El ataque, en el que un trabajador de la misma nacionalidad resultó gravemente herido, se produjo anoche en una planta de la localidad de Waza, ciudad fronteriza con Nigeria y próxima a principal zona de acción de la milicia.

Otros diez empleados, también de nacionalidad china, desaparecieron tras el asalto, relató el gobernador de esta región, Awa Fonka Augustine, quien apuntó hacia Boko Haram como responsable del mismo.

Los atacantes llegaron en un convoy de vehículos y, tras cortar la corriente eléctrica en toda la población, se dirigieron hacia la instalación petrolera, donde ocuparon el edificio de oficinas.

Vecinos de la localidad aseguraron a Efe haber escuchado varias explosiones procedentes de la planta, donde el Ejército camerunés, que dispone de una base en las proximidades, no pudo hacer nada por evitar el ataque.

Camerún, que participa hoy en la cumbre de jefes de Estado que se celebra en París para intentar combatir a Boko Haram, ha reconocido que las acciones de este grupo islamista le afectan directamente y que han dejado de ser un asunto nigeriano, como hasta ahora.

Desde que la Policía acabó en 2009 con el líder del grupo armado, Mohamed Yusuf, los radicales mantienen una sangrienta campaña que ha causado más de 3.000 muertos y miles de desplazados.

Su último salto a la primera línea de la actualidad aconteció la semana pasada, cuando la comunidad internacional reaccionó al secuestro de más de 200 niñas en un pueblo del nordeste de Nigeria que se produjo el pasado 14 de abril.

Boko Haram, que significa en lenguas locales "la educación no islámica es pecado", lucha por imponer la "sharía" o ley islámica en su país, de mayoría musulmana en el norte y predominantemente cristiana en el sur.

Con unos 170 millones de habitantes integrados en más de 200 grupos tribales, Nigeria, el país más poblado de África, sufre múltiples tensiones por sus profundas diferencias políticas, religiosas y territoriales.