madrid - En la montaña rusa de emociones que está suponiendo la negociación de la investidura para Mariano Rajoy, el presidente en funciones está ahora mismo cerca del punto álgido tras haber tocado fondo con los vetos del nacionalismo y los socialistas. Rajoy ha visto una rendija de luz en Ciudadanos, el único de los grandes partidos que se ha prestado a dialogar, aunque sea poniendo algún paño caliente y asegurando que solo hablará sobre cuestiones presupuestarias y con vocación de acordarlas una vez haya sido investido, y no antes ni para pactar un gobierno. El candidato se va a dedicar a cortejar a Ciudadanos en las próximas jornadas, centrará sus esfuerzos en lograr su apoyo para la investidura, y la semana que viene volverá a tener un encuentro con su líder Albert Rivera. Su apoyo no le brindaría los escaños necesarios para repetir como presidente español, pero el plan del PP pasa por lograr su voto a favor para que ese movimiento comience a vencer resistencias en el socialismo y termine arrastrando al PSOE a una abstención que deje de bloquear la investidura. C’s, no obstante, arrojó ayer un jarro de agua fría sobre Rajoy avisando de que no negociará la investidura.

Sin disimular el optimismo del PP, su vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado, anunció ayer que los dos líderes volverán a reunirse la próxima semana, en torno al miércoles, a petición de Rajoy. Llegó a decir que el presidente está muy satisfecho por el cambio de actitud de su interlocutor y el “paso adelante” que supone abrir esa vía, según declaró a Antena 3. El vicesecretario de Organización del PP, Fernando Martínez-Maillo, destripó la estrategia de Rajoy. Pretende que C’s abandone la abstención y pase al voto a favor, una opción que acercaría a los socialistas a “dejar de conjugar el verbo bloquear”.

No es una simple elucubración, sino que voces del propio socialismo han apuntado que sería más sencillo abstenerse si Rajoy se presentara a la votación con un acuerdo más amplio con otros partidos, cercano a la mayoría absoluta y con alguna medida de regeneración bajo el brazo. El extremeño Guillermo Fernández Vara ha llegado a preguntarse “a ver quién es el guapo” que vota en contra si logra el aval de C’s. En las últimas horas, Odón Elorza o Jordi Sevilla han especulado con una abstención con distintos matices, mientras que el histórico Felipe González la ha pedido sin ambages. Ayer Zapatero se sumó al coro pidiendo una reflexión. El PP cree que al socialismo solo le hace falta un pequeño empujón.

Las presiones se van a recrudecer en las próximas jornadas. Todos los partidos, sin excepción, piden al socialismo que actúe para evitar las elecciones y no se quede como un convidado de piedra. Las presiones van desde los que quieren una abstención en bloque de toda la oposición (Coalición Canaria) o del socialismo (Ciudadanos), hasta los que avisan a Pedro Sánchez de que, o se abstiene, o deberá intentar un gobierno alternativo, un análisis en el que coinciden Podemos y los nacionalismos. Además, comienza a perfilarse un bloque PP-Ciudadanos que redoblará la presión a favor de su abstención.

cambios de criterio En su encuentro del miércoles, Rivera se mostró muy conciliador y por momentos pareció dejar atrás su veto a Rajoy. Formalmente, mantiene su negativa a negociar la investidura con él y dice que no irá más allá de la abstención porque quiere regeneración en el partido, pero en su discurso comienzan a deslizarse matices esperanzadores para el PP como, por ejemplo, cuando reconoció tras su encuentro del miércoles que Rajoy es el candidato porque lo ha nombrado el rey, y no tiene sentido especular con lo contrario. El propio Rivera le propuso solemnizar un pacto sobre el reto soberanista catalán, y la vía que han abierto para hablar sobre cuestiones presupuestarias es un canal directo y personal entre los dos líderes.

Sin embargo, C’s se resiste a votar a favor porque es consciente de que comparten buena parte de sus principios ideológicos y podría acabar absorbido por el PP, sin perfil propio y vacío de votos en las elecciones. Es cierto que mantiene pactos con los populares en otras instituciones como en la Comunidad de Madrid de Cristina Cifuentes, pero pudo rascar a cambio algún paso a favor de la regeneración. En las negociaciones de La Moncloa, se ha apuntado que podría producirse la marcha del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz.

Maillo se aferró ayer a los cambios de criterio de C’s para asegurar que en política a veces se declaran “posiciones maximalistas que luego no se cumplen exactamente”. Con mayor retranca, el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, quiso ver avances pero, al mismo tiempo, recordó que las manifestaciones del partido naranja “no son muy constantes”, sino que “depende de cada día”.