Bilbao - Las sociedades médicas aseguran que un 25% de la población -uno de cada tres hombres y una de cada cuatro mujeres- serán diagnosticados de un cáncer a lo largo de su vida. Sin embargo para contrarrestar la mala noticia y, pese a que la mortalidad continua siendo elevada, los estudios indican que la supervivencia de los pacientes con cáncer ha aumentado de forma continua en los últimos años en todos los países europeos. Las estadísticas de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) corroboran este incremento, y la sitúan en un 60%, a nivel global, a pesar de que la incidencia de la enfermedad es cada vez mayor.

Un estudio del Instituto Catalán de Oncología (ICO) también subraya que seis de cada diez enfermos en Catalunya siguen con vida transcurridos cinco años del diagnóstico. Ésa es la media también para España, mientras que en Estados Unidos es del 65% y en Europa del 55%. La supervivencia en cáncer infantil roza el 80%. En casos concretos como el cáncer de ovario avanzado, la supervivencia de las pacientes se ha triplicado en dos décadas.

En el Día Mundial contra el Cáncer, Carlos Ferrer, director del Instituto Oncológico de Castellón, aseguró que “es una enfermedad que ha dejado de ser mortal para convertirse en una patología crónica gracias a la mejora continua de los medios de diagnóstico y de los tratamientos”. “A la mejora de los medios terapéuticos se suma el hecho de que la medicina es cada vez más personalizada y en los últimos años han surgido pruebas de diagnóstico que permiten seleccionar los tratamientos más idóneos para cada paciente, con lo que mejora la supervivencia”, aseguró Ferrer.

De hecho, ha aparecido un nuevo concepto oncológico que antes no existía, el de largos supervivientes. Se refiere a aquellos pacientes que se considera curados a los cinco años y que no reciben tratamiento. En el Estado español representan ya el 5% de la población.

Sin embargo, los porcentajes son fríos y varían mucho en función del tipo de tumor. En mama, la supervivencia es del 95%, mientras que el del pulmón ronda el 30%. El de próstata es muy frecuente, pero con muy poca mortalidad. Los expertos coinciden: “Es la enfermedad que más ha mejorado en mortalidad y vamos camino de cronificarla”.

Es de esta opinión Eloísa Bayo, directora del Plan Integral de Oncología de Andalucía. “Los avances encaminados a mejorar la supervivencia al cáncer se deben, en gran medida, al diagnóstico precoz y a una atención multidisciplinar con la implicación de todas las especialidades ya que intervienen radiólogos, patólogos, hematólogos, oncólogos y otras especialidades médicas”, asevera la especialista. “No puede darse una cifra global, ya que su comportamiento es mucho más heterogéneo. Existen tumores con una excelente supervivencia a los cinco años (entre el 80% y el 90%) como próstata o mama; y en cambio otros, como páncreas, cerebro o pulmón, tienen una supervivencia más baja”, añade.

Ejemplos paradigmáticos Este incremento de la supervivencia no hace olvidar que algunos tumores son “tremendamente problemáticos”. No obstante, un ejemplo paradigmático de la mejora se puede verificar en el cáncer de pulmón. “Estamos en el proceso de conseguir la cronificación de esta enfermedad que hasta hace muy poco era mortal. De hecho, este tipo de cáncer es el paradigma de la medicina personalizada y el objetivo ya no es curarla, sino cronificarla”, recalcó el doctor Jesús Corral, especialista en oncología médica en el Hospital del Rocío de Sevilla, en la campaña Actúa contra el cáncer de pulmón.

Por otra parte, el estudio ¿Cómo ha cambiado el cáncer de pulmón en las mujeres en los últimos años? que analizó a mujeres diagnosticadas con neoplasia pulmonar primaria en el Hospital Universitario de Araba entre 2000 y 2002 y de 2011 a 2013. concluyó que el porcentaje de fallecimientos por este cáncer en mujeres se ha reducido de forma significativa, de un 60% a un 31,8%.

El avance en los nuevos tratamientos, y el que los pacientes cuenten con mejores oportunidades de acceso a los fármacos y a terapias innovadoras, como la inmunoterapia, está resultando otro de los factores clave. No en vano la inmunoterapia supone un nuevo abordaje de la enfermedad porque ataca a las células cancerígenas usando el propio sistema inmune, mientras que la quimioterapia es inespecífica, ya que no distingue entre células dañadas o no, y ataca a todas las células con rápido crecimiento (como las de piel y mucosas), además de que provoca severos efectos adversos.