madrid - La oposición al Gobierno en funciones español se unió ayer para intentar tumbar dos de las leyes estrella del PP aprobadas en la pasada legislatura. La iniciativa, sin embargo, puede quedarse en un brindis al sol si no se produce el desalojo de La Moncloa a Mariano Rajoy. Si se mantiene como presidente español lo de ayer quedará en papel mojado. En cualquier caso, la soledad de los populares en el Congreso quedó ayer nuevamente patente cuando PSOE, Podemos y sus confluencias territoriales, Ciudadanos y las fuerzas nacionalistas unieron sus votos para solicitar la derogación de dos de las normativas más polémicas que el Ejecutivo de Mariano Rajoy gestó a golpe de rodillo parlamentario: la Ley de Seguridad Ciudadana -también conocida como Ley Mordaza- y la referente a la prisión permanente revisable. Solo UPN brindó su apoyo a los populares ante una bancada rival que continúa desmantelando las normas puestas en marcha sin consenso en los cuatro años anteriores, refrendando además la soledad en la que se ha instalado la formación.

La proposición de ERC para modificar y dejar sin efecto la Ley Mordaza -que entró en vigor en julio del pasado año- fue tumbada en una Comisión de Interior del Congreso al considerarla como una normativa “reaccionaria”, que otorga “facultades excesivas” a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Ayer sí pudieron consumarse las advertencias de la oposición, que ya desde el arranque en la tramitación de la ley en la anterior legislatura pusieron el grito en el cielo frente la actitud del PP. De hecho, volvieron a censurar los postulados que la Ley Mordaza promueve, si bien el PSOE -que recurrió algunos de sus artículos ante el Tribunal Constitucional hace unos ocho meses- consiguió modificar los términos de su redacción con una enmienda para acordar con los republicanos catalanes que la iniciativa también recuperase los preceptos de la Ley Corcuera de 1992, conocida como la de la patada en la puerta. La unión de la oposición en la Cámara baja se hizo paso entre reclamaciones a la “mala praxis” de Rajoy, si bien la derogación completa no cosechó semejante unión entre las fuerzas políticas. Podemos y Ciudadanos, por ejemplo, chocaron en el debate. Desde las filas populares, por el contrario, se lamentó la “demagogia” por “obtener un rédito político” en una materia que es “cuestión de Estado”.

Más mordaz fue la crítica a la prisión permanente revisable incluida en la última reforma del Código Penal, una normativa que la oposición volvió a calificar de “inconstitucional”. El contexto para que la mayoría tumbase la posibilidad de aplicar la cadena perpetua para ciertos delitos fue similar, aunque en este caso se dio en la Comisión de Justicia. Y con una mayor cohesión, si cabe, ya que cosechó un mayor entendimiento entre una oposición que continúa desmantelando las normativas más polémicas de la anterior legislatura en la que los populares disponían de una cómoda mayoría para hacer y deshacer a su antojo. Las tornas han cambiado tras el 20-D, si bien las dos derogaciones efectuadas ayer -que pudieron ser tres si Ciudadanos no se hubiera descabalgado a última hora del acuerdo sobre la Lomce- deberían ser refrendadas por un Ejecutivo en funciones, ya que sus efectos en el ámbito legislativo quedarían por ahora en suspenso. La lista de leyes redactadas por el PP en proceso de derogación podrían aumentar, ya que la próxima acometida de la oposición podría ser la anulación de la reforma electoral. En este contexto, el Ejecutivo en funciones de Rajoy sigue sin aprestarse a someterse al control del Congreso y tensando la relación entre ambas instituciones. Ayer fue la ministra de Fomento, Ana Mato, quién personificó el segundo plantón. El titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, podría ser el siguiente.

‘Ley Mordaza’. El PP se quedó casi solo en su defensa de la normativa de Seguridad Ciudadana. La oposición abogó por volver a la ‘Ley Corcuera’ o de ‘patada en la puerta’, fechada en 1992.

Prisión permanente. Un mayor consenso de la oposición dio forma a la propuesta para la derogación de la reforma del Código Penal del PP, que incluye la la cadena perpetua en la legislación.

La oposición se unió dos veces para tumbar las normas más impopulares de la anterior legislatura. La soledad del PP, al que solo apoyó UPN, sigue in crecendo.