tiene la institución- reaccionó al día siguiente haciendo uso de su autoridad en un encuentro con la cúpula militar la víspera de la Fiesta Nacional. “Soy vuestro jefe”, les dijo. “Sé cumplir los compromisos que he asumido ante nuestros ciudadanos y ante nuestro Ejército. Y no necesito ninguna presión ni ningún comentario”.
Una alusión a sus planes, que reafirmó ayer, de elevar el peso de la partida para Defensa del 1,8 % del PIB en 2017 al 2 % en el horizonte de 2025, con “un paso significativo” ya en 2018. Según explicó ayer el portavoz gubernamental, Christophe Castaner, De Villiers “se equivoca” al decir que el Ejército no dispone de los medios para cumplir sus funciones, sobre todo teniendo en cuenta que desde 2014 se ha invertido la tendencia de la década anterior de rebaja de fondos y que en 2017 la partida será superior a la de 2016.
Para tratar de cerrar la crisis abierta por el exjefe del Estado Mayor del Ejército, cuya dimisión no tiene precedentes en la historia de la V República, nacida en 1958, Macron nombró rápidamente a su sustituto y eligió al general François Lecointre, hasta ahora jefe del gabinete militar del primer ministro.
Castaner señaló la “juventud” de Lecointre (55 años) y destacó que es “un héroe reconocido por el Ejército como tal” por su “experiencia de combate”, en particular en Bosnia.
La oposición, tanto a la derecha como a la izquierda del Gobierno, no se privó de criticar a Macron por este conflicto y reprocharle que recorte los fondos para el Ejército en un momento en que el país afronta numerosos desafíos tanto en el interior como en el exterior.
finanzas o Ejército El senador de Los Republicanos y exministro de Defensa Gérard Longuet, se quejó de que el presidente ha optado por defender al Ministerio de Finanzas “en lugar del Ejército”, cuando “el problema es que sobre el terreno el que hace la guerra es el Estado Mayor”, afirmó.
La presidenta del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, denunció en un comunicado que “humillar ante sus tropas” a un hombre como De Villiers” y “dar un tajo el presupuesto de la Defensa, pese a que había dado su palabra (de lo contrario) y a los peligros del mundo, no es digno de un jefe de Estado lúcido y responsable”.
Desde la izquierda radical e insumisa, el diputado Alexis Corbière estimó que el general “no hizo más que su deber y la reprimenda presidencial es intolerable”, además de subrayar que en el país hay muchos otros grupos que “no aceptan las consecuencias de la austeridad”.
Macron ya tuvo que afrontar una primera crisis política de entidad a finales de junio por la salida de su Ejecutivo de cuatro ministros que llevaban apenas un mes en el cargo salpicados por investigaciones judiciales.
nombrado a las tres horas El Gobierno francés anunció ayer el nombramiento de François Lecointre como nuevo jefe del Estado Mayor del Ejército, apenas tres horas después del anuncio de la dimisión de su predecesor, Pierre de Villiers, por sus desavenencias con el presidente, Emmanuel Macron, por el recorte presupuestario.
El general Lecointre, de 55 años, era hasta ahora jefe del gabinete militar del primer ministro, el liberal Edouard Philippe (antes lo fue de los socialistas Bernard Cazeneuve y Manuel Valls) y ha estado en diferentes misiones en el extranjero, como en Ruanda.
El portavoz gubernamental, Christophe Castaner, destacó en su comparecencia ante la prensa al término del Consejo de Ministros que Lecointre tiene “una sólida experiencia” en labores directivas y de combate y “es un héroe reconocido por el Ejército”, en particular por la misión que efectuó en Bosnia en 1995.
En cuanto al general De Villiers, señaló que Macron le “rindió homenaje por su hoja de servicios” y su papel al frente del Ejército los tres últimos años, pero también que “se equivoca” al criticar la disminución de la partida presupuestaria.
Su reemplazo pretende cerrar la crisis desencadenada durante la última semana entre De Villiers y Macron ante el recorte del presupuesto del Ministerio de la Defensa de 850 millones este año, dentro de los ajustes para cumplir con el objetivo de un déficit por debajo del 3 % del producto interior bruto (PIB).
Macron se había comprometido a aumentar el presupuesto de Defensa en los próximos años, hasta el 2% del PIB en el horizonte de 2025, con un paso significativo en esa dirección en 2018. - Efe