Tras el hallazgo de un pasaporte registrado en una isla griega en uno de los escenarios de los atentados de París, que al parecer es falso, muchos refugiados temen ahora que se les vea como potenciales terroristas en lugar de como víctimas de una guerra. El temor a una ola de xenofobia ha alertado a algunos dirigentes políticos en Europa, y tras las advertencias lanzadas desde Grecia y Alemania, ayer lo hizo el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean Claude Juncker.
Desde la cumbre del G-20 en Antalya (Turquía), Juncker pidió a todos en Europa “no confundir” a los terroristas que perpetraron la cadena de atentados del viernes en París con los refugiados que “huyen de la filosofía y mentalidad que inspiran” estos actos.
El caso es que “los refugiados están aterrorizados”, como explica Tzanetos Antypas, presidente de Praksis, una organización griega que presta ayuda social y médica a los recién llegados, quien agrega que muchos tienen miedo a que se produzca una reacción de rechazo generalizado en la sociedad, un “automatismo social”. “¿De qué nos acusan?, nos preguntan. Nosotros estamos aquí para seguir nuestro camino, dicen”, relata Antypas.
En una línea similar se expresa el presidente del movimiento antirracista griego KEERFA, Petros Konstantinu, quien además opina que los atentados de París servirán a muchos de los Estados que no querían abrir sus fronteras para trasladar un mensaje racista y xenófobo.
Konstantinu cree además que es una hipocresía calificar de potenciales terroristas a personas que han sido obligadas a abandonar su país no solo ya a causa de los bombardeos del presidente sirio, Bashar el Asad, y de Estado Islámico, “sino de Estados Unidos y de Francia”, todo porque se encontró un pasaporte en uno de los escenarios del crimen.
Tampoco Antypas tiene duda de que el asunto del pasaporte elevará los sentimientos de xenofobia, intolerancia y racismo. “Pero yo me pregunto: ¿hasta qué punto puede ser considerada culpable una mujer embarazada que huyó de su país? ¿El objetivo de esta mujer era llegar a Europa para transformarse en kamikaze? ¿Hasta qué punto puede ser considerado culpable el hombre que camina con un niño sobre sus hombros en medio de la lluvia? ¿Es su sueño convertirse en kamikaze una vez llegado a Europa?”, clama Antypas.
Los pasaportes Uno de los pasaportes encontrados en uno de los lugares de las matanzas de París estaba a nombre de un ciudadano sirio, pero no hay certeza de que perteneciera realmente a la persona junto a la que fue hallado. Ya ayer, el ministro de Protección Ciudadana, Nikos Toskas, advirtió de que no se debían sacar conclusiones precipitadas. Lo único que se sabe a ciencia cierta es que el pasaporte fue registrado en el campamento de acogida de la isla de Leros el 3 de octubre pasado. A la persona que lo portaba se le tomaron las huellas dactilares y se le abrió un archivo de registro. Todos estos datos fueron transferidos a las autoridades francesas, pero Toskas advirtió de que no está claro que el pasaporte perteneciera a la persona a la que se le tomaron las huellas, ni si era uno de los terroristas muertos o una víctima.
Según informó ayer el Ministerio del Interior serbio, el pasaporte estaba a nombre de un refugiado con las iniciales A.A. que entró en Serbia el 7 de octubre, es decir, cuatro días después de ser registrado en Grecia. De acuerdo al diario serbio Blic, las siglas corresponderían a Ahmed Almuhamed. La agencia de noticias serbia Tanjug señaló que se trata de una persona sobre la que pesaba una orden de búsqueda y captura de la Interpol.
Sin embargo, los servicios de inteligencia de Estados Unidos no excluyen que el pasaporte fuera falso. Los medios griegos se hicieron ayer eco de unas declaraciones a la cadena de televisión CBS de un funcionario estadounidense, que afirma que el número del documento no corresponde a ningún pasaporte expedido por las autoridades sirias y la foto no coincide con el nombre del propietario. Otro pasaporte sospechoso en un primer momento, hallado cerca del Estado de Francia, pertenecía a un joven egipcio que resultó herido en los atentados.
Mientras tanto, continúan llegando a diario miles de refugiados a través de las islas griegas, más de 6.500 tan solo el sábado. En una de las operaciones de salvamento que también tienen lugar a diario, los guardacostas hallaron ayer a 170 personas abandonadas por traficantes en la pequeña isla desierta de Gioura, al norte de Alonissos.