bilbao. Una multitudinaria manifestación recorrió ayer las calles principales de Bilbao para reclamar al Gobierno español que no ponga obstáculos al proceso de pacificación y al final de ETA. Fueron decenas de miles de personas, entre 100.000 y 110.000 según la Policía Municipal, las que respaldaron el lema de la marcha Giza eskubideak. Konponbidea. Bakea convocada por las fuerzas políticas y los sindicatos abertzales. La afluencia fue tan masiva que durante la hora y cuarto que se prolongó el acto -entre las seis y las siete y media de la tarde- el tráfico estuvo colapsado en el centro de la capital vizcaina.
En un país demasiado habituado a los días históricos en el terreno político, para encontrar algo parecido a lo de ayer habría que remontarse en el tiempo catorce años para ver tras la misma convocatoria y pancarta al PNV con la izquierda abertzale. Solo por esto, y también por la multitudinaria respuesta, lo vivido en Bilbao sí puede considerarse un acto atípico y casi sin precedentes.
Tan inusual foto la ha propiciado el Gobierno de Rajoy con su política de bloqueo al proceso de pacificación y convivencia que ha soliviantado incluso al PNV y al Ejecutivo de Urkullu hasta el punto de salir a manifestarse junto con la izquierda abertzale.
La última operación policial contra los abogados de los presos de ETA (los detenidos el miércoles pasarán mañana ante el juez de la Audiencia Nacional) y la prohibición el viernes por los tribunales de la manifestación de Tantaz Tanta prevista para ayer han sido la gota que ha colmado la paciencia de la formación jeltzale. También la del lehendakari Urkullu, que el mismo viernes llegó a calificar al ministro del Interior como persona "no adecuada" para el actual tiempo político, reproche de trazo muy grueso en boca de Urkullu. Todo ello cuando parece que se acaricia la posibilidad si no de una disolución de ETA, sí de una entrega de armas o quizás de un gesto de desarme, al que estaría abocada la banda.
Antes de echar a rodar la manifestación desde La Casilla, el presidente del Gipuzko Buru Batzar del PNV, Joseba Egibar, defendió la presencia de su partido en las calles de Bilbao señalando que con ello se pretende con esta iniciativa que "el camino iniciado, el nuevo tiempo a construir en Euskadi, se construya desde la base del respeto a los derechos humanos, que el diálogo y los acuerdos sean la base de relación de las formaciones políticas, y que todos y cada unos de los agentes concernidos, sean partidos políticos, instituciones o la propia ETA, den los pasos que la sociedad vasca exige". El burukide jeltzale abogó asimismo por consolidar definitivamente un escenario de paz y convivencia. "Ese es el motivo de nuestra participación en esta marcha. Es una apuesta por la paz y por la convivencia", subrayó.
El presidente de Sortu, Hasier Arraiz por su parte, recalcó que se trataba de "una situación excepcional" y que "le hemos dado una repuesta extraordinaria" y "hemos sabido estar a la altura". En este sentido, añadió que el Estado español "no quiere un escenario de paz, democracia y libertad para Euskal Herria".
Los focos estaban puestos sobre la delegación del PNV y la de Sortu. No obstante, también el resto de los partidos abertzales convocantes (EA, Aralar y Alternatiba, a los que se adhirieron Geroa Bai y Abertzaleen Batasuna), así como los dos principales sindicatos abertzales, ELA y LAB, también se personaron con una representación destacada.
El secretario general de ELA, Adolfo Muñoz, cargó contra el PP, convencido de que la única menar de frenar a ese partido "que se codea y compite con la extrema derecha" es la movilización. "El PP es un problema y un obstáculo para todo" y "hay que dejarlos aislados", insistió. Patxi Zabaleta, de Aralar, señaló que "lo que hace posible la unión en esta manifestación, entre otras circunstancias que también se han dado, son los lemas mismos de la manifestación: los derechos humanos, y junto con ellos, el acuerdo y la paz".
simpatizantes del pnv Hasta aquí todo lo relacionado con el guion escrito por los convocantes. Sin embargo, una vez que la manifestación empezó a rodar fue tomando otro cariz, ya que lo que tenía que ser un acto silencioso y sin simbología, tal y como acordaron expresamente los partidos convocantes derivó en un acto habitual de la izquierda abertzale. El silencio quedó roto nada más iniciarse la marcha, cuando alcanzó un nutrido grupo de simpatizantes de Etxerat situado a un lado empezó a lanzar consignas en favor de los presos de ETA, su regreso a casa y la amnistía. La marcha integró en su útero a este grupo y a partir de entonces estas soflamas fueron una constante al paso de la cabeza de la manifestación.
Este periódico ha podido confirmar que simpatizantes del PNV abandonaron la manifestación al no respetarse el acuerdo de celebrar en silencio el acto. Resulta imposible saber y calcular en qué medida las bases jeltzales secundaron la convocatoria realizada desde Sabin Etxea para que acudieran a Bilbao, pero la cúpula del partido -liderados por el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, y los líderes de los cinco territoriales Itxaso Atutxa, Joseba Egibar, Xabier Agirre, Manu Aierdi y Txaro Goikolea- estuvo en mayor o menor medida acompañada por militantes y afines. También estuvieron otros destacados dirigentes institituciones y políticos como Bakartxo Tejeria, presidenta del Parlamento Vasco, José Luis Bilbao, diputado general de Bizkaia, o los jelkides Joseba Aurrekoetxea y Markel Olano.
Sortu también movilizó a su plana mayor, liderados por Rufi Etxeberria, Joseba Permach y Pernando Barrena, así como el diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano, y el alcalde de Donostia, Juan Karlos Izagirre. Por parte de Aralar destacó la presencia de Patxi Zabaleta y de EA, Ikerne Badiola.
Rememorando el Pacto de Lizarra, la idea de una posible unidad de acción abertzale también sobrevoló la marcha tras la convocatoria conjunta de la marcha por parte de Sortu y PNV. Si antes había alguna duda, por lo visto ayer en las calles de Bilbao esta vía tiene pocos visos de convertirse en realidad una vez pasado el estupor por la última actuación del Gobierno español.