Estrasburgo - Mandatarios de todo el mundo se pusieron ayer de acuerdo en el primer funeral de estado europeo de la historia para aclamar la importancia de la figura del excanciller Helmut Kohl para la paz y la reconciliación en Alemania y Europa tras los momentos más oscuros de la región en el siglo XX.
Con líderes mundiales sentados en los escaños que normalmente ocupan los eurodiputados en la sede de la Eurocámara, y con el féretro de Kohl cubierto por una bandera europea y el colofón final del himno de la Alegría, el artífice de la integración europea tuvo su final deseado en la Alsacia, la región fronteriza entre Francia y Alemania que simboliza la reconciliación y el sueño continental. Por un día, líderes mundiales como el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu; el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev; la primera ministra británica, Theresa May; la canciller alemana, Angela Merkel, o el expresidente de EEUU. Bill Clinton, se unieron en una reflexión colectiva sobre la importancia de apostar por la reconciliación y la paz, una de las lecciones de historia del excanciller fallecido.
Merkel y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, se erigieron como responsables de dar continuidad al legado de Kohl en la integración europea, que ahora vive horas bajas y de la que el fallecido político alemán fue clave.
Hasta el punto de jugarse el cargo en Berlín para defender un futuro con euro y sin franco alemán, como recordó el expresidente del Gobierno español Felipe González, que pronunció un discurso en la ceremonia como amigo personal de Kohl. “La historia un día también tendrá que juzgarnos a nosotros”, apuntó el jefe de Estado francés, a lo que Merkel añadió que ahora le toca a su generación política “mantener su legado”.
González, que vivió con Kohl momentos como la entrada de España en la Unión Europea (UE), ofreció al igual que Medvédev y Clinton unas palabras personales y sentidas, después de haber sido invitado a hablar por la viuda del político, Maike Kohl-Ritcher.
Junto al ex presidente del Gobierno español, que destacó la “lealtad” de Kohl y su deseo de construir “una Alemania europea para que nunca más hubiera una Europa alemana”, también representaron a España en la ceremonia los Reyes eméritos Juan Carlos y Sofía, así como el ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, el expresidente José María Aznar, y el vicepresidente de la Eurocámara, Ramón Luis Valcárcel.
“Estadista” y “gigante político” fueron algunos de los adjetivos que recibió Kohl del presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, y del de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. El luxemburgués quiso explicar la anécdota de las lágrimas que se le saltaron a Kohl en una cumbre europea en 1997 cuando se decidió la gran ampliación de la UE hacia el este.
Merkel, que cerró el turno de discursos, reconoció haber tenido “algunas discrepancias” con su padre político, si bien destacó que tanto ella como el resto de alemanes y europeos están en deuda con él.
“Muchas de las cosas que ahora tenemos, como el euro, no habrían existido sin él”, añadió.
El discurso más sentido a juzgar por la reacción en el hemiciclo fue el de Clinton, que señaló con una sonrisa en el rostro que Kohl, de gran apetito como él mismo, “adoraba ser alemán y adoraba ser europeo”. Los restos mortales de Kohl fueron después trasladados desde el Parlamento Europeo en helicóptero a la ciudad alemana de Espira, donde fue enterrado tras una misa funeral en la catedral.
Kohl, que fue jefe del Gobierno alemán entre 1982 y 1998, no hablaba francés, salvo para decir “su majestad Mitterrand I” en las reuniones en Bruselas cuando se dirigía a su homólogo galo François Mitterrand, con el que remó para reforzar una Unión Europea que hoy ya le añora en pleno embiste del Brexit y los euroescepticismos nacionalistas.
el ‘Brexit’ como contrapunto En ese sentido Estonia que ostenta a partir de ayer y en los próximos seis meses la presidencia rotatoria de la UE, se ha planteado como gran objetivo que el Brexit no oscurezca la construcción de Europa.
Las autoridades estonias lo pueden decir más alto, pero no más claro. Tanto la presidenta del país, Kersti Kaljulaid, como el primer ministro, Juri Ratas, y varios de los miembros de su Gobierno coinciden en sus encuentros con la prensa internacional en Tallin en que lo primero es lo primero, que nada tiene que ver con el Brexit.
Si el Reino Unido pensaba focalizar la atención internacional dando vueltas a sus intereses para sacar máximo provecho de la negociación de salida de la Unión Europea, aprovechando que Estonia es un país pequeño con poco más de un millón de habitantes y una superficie algo superior a Bélgica, puede equivocarse de los pies a la cabeza.
A pesar de que los medios de comunicación británicos insistían en los actos inaugurales de la presidencia estonia en Tallin, en considerar el Brexit como el mayor desafío y preocupación de la UE en estos momentos, las autoridades del país han afirmado rotundamente lo contrario. La presidenta Kaljulaid dijo claramente que “el Brexit no definirá esta presidencia, porque se trata de una negociación”. “Y nosotros vamos a ayudar para que la negociación sea rápida, y confío en que el Reino Unido respete los derechos humanos en todo este proceso, porque es una democracia”, subrayó.
En parecidos términos se expresó Ratas, quien reconoció que el Brexit es un desafío, pero que no va a empañar el objetivo primordial del país que pretende lograr una Europa digital y el desarrollo de un mercado único digital.
El primer ministro insistió en su última rueda de prensa en que Estonia desea una Europa segura, competitiva, inclusiva y sostenible, y apostó porque la libertad de circulación de datos sea aceptada como la quinta libertad fundamental de la Unión Europea.
En el ámbito digital, donde Estonia es uno de los países a la cabeza en la UE, se centrarán gran parte de los esfuerzos del país báltico durante este semestre.