vitoria - El 20-D se teñirá en Euskadi de color jeltzale. Un nuevo éxito en las urnas permitirá al PNV recuperar la hegemonía en unas elecciones generales al adelantar a EH Bildu, que bajo la marca de Amaiur venció en escaños hace cuatro años, y pese a la fuerte irrupción en el mapa político vasco de Podemos, que en su primera comparecencia en unos comicios de esta índole le disputa la segunda plaza a la coalición soberanista. La CAV, donde las fuerzas estatales ahondan su sangría -principalmente un PSE incapaz de frenar su pérdida de peso desde que entregó la Lehendakaritza-, se erige en una isla en comparación con el Estado, y es que mientras las encuestas en España sitúan en cabeza a PP y Ciudadanos, ambas formaciones ocuparían el farolillo rojo en suelo vasco, según el sondeo de intención de voto realizado por Gizaker encuestas para el Grupo Noticias.

La estimación otorga al PNV 6 diputados y una ventaja de diez puntos porcentuales sobre EH Bildu, a quien ya superó en sufragios en 2011 pese a lograr un escaño menos. Los jeltzales, con un 30,5% de papeletas, serían a buen seguro premiados tanto por su labor al frente de todas las instituciones, Gobierno Vasco, diputaciones y los ayuntamientos de las tres capitales, como por el trabajo desempeñado en Madrid esta última legislatura batallando contra el afán recentralizador del Gabinete Rajoy, amén de que el electorado vasco puede percibir que su autogobierno, y una herramienta básica como el Concierto Económico, se halla en peligro dadas las intenciones de los partidos españolistas de reformarlo, e incluso desde algún sector de suprimirlo, en aras de una presunta solidaridad territorial.

La coalición abertzale, que basará su campaña en mimetizar el proceso rupturista catalán, se dejaría cuatro puntos y dos de los seis escaños que ostentaba, los que le sirvieron para liderar las últimas generales, descenso que puede fundamentarse en el empuje de Podemos, a quien aventajaría en poco más de un punto, y es que la fuerza morada, pese a la crisis abierta en Euskadi con la dimisión reciente de su líder, Roberto Uriarte, irrumpiría con cuatro diputados y un 19,2% de respaldo -cinco puntos más que en la cita del pasado mayo a Juntas Generales-. Todo apunta a que el factor Pablo Iglesias, la frescura del voto joven y la oferta de una consulta sobre el derecho a decidir beneficiaría a esta sigla emergente.

batacazo socialista En el otro lado de la balanza se colocaría un PSE que, lejos de recuperar algo de terreno, continúa rompiendo su suelo, sin ver el fondo, puesto que perdería la mitad de su representación, quedándose con solo dos escaños y un 13% de apoyo, cediendo casi ocho puntos, afectado también por la aparición en escena de Podemos y posiblemente por la incapacidad de ilusionar desde Ferraz a su tradicional votante. De ratificarse este derrumbe sin paliativos tocaría comprobar cómo de dañado quedaría el liderazgo de Idoia Mendia. Desde luego, lejos queda el día, en 2008 y dos días después de que ETA asesinara al concejal Isaías Carrasco, en que los socialistas barrieron al PNV en las urnas.

En idéntica senda derrotista queda sumergido el PP, a quien no salva la toma de riendas por parte de Alfonso Alonso tras la polémica dimisión de Arantza Quiroga, de manera que los populares se quedarían con dos asientos, entregando uno, y por debajo de la barrera del 10%, apenas la mitad de sufragios que los obtenidos cuando Rajoy se hizo con la mayoría absoluta. Lo que no parece que tendrá efecto en Euskadi es el auge personalista que recorre el Estado bajo la figura de Albert Rivera, ya que Ciudadanos, con un 3,7% de los votos, se quedaría sin representación. El ciudadano vasco ejercería de dique ante la marea naranja, formación dispuesta a eliminar lo que entiende como “privilegios” para la CAV y que destila un cariz marcadamente antinacionalista. Tampoco tendrían espacio Ezker Anitza-IU Unidad Popular ni UPyD, al no llegar al 2% de apoyo. El voto útil a Podemos pasaría factura al partido al que pone cara Alberto Garzón a nivel estatal.

Por territorios, el PNV no encuentra rival en Bizkaia. La lista al Congreso que encabeza Aitor Esteban mantendría sus tres diputados con un 35% de sufragios, dos puntos más que en 2011 y quince por delante de Podemos, que se erigiría en segunda fuerza, con dos escaños y un crecimiento en tamaño del 25% respecto al logrado hace seis meses en la convocatoria a Juntas. La formación que lidera Eduardo Maura, pese a las discrepancias por su nombramiento con la exdirección del partido en suelo vasco, no solo desbancaría a EH Bildu, que cedería un asiento y casi tres puntos, sino que el 20% de voto que recibiría es probable que sea producto del batacazo socialista, que también perdería uno de sus dos representantes y más de ocho puntos porcentuales, del 21,6% al 12,9%. El PP, pese a mantener su diputado, sufriría una merma considerable en papeletas, del 17,9% al 8,7%.

sémper se quedaría sin acta Los jeltzales lograrían un nuevo sorpasso en Gipuzkoa, donde la plancha de Joseba Agirretxea sumaría un escaño al que ya había en la mochila, superando en tres décimas -28,5% frente a 28,2%- a EH Bildu, que perdería uno de sus tres representantes al dejarse hasta siete puntos en su feudo fetiche. Podemos se estrenaría con un 18,1% de apoyo que le entregaría un diputado, relegando al PSE, que ve disminuido su granero de sufragios en casi siete puntos pese a retener su representante, algo que no puede hacer el PP, lo que dejaría fuera del Congreso a Borja Sémper, y es que los populares apenas alcanzarían un respaldo del 5,6%, lejos del 13,9% de 2011.

El partido de Alonso aguanta en Araba. Su victoria en este herrialde, pese a la merma porcentual de cinco puntos (22,5%), supondría su único consuelo en un territorio donde PP, PNV, EH Bildu y Podemos se repartirían un escaño cada uno. La pugna por el segundo escalón se prevé cerrada, ya que los jeltzales, con Mikel Legarda a la cabeza, amarrarían un 18,9% de votantes, tres décimas por delante de la marca morada y casi dos puntos y medio más que la coalición abertzale. Sin duda, la debacle lleva escrita las siglas del PSE, donde el agrio debate sobre el liderazgo alavés ya le pasó factura hace solo medio año. Números cantan: los socialistas pasarían en este territorio de un 23,7% de respaldo a únicamente un 10,4%, escasamente tres puntos más que Ciudadanos, quien no araña asiento pese a firmar aquí su mejor dato, un 7% de votos.

Esta encuesta se realizó entre el 14 y 18 de noviembre a una muestra de 1.800 personas. Para determinar la franja de indecisos, se pregunta sobre el sentido de voto si las elecciones fueran mañana mismo, y un 13,4% no lo sabe aún. En el Estado, según el CIS, son un 19,1% (el porcentaje del 41,6% no se refería a esos indecisos reales porque no era la respuesta a qué votarían mañana, sino, en general, si tenían decidido el voto).