vitoria - La izquierda abertzale dio ayer la sorpresa al amagar con salir de la Ponencia de Autogobierno. Tiene la impresión de que no va a servir para nada después de que el PNV admitiera la dificultad de alumbrar un texto articulado antes de que acabe la legislatura, en otoño del próximo año, y después de que apostara por consensuar al menos las bases mínimas del nuevo estatus, todo ello con un calendario que a EH Bildu le parece demasiado laxo. ¿Significa que va a abandonar de manera inminente la ponencia? Fuentes de la coalición consultadas por este diario explican que la próxima semana registrarán en el Parlamento su propuesta de ley de consultas, deberá convocarse un Pleno para debatir si se admite a trámite y, aunque considerarían una mala señal que se tumbara la iniciativa, ese desenlace no provocaría que dejaran la ponencia. Tampoco quieren especular con su marcha si concluyeran que la ponencia no da mucho de sí cuando acabe el plazo para presentar propuestas sobre el nuevo estatus el 29 de diciembre y se debatan el 13 de enero. Realmente, no han llegado a fijar las condiciones o los plazos para marcharse, y reducen su alegato de ayer a un “toque de atención” al PNV. Antes tenían los dos pies en ese foro pero, ahora, simplemente tienen un pie fuera. Intentarán relanzar la ponencia y, si no aprecian los cambios que desean, se irán.
Aunque el amago de salir de la ponencia no vaya a tener efectos prácticos a corto plazo, sí les permite forjar un discurso propio en puertas de las elecciones generales del 20 de diciembre aferrándose a la independencia y el derecho a decidir ya que, en materia de paz y reconocimiento del daño causado, no se esperan novedades y se especula con que aguarden al próximo Gobierno para no quemar bazas con un Mariano Rajoy que creen que despreciará cualquier gesto. En las propuestas sociales tampoco lo tendría fácil porque se topará con la competencia de Podemos. Según la encuesta del Gobierno Vasco publicada anteayer, le pisa los talones con un empate a cuatro escaños. El PNV ganaría las elecciones con seis asientos, y EH Bildu se quedaría con cuatro, en una segunda plaza muy disputada con Podemos. Además, según ha podido saber este periódico, en círculos jeltzales no recibieron como algo casual que la coalición propusiera cerrar el plazo de propuestas del estatus el 2 de diciembre, porque la campaña arrancará en la medianoche del día 4.
Todo apunta a que EH Bildu seguirá unas cuantas semanas o meses más en la ponencia. Por lo pronto, la tramitación de su Ley de Empoderamiento de la Ciudadanía (ley de consultas) se dilatará varios meses, empezando por que quizás no haya margen para celebrar el Pleno de toma en consideración en noviembre, y los plenos presupuestarios centrarán diciembre. Después de la toma en consideración, llegarían las enmiendas y las negociaciones. Teniendo en cuenta que no queda demasiado para que acabe la legislatura, es probable que el debate final coincida con los últimos compases del mandato, de modo que la discusión volvería a entrar en campaña, esa vez en las autonómicas. El PNV no ha recibido comunicación privada de las intenciones de la izquierda abertzale y no se atreve a especular con su continuidad en la ponencia. Tampoco quiere aventurar si optaría por desactivar el foro tras la marcha de EH Bildu, como sucedió con la Ponencia de Paz cuando se fueron los socialistas. Una espantada, por cierto, muy criticada por la izquierda abertzale.
EH Bildu mira ya a Catalunya y desea emprender en Euskadi un proceso similar hacia la independencia. Ayer volvió a asegurar que en Euskal Herria se necesita que los parlamentos “decidan dejar de ser parlamentos autonómicos”. Los jeltzales rechazan comparar ambos escenarios y piden a la izquierda abertzale que sienta las mismas urgencias cuando se trate de reconocer el daño causado por ETA. Creen que una de las principales diferencias con Catalunya es que Euskadi aún debe cerrar el capítulo de la paz. Dentro de la propia EH Bildu, los ritmos son diferentes en función del territorio. Su líder en el Parlamento navarro, Adolfo Araiz, matizó ayer que en Nafarroa el “tema prioritario” es el “cambio político”, aunque no renuncian a que el territorio “en un momento determinado” tenga también que ejercer su derecho a decidir.
El presidente de Sortu, Hasier Arraiz, por su parte, lamentó ayer que la ponencia del estatus vaya a terminar la legislatura sin concluir las tareas para las que fue constituida, y consideró un “fraude a la ciudadanía” la postura del PNV. “No tiene intención de cumplir sus promesas electorales”, criticó. Sin embargo, no dio carpetazo a la ponencia. “Aún estamos a tiempo de que sirva de verdad a sus objetivos originales. Vamos a esforzarnos en que sea así, en que sirva para dar pasos, para que la sociedad vasca sea al menos un poco más dueña de su futuro que hace cuatro años. De lo contrario, no tiene sentido participar de algo que no va a servir para nada”, sentenció.
“pelea de gallos” La polémica estalló anteayer, cuando la ponencia se reunió para poner sobre la mesa el resumen de las comparecencias de expertos y para subrayar los términos que más se repetían. Unos conceptos, como el derecho a decidir, sobre los que deberán pronunciarse los partidos por escrito hasta el 29 de diciembre. El PNV quiere dejar el debate al margen de la pugna electoral de las generales y, por ello, la fecha se situó después del 20 de diciembre, una decisión que vio acertada el socialismo. PP e izquierda abertzale se opusieron.
Desde el PNV, Joseba Egibar vio “mucho vértigo político” en EH Bildu, que “se tiene que enfrentar a un papel en blanco, poner negro sobre blanco sobre qué bases políticas, económicas o sociales pretende construir el proyecto que haga avanzar a este pueblo”. El PSE presentará sus propuestas pese a las tensiones de ayer, y el PP habló de “pelea de gallos”.