gasteiz - De unos meses a esta parte la relación entre el PNV y el PP, y entre los gobiernos vasco y español, ha pasado de ser inexistente a fluida, lo cual se ha materializado en sendos apoyos presupuestarios en Madrid y Gasteiz, y en el desbloqueo a diferentes materias, algunas de ellas relacionadas con el autogobierno. Sin embargo, para el Ejecutivo de Iñigo Urkullu solo ha cambiado lo que efectivamente ha cambiado. Restan competencias por transferir previstas en un estatuto de autonomía, el vasco, avalado por la propia Constitución, y ayer el portavoz del Gobierno de Gasteiz exigió que de una vez por todas se cumpla lo estipulado en el texto de 1979.
Ayer el portavoz del Ejecutivo, Josu Erkoreka, tildó en ese sentido al Gobierno español de “insumiso ante el Estatuto”, un día después de que el lehendakari analizara con el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, la “importante crisis institucional” que vive el Estado, especialmente en materia territorial. Erkoreka defendió la necesidad de respetar “la más elemental cortesía política e incluso humana”, en respuesta a las críticas del PP a la reunión con la cabeza visible del procés, y emplazó a quien “se presenta en Catalunya exigiendo el cumplimiento de la legalidad” a que “se limite a cumplir la Ley en Euskadi; artículos 10.14 y 12.1 del Estatuto de Gernika, competencia en materia de instituciones penitenciarias”.
Complementaba así Erkoreka la nota conjunta emitida por Urkullu y Puigdemont en la que denunciaban “la estrategia de quietud impuesta por el Gobierno español, ante las demandas de dos naciones, Catalunya y Euskadi, que quieren decidir su futuro”.
El portavoz del Gobierno Vasco recordó que “han pasado casi cuarenta años desde que se aprobaron, se han sucedido diferentes gobiernos, y todos se han negado de forma sistemática a garantizar el cumplimiento de esos preceptos”. También el dialogante ejecutivo actual, que “no ha dado señales de que esté dispuesto a cumplir la Ley en ese punto”, y “se ha comportado más bien como un insumiso al Estatuto y por tanto a la legalidad”.
Erkoreka puso como ejemplo el traspaso de prisiones -en primera línea de la agenda del Gobierno Vasco una vez alcanzados otros compromisos relacionados por ejemplo con las promociones y las competencias de la Ertzaintza- por ser el más “lacerante”.
El clima de entendimiento actual y los acuerdos alcanzados son compatibles, dijo, con las críticas al estancamiento en el desarrollo del autogobierno e incluso del cumplimiento de lo que ya es ley. “Ya lo denuncié en mi primera comparecencia ante la Cámara; hablé de la preocupación del Gobierno con un proceso de recentralización que no es de ahora, pero que se ha intensificado con especial crudeza durante la legislatura de la mayoría absoluta del PP, con el respaldo del Tribunal Constitucional, a excepción de tres o cuatro magistrados disidente”. Erkoreka recordó que “en ningún momento” desde Lakua se ha renegado de esta posición crítica. “El hecho de que ahora se suscriban acuerdos pendientes desde hace ocho o más años relacionados con el autogobierno en nada altera la opinión del gobierno con respecto al inmovilismo en el ámbito autonómico”, insistió. Además, anunció, no hay avances en la negociación de la transferencia penitenciaria, ni el Gobierno Vasco ve “un cambio de actitud a ese respecto”.
“delirio rupturista” Erkoreka respondía así las críticas del portavoz parlamentario del PP, Borja Sémper, quien tachó de “irresponsabilidad absoluta” que el lehendakari haya “regalado” al president de la Generalitat una fotografía que avala su “delirio rupturista”, informa Europa Press. Sémper lamentó que cuando en Euskadi se avanza por un camino “positivo”, y cuando los ejecutivos central y vasco, así como los grupos del PNV y el PP en el Congreso de los Diputados, llegan a importantes acuerdos, Urkullu haya optado por reunirse con quien “hace saltar por los aires todos los consensos y toda política racional”.
Sémper censuró además las afirmaciones de Puigdemont en las que aludía en el homenaje a las víctimas del atentado de Hipercor a la “persistencia” de la sociedad en la lucha contra ETA, y utilizaba el mismo término para definir la vía para que los catalanes puedan lograr todos sus objetivos. Estas palabras suponen “equiparar” la lucha contra ETA con una reivindicación política.
Sémper criticó que Urkullu no aprovechara su reunión con el líder de la Generalitat para “enmendarle la plana” por esas afirmaciones y reclamó al lehendakari que “rechace públicamente” estas expresiones, pues si no lo hace, “lo comparte”.
Josu Erkoreka aseguró que “cada uno considera cómo debe hacer sus declaraciones”, pero recordó que el acto de homenaje no era “de sentido político” y afirmó que “lo mejor” es subrayar la coincidencia de Urkullu y Puigdemont en la solidaridad con las víctimas de ETA.