Edimburgo - La nueva líder del Partido Nacional Escocés (SNP, en inglés), Nicola Sturgeon, utilizó su primera intervención oficial como jefa de la formación como pistoletazo de salida para la carrera electoral que pasará primero por los comicios generales del próximo mes de mayo y finalizará con las elecciones escocesas en el 2016. En este sentido, Sturgeon avisó de que el mantra laborista que los presenta como la única forma de alejar a los conservadores del gobierno británico es “el mayor timo de la política escocesa”.
En la Conferencia anual del partido en Perth, Sturgeon dibujó las que serán las líneas maestras para la campaña de las elecciones generales del 2015: una crítica feroz a laboristas y conservadores y la defensa del SNP, al que calificó como “el partido de Escocia”, como el único capaz de representar los intereses del país en Londres. La nueva líder mostró su aspiración de convertirse en el partido “llave” a la hora de decidir la formación del próximo ejecutivo británico. Para ello, lanzó un mensaje a los escoceses asegurando que “el SNP nunca pondrá a los conservadores en el gobierno”.
Tal y como anunció el viernes, su objetivo es convertir a los nacionalistas en la formación más votada en Escocia el próximo mes de mayo. De esta forma, llevarán a cabo una dura campaña centrada, especialmente, en desacreditar a los laboristas, la formación que tradicionalmente más apoyo recibe en Escocia en las elecciones generales. Así, instó a los delegados nacionalistas en Perth, y también al resto de ciudadanos, a no creer en que apoyar a la formación que dirige Ed Miliband es la única manera de evitar que los conservadores vuelvan a gobernar en Londres.
Sturgeon recordó que los laboristas fueron los más votados en los últimos comicios y, a pesar de ello, David Cameron se convirtió en primer ministro gracias al apoyo de los liberaldemócratas. La nueva líder nacionalista admitió que “si Inglaterra apoya a los conservadores, da igual que opción votemos en Escocia” y alertó contra la posibilidad de un gobierno conjunto entre los tories y la formación ultraconservadora UKIP. Sturgeon aprovechó el momento para recordar a las televisiones británicas que su formación tiene, hoy por hoy, más afiliados que los liberaldemócratas y UKIP juntos por lo que calificó de “ultraje democrático” que en los debates televisados de la campaña se excluya a los nacionalistas en favor de las otras dos formaciones. Lo cierto es que el SNP tiene razones para acariciar la posibilidad de ser la formación que decante la balanza en el próximo ejecutivo británico. Según la última encuesta desvelada ayer mismo, un 42% de ciudadanos respaldarían a los nacionalistas el próximo mes de mayo, mientras que solo votarían a los laboristas el 25% de los escoceses.
Consciente del buen momento que vive su formación, la nueva jefa de los nacionalistas animó a los escoceses a “pensar cuánto podría ganar el país con un gobierno laborista en Londres que dependiera del apoyo del SNP”. Sturgeon aseguró que los laboristas se verían obligados a incrementar las competencias del norte de la isla y señaló que “tendrían que pensar otra vez” antes de incrementar el número de submarinos nucleares en la base del río Clyde.
Deshacerse del armamento nuclear del oeste del país es una de las grandes peticiones históricas del SNP. Sturgeon insinuó ayer que podría utilizarlo como moneda de cambio para apoyar las decisiones de un hipotético gobierno laborista en Londres. Se trata, sin embargo, de un paso arriesgado ya que la formación que dirige Ed Miliband siempre se ha mostrado firme partidaria de mantener las cabezas nucleares en Escocia.
Críticas al laborismo Sin embargo, los laboristas atraviesan uno de sus peores momentos en Escocia. Hace unas semanas, su líder, Johann Lamont, dimitió acusando a la directiva del partido de tratar al laborismo escocés como “una franquicia de Londres”. Además, la imagen de los laboristas haciendo campaña junto a los conservadores durante el referéndum ha jugado en contra de la credibilidad de la formación. A esto hay que añadir la posibilidad de que la prometida ampliación de competencias no se realice siguiendo el calendario previsto y propuesto por, nada más y nada menos, que el exministro laborista Gordon Brown.
La nueva líder nacionalista aprovechó la ocasión para asegurar que los laboristas “han perdido su alma” y dan prioridad a “las trampas de Westminster antes que a perseguir una Escocia más justa”. Por eso insistió en que el Partido Laborista es “una barrera al progreso” y, casi como si de un mitin electoral se tratara, subrayó que “Escocia solo gana si gana el SNP”.
Sturgeon hizo esta frase extensiva a las siguientes elecciones escocesas previstas en el año 2016. En este sentido, la que el miércoles se convertirá en la primera mujer en ser ministra principal del país, anunció la mejora salarial para los empleados públicos de la limpieza así como un incremento en las ayudas a la conciliación laboral si los escoceses vuelven a depositar su confianza en los nacionalistas.
Durante su intervención, Sturgeon elogió una vez más a su antecesor y mentor, Alex Salmond, al que describió como “héroe de nuestro movimiento y adalid de la nación”, entre una gran ovación de los asistentes. Tras afirmar que es “el mayor orgullo” de su vida liderar el partido, concluyó: “Escocia se convertirá en un país independiente”.