Gasteiz - “Gobernar es muy difícil y predicar es muy fácil. Conviene un poquito más de estudio de los temas. Al Gobierno se viene aprendido”. La frase lapidaria del candidato popular, Mariano Rajoy, al término del primer bloque -dedicado a la economía y el empleo- en el debate televisivo de anoche define los términos en los que transcurrió el primer tramo del debate: un asalto de tres contra uno. Si Rajoy fijó su objetivo en el aspirante socialista, Pedro Sánchez, obviando de facto ese supuesto sorpasso que situaría a Unidos Podemos como segunda fuerza política, los otros tres candidatos arrancaron la noche dirigiendo en general sus dardos contra el popular. Una configuración que fue avanzando y ganando en intensidad a lo largo del debate para acabar con un Pedro Sánchez buscando el cuerpo a cuerpo con Iglesias sin descuidar a Rajoy, Iglesias buscando la confrontación con Rajoy y tendiendo la mano al PSOE, Rivera en la ola del ataque a Rajoy e Iglesias y un Rajoy más dedicado a defenderse.
El debate arrancó con un compromiso de los cuatro candidatos, más bien centrado en reafirmar sus estrategias de los últimos meses, para que no haya unas terceras elecciones.
“En este país hay mucho fraude fiscal de algunos amigos de Rajoy que no cotizan aquí”, reprochó Pablo Iglesias al candidato del PP conforme avanzaba el debate, en un primer momento de cierta tensión. Iglesias se centró en Rajoy. “Creo señor Sánchez que se equivoca usted de adversario. Tanto sus votantes como los nuestros querrían vernos juntos”, llegó a espetarle Iglesias al candidato socialista ante el envite del socialista, quien salpicó sus intervenciones en la idea de la pinza PP-Podemos contra el PSOE: “Yo agradezco la mano tendida del señor Iglesias, lo que le diría es que antes soltara la mano del señor Rajoy”.
“Si usted tiene más votos que nosotros volveré a proponer que usted sea presidente”, lanzó en un momento dado el aspirante de Unidos Podemos que insistió a Sánchez en que tendrá que elegir entre un gobierno del PP o pactar con su formación. Un toma y daca entre Iglesias y Sánchez que tuvo como principal telón de fondo su fallido intento por llegar a un acuerdo y el juego de culpas al respecto. “Permisos de paternidad, maternidad, esas palabras me suenan? Las pronuncié en mi discurso de investidura y usted, señor Iglesias, votó en contra. Y ahí las consecuencias: que Rajoy sigue aquí”, espetó Sánchez tras dedicar también sus ataques a la gestión de Rajoy: “Si continúa al frente del Gobierno, previsiblemente habrá más recortes y nuevas subidas de impuestos a la clase media y trabajadora y previsiblemente seguiremos teniendo casos de corrupción semana tras semanas en los medios de comunicación”.
Ahora bien, el ataque más duro de Sánchez -que intentó ganar protagonismo, según avanzaban los minutos y tras un inicio más bien gris, precisamente buscando el enfrentamiento con el candidato de Unidos Podemos- a Iglesias llegó en el capítulo de corrupción, cuando el socialista deslizó a Juan Carlos Monedero y la beca de Íñigo Errejón antes de volver su discurso hacia Mariano Rajoy: “Señor Rajoy, usted tenía que había dimitido cuando se conoció que Bárcenas tenía 40 millones en Suiza. Pero está aquí por el señor Iglesias”, insistió.
Iglesias desdeñó explícitamente al candidato de Ciudadanos. “Entre la copia y el original, me quedo con el original, nuestro adversario es el PP”, dijo el candidato morado a Albert Rivera, quien hizo notables equilibrios por afianzar ese espacio centrado entre fuerzas pero convirtiéndose en la principal punta de lanza contra el candidato de Podemos: “No dice otra cosa que no sea derogar. Hace un diagnóstico magnífico, pero no propone nada”.
“Estos señores están todo el tiempo hablando de mí (...) Soy el candidato que se quiere ocupar de los problemas de los españoles”, decía Rajoy, quien exhibió gestión a golpe de gráfico al inicio del debate y luego aireando la herencia recibida del anterior gobierno socialista. Quizá el cuerpo a cuerpo más duro que vivió Rajoy fue precisamente en el tramo que versó sobre la corrupción y la regeneración democrática y con Albert Rivera: “Le he escuchado que he cobrado dinero negro -dijo Rajoy rememorando una intervención televisiva del candidato de C’s-. Y eso es mentira”, replicó Rajoy -que se movió desdibujado en este terreno- a lo que el aspirante naranja insistió: “Lo vio toda España”. Rivera convirtió este momento del debate en su momento estelar, dirigiendo a Podemos también acusaciones sobre la financiación de este partido desde Venezuela que enervaron a Iglesias.
Al filo ya de la media noche, la discusión entraba en terreno catalán. “Vamos a defender la unidad, la soberanía nacional. Quiero que todos los españoles decidan sobre su país. Con la propuesta de Iglesias solo podría votar Rivera en Cataluña”, decía un Rajoy que recuperaba el tono sosegado en un tema que le refuerza ante su electorado. ¿La celebración de un referéndum va a ser una condición indispensable en la formación de Gobierno?, le preguntaba el moderador a Iglesias: “En una negociación nunca hay líneas rojas”, sentenció el líder de Podemos, después de que Sánchez zanjara: “Frente al referéndum que defiende Iglesias, yo defiendo vivir juntos”.
Al cierre de esta edición, el debate se adentraba en el último bloque, dedicado a los pactos, sin demasiadas novedades en las posiciones respecto a lo ya conocido, para concluir con el minuto de oro.- M.I.