bilbao- Se presenta como la candidata “renovadora “a la presidencia del PP de Bizkaia frente al “continuismo” que a su juicio encarna Nerea Llanos, que ha trabajado años junto al saliente Antón Damborenea, cuyo modelo de dirección califica de “agotado”. Raquel González pugnará por hacerse con las riendas del partido en el territorio en el que asegura contar con el respaldo de varias agrupaciones como, entre otras, Portugalete, Barakaldo o Getxo. Es precisamente en este municipio donde esta bilbaina de 40 años, casada y con dos hijos, ha forjado su carrera política como concejala desde 2005. Desde allí ha ido construyendo su candidatura alternativa a la oficialista de Llanos, a la que tilda de continuista con el legado de Damborenea , responsable a su juicio de la sangría de votos del PP en los últimos años, pérdida de peso en ayuntamientos y diputación y desapego de los afiliados.

¿Qué modelo propone para revertir esa situación?

-El modelo se basa en salir a la calle, escuchar al ciudadano. En mis doce años de concejala he comprobado que en el ámbito municipal esa práctica está muy extendida: escuchar, gestionar y resolver. Es un modelo de pueblo que quiero trasladarlo al ámbito provincial.

¿Quiere decir que la dirección del PP no ha salido a la calle?

-Exactamente eso. Yo misma, como afiliada y cargo público, he tenido la sensación de que la sede era un castillo complicado al que llegar. Si llegabas con un mensaje distinto al oficial, no eras bien recibida. Todo ello ha retraído a mucha gente y la dirección actual no ha recibido el mensaje de que el sentir de la calle, la afiliación, era distinto al que se vivía en los pasillos de la sede. Quizás no lo hayamos sabido transmitir eso; o los dirigentes no lo han sabido recoger. Seguramente hay más de esto.

¿Abriría sedes del PP en la calle?

-Las abriría y además en horario de atención para que los afiliados puedan ir cuando salen de trabajar. Tienen que ser sedes funcionales, no un mero cartel publicitario. No hay que perder tiempo en hacerlo.

Desde el fin de la actividad armada de ETA, hace cinco años, ya no hay excusas para no abrirse a la calle.

-Yo vengo de Getxo, donde siempre hemos intentado abrirnos y de hecho es el primer municipio, si no el único, donde el PP tiene sede a pie de calle. Además, por mis circunstancias personales por las que he tenido que lidiar con el terrorismo [su padre ha sido Guardia Civil], he procurado estar siempre fuera y no encerrarme en el gueto para no perder la visión de la realidad, que es de alguna manera lo que pasa ahora en el partido.

¿Cómo ve al partido en Bizkaia?

-El actual modelo de dirección de Damborenea está agotado. Llevamos diez años desarrollando ese modelo y en todo este tiempo los resultados han ido hacia atrás. Hemos perdido cargos públicos en las instituciones, votos y apego de la afiliación. En los últimos meses he recorrido casi todos los municipios para estar con los afiliados y he comprobado que buena parte de ellos están desencantados con el partido, no por el mensaje o la ideología sino por el trato recibido.

¿El trato recibido?

-Hay asociaciones de municipios -que no llegan a ser una junta local- que se quejan de que por allí no ha pasado nadie de la dirección en los últimos tres años. Muchos afiliados se quejan de que solo se les llama en las elecciones para que vayan a las mesas. Se ha perdido el trato directo, la atención al afiliado...

¿Desidia, falta de agilidad...?

-No creo que sea desidia, sino pérdida de visión. Tanto tiempo rodeado de la misma gente, al final el ambiente se vicia y se pierde la perspectiva de lo que pasa fuera. Más que desidia, diría que comodidad.

¿Por qué ha esperado tantos años en saltar a la primera línea del partido para cambiar esta deriva?

-Esto no se hace de la noche a la mañana. Las elecciones municipales de 2015 fueron el punto de inflexión. Los que me respaldan empezaron a preparar el terreno para, cuando llegaran los congresos territoriales, intentar dar una vuelta a la situación. Con la llegada de Alfonso Alonso al liderazgo del partido, con su nuevo estilo de renovación, pensamos que era el momento de subirse a ese carro.

¿En qué se diferencia de la candidatura de Nerea Llanos?

-Si hemos dado el paso es porque hemos visto que con Nerea nos quedamos como estamos, lleva mucho tiempo de la mano de Antón Damborenea, que ha estado en esa gestión que no ha funcionado. Nosotros vamos a hacer casi todo lo contrario: vamos a bajar a la calle, a abrirnos a la afiliación, a recoger las ideas y luego presentar proyectos, no como hasta ahora. Vamos a hacerlo de una forma conciliadora, sin imposiciones.

¿Cree que solo con un cambio en las formas se va a poder revertir la caída de votos y de peso político?

-Todo va unido. Hemos perdido mucho espacio que teníamos ganado y se ha perdido por las formas, porque a través de las formas es como se recoge el mensaje.

¿Le pareció que Antón Damborenea jugó limpio cuando anunció su renuncia a presentarse a la reelección en el tiempo de descuento?

-Me hubiera gustado que se hubiera hecho de otro modo y con otros tiempos, máxime sabiendo como se sabía que en el PP de Bizkaia había dos familias. Pero no le doy más importancia porque aún hay tiempo para que cualquiera pueda presentarse.

¿Es posible que finalmente haya una única lista de consenso con Llanos?

-Nunca se puede descartar nada.

A pesar de haberla calificado de continuista de un modelo “agotado”.

-En el partido no sobra nadie. Algunos están agotados para el puesto que ocupan, pero colocados en otro sitio podrían ser incluso brillantes. Es el caso de Damborenea, agotado como presidente pero como parlamentario ha hecho una labor brillante.

Si gana el congreso, ¿moverá muchas sillas?

-Tengo muchas intenciones pero luego hay que hablar con la gente y, además creo que todo el mundo tiene sitio en mi proyecto. Es el momento de intentar trasladar a Bizkaia el revolcón y la frescura que le ha dado Alfonso Alonso al conjunto del partido en Euskadi. Si esperamos cuatro años más, igual entonces no hay partido que liderar.