ROMA. La segunda vuelta de las elecciones municipales celebradas hoy en Italia, donde se renovaban las administraciones de 126 ciudades, 20 de ellas capitales de provincia entre ellas Roma, Milán, Turín, Bolonia y Nápoles, ha supuesto un duro revés para Renzi y la confirmación del movimiento fundado por el cómico Beppe Grillo como una verdadera alternativa política en el país.
Tanto en Roma como en Turín, el M5S ha roto años de dominio del centroizquierda apostando por dos jóvenes desconocidas y en su primera experiencia política.
En Roma, la candidata "grillina" - como se conocen a los miembros del M5S, Virginia Raggi- una abogada de 37 años y madre de un niño, con dos años de experiencia como concejala en el ayuntamiento de la capital, arrasó en esta segunda vuelta al imponerse por 67,2 % a la baza del PD, Roberto Giaccheti, que quedó en el 32,8 %.
"Esta noche han ganado los ciudadanos de Roma. Quiero agradecer a todos los romanos que me han otorgado este deber importante que realizaré en los próximos cinco años", dijo Raggi en una breve aparición ante la prensa.
Raggi aseguró que dará a Roma "legalidad y transparencia después de 20 años de mal Gobierno y de Mafia Capital (como se conoce la red de infiltración mafiosa que se descubrió en el ayuntamiento).
La derrota en Roma, que desde octubre estaba sin regidor tras la dimisión de Ignazio Marino, abandonado por el PD por un pequeño escándalo de facturas falsas, era algo que se esperaba.
El verdadero e inesperado golpe para el PD y para Renzi ha sido perder Turín, uno de los bastiones históricos de la izquierda.
La candidata del Movimiento 5 Estrellas, Chiara Appendino, ganó en la segunda vuelta de las elecciones municipales por 54,6 % al alcalde y miembro histórico del Partido Democrata (PD), Piero Fassino, que quedó en el 45,4 %.
La joven miembro del M5S, economista y empresaria de 31 años y madre de una niña que nació en enero, remontó los más de diez puntos porcentuales que Fassino tenía de ventaja en el primer turno del 5 de junio.
Renzi había advertido que estas elecciones eran para elegir alcaldes y no un examen al Gobierno, pero estos resultados los tendrá que tener muy en cuenta pues pueden ser un espejo de lo que puede ocurrir ante el importante referéndum que el país celebrará en octubre.
En ese mes los italianos tendrán que decidir sobre la gran reforma constitucional por la que ha luchado Renzi desde que se propuso como primer ministro al entonces Jefe de Estado, Giorgio Napolitano, en febrero de 2014, y que supone el final del bicameralismo perfecto con un Senado con representación regional y pocas funciones.
En el caso de que los italianos no aprueben esta reforma, Renzi ya ha anunciado su dimisión.
La única satisfacción de Renzi y su partido es que en Milán se impuso su candidato, el excomisario de la Exposición Universal, Giuseppe Sala, con el 51,7 %, por delante del representante del centroderecha Stefano Parisi, así como también se confirmó en Bolonia con Virginio Merola.
Renzi se salva porque peor aún le ha ido al centroderecha y sobre todo al partido de Silvio Berlusconi, que desde el hospital donde se encuentra ingresado tras su operación de corazón ha visto la caída de su Forza Italia.
El PD admitió en un comunicado "la derrota sin atenuantes en Roma en Turín", pero aplaudió "la victoria clara y fuerte en Milán y Bolonia contra la derecha", aún así confesó "la amargura por derrotas muy duras".
Mientras que Beppe Grillo en su blog advertía: "Esto es sólo el inicio" y los miembros del M5S aseguraban que su partido se convierte en la "única alternativa" al PD de Renzi.
En Nápoles, el actual alcalde apoyado por listas cívicas y partidos progresistas, el exmagistrado Luigi de Magistris, enemigo acérrimo de Renzi, celebraba con una carrera por las calles del centro su victoria arrolladora con el 66,8 % de los votos respecto al candidato del centroderecha.